Secciones
Servicios
Destacamos
Concha Corral no se conformó con ser la esposa de un acaudalado indiano. Articulista ocasional y poeta tomó las riendas de los negocios familiares en Santander y en México, donde había nacido en 1889 de padres asturianos. Se casó a los 23 años en un pueblecito mexicano de la provincia de Querétaro con Tomás Rivero, un emigrante asturiano de Villaviciosa que había hecho una importante fortuna con un gran taller de artes gráficas, 'La Carpeta', del que mantenía la propiedad.
Concepción Corral de Dios llegó a Santander en 1917, con su marido y sus dos hijos, José Ramón y Elena. El matrimonio adquirió la propiedad del periódico El Cantábrico –que anteriormente había dirigido el ya entonces fallecido José Estrañi– con domicilio social en la calle de Carbajal número 2. Concha figuraba como copropietaria. Era el año 1922 cuando Tomás Rivero se convirtió en presidente del Consejo de Administración, pasó a ejercer además como gerente y se nombró un nuevo director, José Segura Hoyos, en sustitución de Braulio de la Riva. El matrimonio instaló la primera rotativa industrial –bautizada como 'Portalina' en honor a la asturiana Virgen de la Portal– que hubo en la provincia y modernizó e impulsó el periódico. Rivero, de fuertes convicciones católicas, suavizo relaciones con el Obispado de la ciudad, después de la época de tensiones vividas con Estrañi que llegó a ser excomulgado. Pese a lo cual la propia Concha Corral impulsó el monumento al periodista de la avenida Reina Victoria y abrió una suscripción popular que en pocas semanas superó las diez mil pesetas.
Mientras su marido ejercía como gerente del periódico, Concha, mujer con gran inquietud cultural y social, empezó a publicar textos en El Cantábrico bajo el pseudónimo de Heroína Adame. Poemas, algunos obituarios y textos como 'El Hogar', escrito en el 36, en donde hace referencia a la nostalgia y trágico destierro de quienes pierden sus hogares.
Concha era una mujer fuerte, generosa, alegre. En una ocasión le tocaron 120.000 pesetas en la lotería de Navidad y repartió la mitad del premio con las cinco personas que trabajaban a su servicio en su casa, la quinta Villaviciosa del Paseo de Canalejas.
En 1935 Tomás Rivero fallece repentinamente a los setenta años de un infarto en Veracruz –donde atendía sus negocios en compañía de Concha y su hijo– cuando iba a tomar un barco para regresar a España. Así que, debido al trágico contratiempo, embarcó convenientemente embalsamado para ser enterrado en su pueblo natal. Concha se hace cargo del negocio ayudada por su heredero varón, José Ramón. Ambos pasaban también temporadas en México. Precisamente estando allí les sorprendió la boda de su hija Elena Rivero con el aviador Pombo que se celebra en Madrid, en febrero de 1936, con la ausencia de Concha, muy en desacuerdo con el enlace.
El último número de El Cantábrico se publicó el 27 de junio de 1937, dos meses antes de que entrasen en Santander las tropas sublevadas al mando de Franco. Semanas después los falangistas incautaron los talleres y en los primeros días publicaron una hoja informativa bajo el epígrafe 'España'. Posteriormente bautizaron El Cantábrico con una nueva cabecera: Alerta, para imprimir un periódico al servicio de la propaganda de las nuevas autoridades golpistas.
La justificación para incautar el periódico fueron los artículos de Heroína Adame escritos por la pluma de Concha que, al parecer, destilaban aroma a republicanismo. En realidad la consideraban «de ideología apolítica y con inclinaciones derechistas». Lo que les interesaba era confiscarle El Cantábrico. Lo hicieron al amparo de la denominada Ley de Responsabilidades Políticas porque según el testimonio de un falangista Concha se había negado a dar dinero para «los perseguidos derechistas». No obstante, en el proceso se argumentó que Concha «sufrió trastornos de carácter psíquico y estuvo sometida a tratamiento facultativo». Se añadieron dos circunstancias en su favor: que su hija Elena estaba casada con el aviador Juan Ignacio Pombo que era un héroe para los 'nacionales' y que había alimentado y ocultado en su casa a Luis Palacios, perseguido por 'los rojos'. Al final, el tribunal de Burgos, en una sentencia en enero de 1940, acuerda quitar la propiedad del periódico a Concha porque ha causado daño a la causa nacional. Todas las acciones, cuyo valor estiman en 200.000 pesetas, pasan a manos del Estado. La familia Rivero Corral recurre la sentencia argumentando que la decisión lesiona los intereses de su hija, la esposa de Pombo. Finalmente resuelven incautar solo el 45% de la propiedad. El resto quedó en manos de Elena Rivero que un año después vendió su parte a la Falange por doscientas mil pesetas.
Concha Corral se fue a México huyendo de la contienda civil. Dejó España en el vapor Mexiqué que partió de Francia. Con ella viajaban 55 compatriotas cántabros a quienes les pagó al pasaje para que pudiesen huir al exilio. Unos meses más tarde, su hijo José Ramón fue asesinado. Allí, en su país natal, en 1945 una neumonía provocó el temprano fallecimiento de Concha Corral, a los 58 años. Se apagó la mujer de negocios que con carácter, tesón y extraordinaria generosidad ejerció la propiedad del periódico El Cantábrico en las turbulentas vísperas de la Guerra Civil.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.