Cuaderno abierto de reflexiones

Estos conceptos, ciertamente abstractos, y cuyo planteamiento tanto nos recuerdan a Juan Ramón Jiménez, son probablemente el eje sobre el que giran estos fragmentos, fragmentos en los que el autor trata de resolver la ambigüedad semántica y de ofrecer una definición: «No tienes, en realidad, otra forma de referirte a un estado de conciencia en el que sentimiento y pensamiento se entrelazan de tal modo que no es posible distinguirlos con claridad. Tanto se enlazan, que a veces no se trata ya de sentimientos, sino de sensaciones que se ponen a pensar, de una corporalidad que toca directamente a la conciencia». Quizá el gozne, la bisagra que sirve de unión entre estos dos conceptos no sea otro que la emoción, la intensidad de la emoción, que proporcional verdadera esencia de nuestra existencia. «Realidad de la sensación, irrealidad del mundo», escribe.

Como no podía ser menos viniendo de un poeta, no faltan en estos fragmentos las reflexiones sobre la palabra y sobre la creación poética: «Para el poeta, las palabras son actos», afirma, y también, «No todo, en el poema, ha de ser solo una transformación del mundo perceptivo. No basta con recomponer la percepción sensorial ni con destruir la convención o la prisión de los conceptos. Esta renovación no es nada si no propone, a su manera, una toma de conciencia del mundo y, al mismo tiempo, una nueva conciencia de lo que somos». Efectivamente, la palabra poética, si, de verdad aspira a ser fuente de conocimiento, debe propiciar una manera diferente de contemplar la realidad y, por ende, debe convertir al poeta en un yo otro.

Y es que, como afirma Robayna, «La sensación hace trascender la experiencia: propicia el conocimiento». En un volumen de referencias tan variadas, referencias vinculadas preferentemente, como hemos dicho, al mundo del arte y la literatura, de la filosofía o la música, de la cultura en sentido más amplio, también se dedica espacio a la memoria histórica, como cuando recuerda que «El 12 de mayo de 1938, Barcelona estaba en plena alerta de bombardeo aéreo. Dos meses antes, con la aprobación de Franco, la Aviación Legionaria italiana había lanzado sobre la ciudad, durante tres días, uno de los más violentos ataques aéreos de toda la Guerra Civil». La asociación con lo que está ocurriendo en Gaza, Líbano o Ucrania resulta inevitable. Otros asuntos más consuetudinarios como la política, de tan triste actualidad y vigencia también, son objeto de análisis: «Con la proliferación de políticos profesionales prolifera también la mentira. La política se convierte entonces en el arte de saber mentir más y mejor, de hacer de ese arte un verdadero reto personal».

Probablemente, el mayor mérito de este libro reside en la capacidad de asociación que ejerce Sánchez Robayna, porque gracias a sus intuiciones y a los comentarios que estas le suscitan, el lector puede iniciar su propio camino de aproximación, puede, acaso, elaborar otro método reflexivo y extraer consecuencias diferentes de un mismo acto de lectura. Lo importante, como aconseja el autor en el fragmento final dirigidas a tú que es él mismo, es esto: «Vive en la contemplación y la meditación activas, con los cinco sentidos». Sánchez Robayna nos ofrece en 'Las ruinas y la rosa', una nueva destilación de lo más granado de su pensamiento y esperamos que no sea la última.