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Que un libro se utilice como arma arrojadiza podría ser una metáfora divertida, y hasta elegante, pero que se haga de manera literal ya es insuperable. Y eso es precisamente lo que ocurre en uno de los capítulos de 'La revelación', una sátira de alto voltaje sobre la política estadounidense que arranca en el otoño de 2008, tras la victoria de Barack Obama en las elecciones presidenciales. Incapaces de asumir las nuevas perspectivas de cambio, los republicanos más radicales comienzan a planear una campaña para derrocarle. Al frente de la trama estará el Pez Gordo, un millonario con muchos recursos y muy pocos escrúpulos. Mientras él está entretenido jugando a las conspiraciones –en plan 'cómo me las maravillaría yo' para derrocar al presidente–, lo que se desmorona es su propia familia.
Se trata del último título de A. M. Homes (Washington, 1961) –en la vida civil, Amy Michael Homes, profesora de Columbia–, una auténtica especialista en obras controvertidas. Su editorial la presenta como «la reina de las 'bad-girl heroines'», aunque la crítica prefiere coronarla como « ... reina de los suburbios», ese inframundo donde la clase media-alta norteamericana sufre mientras lo disimula con sonrisas de anuncio: papás que ocultan su verdadera identidad sexual, psicólogos que se obsesionan con sus pacientes… Hasta ha novelado la poco edificante relación entre Lewis Carroll y la verdadera Alicia. Esta última novela, en cambio, apunta más alto: en concreto, hacia las altas esferas. Una verdadera lucha de clases, porque no muestra a los privilegiados luchando con uñas y dientes para conservar sus privilegios. Y, de camino, demostrar sus pocos merecimientos para mantenerlos: a una ignorancia desvergonzada –el Pez Gordo, por ejemplo, confunde a William S. Burroughs con William F. Buckley– se une una maldad colosal, disfrazada de patriotismo.
Titulo: La revelación
Autor. A.M. HOMES
Editorial: Anagrama, 2024
Precio: 22,90 euros
Por supuesto, el resultado es desternillante. La prosa de Homes tiene fama de ser accesible y ágil, pero se debe a que su punto fuerte son unos diálogos chispeantes. Y, por supuesto, la clave son unos personajes estrambóticos pero increíblemente inverosímiles. Como Charlotte, la esposa del magnate, que tiene problemas más que serios con la bebida, o su hija Meghan, una rebelde incorregible, pero que lleva al lector a pensar cuándo tardará en volver al redil. Eso sí, en quien uno piensa sin remedio es, obviamente, en otro magnate conspiranoico. Y en cuánto se acaban pareciendo todas las sociedades en el siglo XXI.
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