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La primera voz femenina que sonó por la radio en Cantabria fue la de Defina Cubillas. Cuando en 1937 las tropas de Franco entraron en la ciudad ocuparon Radio Santander y echaron a todos. A ella, incluso, le precintaron el aparato de radio que tenía ... en su casa. Otras voces extrañas tomaron el forzado relevo. Pero los oyentes no se acostumbraron a la ausencia de Delfina. A los dos años la readmitieron. Era tan conocida y querida que pese a la fuerte represión de esos tiempos ella volvió a los micrófonos.
La locutora atesora el honor de haber sido la primera mujer que hizo radio en Cantabria y la quinta de España. Pero antes ya era popular en los escenarios. En realidad hubo dos mujeres: la cantante y la locutora. Cada una con su propio nombre: Delhia Kuby y Delfina Cubillas.
Nació en el invierno de 1898 en el pueblo cántabro de Escalante. En un hogar familiar formado por su madre, Bernardina Castro, y su padre, Adolfo Cubillas. Pronto despertó en ella una gran inquietud musical y además de dar clases de solfeo y canto emprendió la recopilación de canciones populares como las que cantaba su madre. De hecho, suministró muchas letras para su 'Cancionero' a Sixto Córdoba, estudioso del folclore montañés. Algunas de esas letras las publicaba en la revista 'La Montaña'. La propia Delfina fue portada en octubre de 1916 con una fotografía suya, a toda página, vestida de gitana, cubierta por un chal y sentada en un banco de piedra.
En el número de julio de 1917 escriben sobre ella como «la sobrina de nuestro colaborador El Zurdo de Escalante». Anuncian que se ha revelado como «una esperanza de arte lírico» tras haber tomado clases y perfeccionado su faceta de cantante. Dicen de ella que tenía una voz de soprano, delicada y armoniosa. Sorprendió cuando la escucharon cantar como solista por primera vez en la novena del Amor Hermoso en la iglesia de Santa Lucía. Cuentan que le costó vencer su timidez. El periódico 'La Voz de Cantabria' se hizo eco del acontecimiento y dedicó unas líneas a aplaudir a Delfina Cubillas que cantó como solista con voz «admirablemente timbrada» y anunció que el profesor Francisco Cumiá «ha tomado a su cargo su educación musical».
Tres años después se convirtió en Delhia Kuby, la soprano que protagonizó recitales en numerosos teatros y ateneos de España –Madrid, Sevilla, Oviedo, Burgos– acompañada de la pianista Rita Rodríguez Cobo. Precisamente en los ambientes musicales conoció a su marido, el pianista y compositor Luis Haro Quijano. Se instalaron durante algún tiempo en Bilbao y fueron padres de dos hijas: Delfina y María Luisa. En los años 30 ya estaba residiendo nuevamente en Cantabria, en el piso de su madre. Al calor de las leyes de la República en 1934 inició el proceso para divorciarse de su marido que se consumó un año después.
En septiembre de 1933 Delhia Kuby volvió a ser Delfina Cubillas cuando la contrataron de locutora en la primera emisora de Cantabria EAJ-32. A través de Radio Santander, que estaba en la calle Fernández de Isla, su voz entró en las casas y se hizo enormemente familiar. Su primer sueldo fue de cien pesetas. Hacía de todo, trabajaban en directo haciendo concursos, noticias, anuncios, teatro… de la noche a la mañana.
Sus hijas la llevaban la comida y la iban a buscar para acompañarla a casa cuando salía de la emisora. En una entrevista que le hizo María Teresa Liaño para 'La Hoja del Lunes' en mayo de 1978 cuenta que, en aquella primera época de las radios de galena hechas en las cajas de madera de los puros, en la emisora solo tenían ocho discos. Cuando la República agonizó la radio fue ocupada por los golpistas del llamado bando nacional y los despidieron a todos. Después de dos años haciendo punto y pompones para zapatillas para poder ganar dinero volvieron a admitirla y Cubillas siguió siendo la voz de Radio Santander hasta que se jubiló en 1967 con un sueldo de 1.100 pesetas.
Sin embargo, nunca cantó por la radio. Sí que siguió haciéndolo, en menor medida y en ocasiones especiales como a beneficio de los afectados por el incendio de Santander, y trasmitió su pasión y conocimientos musicales a sus hijas.
En la radio, sin embargo, no se limitó a ser una locutora al uso. Al micrófono de programas, como 'Charlas féminas' –que se emitió antes de la dictadura– hacía reflexiones sobre el papel de la mujer en la sociedad: «A mí me encanta ver a la mujer acometer empresas hasta hace poco reservadas para los hombres. Ya terminó aquello de esperar un buen partido para resolver la vida», dijo en 1934. «Eso de que el hombre es la inteligencia y la mujer el corazón ya pasó a la historia […] Por de pronto ya votamos, ya somos algo más que bultos, ya tenemos una personalidad y ya se nos discute», explicó en antena.
Su voz se apagó a los 89 años, en junio de 1984. Una voz no es nada sino expresa sentimientos, solía decir. La suya durante décadas fue la más reconocida y cálida de la radio en Cantabria.
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