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Se confiesa un pintor infiel instalado en la esquizofrenia que supone habitar entre la imagen y la palabra. Pintor, escritor, también cineasta, Carlos García- Alix es uno de los nombres del verano expositivo en Santander. Su nueva inmersión en el paisaje ha surgido de una creación casi ad hoc con destino al espacio del Centro de Arte Faro de Cabo Mayor. Un conjunto de pinturas bajo el epígrafe 'Mar del Norte' que constituyen una traducción de un paisaje único a través de una obsesiva simbiosis con una geografía y una iconografía donde se funden la naturaleza y la cultura, la mirada personal y la memoria. Como explica el propio artista (ver texto anexo) las pinturas que se exhibirán este verano en el emblemático espacio portuario santanderino fueron realizadas mayoritariamente en el presente año. Su motivo surge de una serie de visitas, que abarcan tiempos, luces y estaciones diferentes, para reflejar una geografía particular de Dinamarca: el fiordo de Ise, ubicado al norte de la isla de Selandia, en el entrante del estrecho de Kategatt. En realidad todo remite a la historia de una obsesión, siempre recorriendo el mismo emplazamiento, el mismo fiordo, en los días sin noche y las noches sin día…
Carlos García-Alix (León, 1957), afincado en Madrid desde finales de los sesenta, comienza a exponer en 1984. Incansable investigador, es un artista total cuya obra desvela profundamente narrativa y gira en torno a los años 30, una época que le interesa especialmente y que da a todas sus obras una atmósfera cargada del rastro del tiempo. Su especial interés en retratar las grandes metrópolis como Madrid, Berlín, París o Moscú y a sus personajes –tanto en sus trabajos de investigación histórica como en sus cuadros– está presente también en este nuevo escenario. Hace dos décadas creó, junto a su hermano Alberto García-Alix y el también fotógrafo Nicolás Combarro la productora 'No hay penas'.
Ha desarrollado una paralela tarea de recopilación documental centrándose en esa década, que se refleja tanto en su pintura y obra gráfica como en la literaria y cinematográfica, y que ha denominado 'novela pintada', un proyecto que ha puesto en escena en obras como el libro 'Madrid-Moscú', ganador del segundo premio al Libro de Arte Mejor Editado del Ministerio de Cultura en 2003. Tiene obra en el Museo Patio Herreriano de Arte Contemporáneo Español de Valladolid, la Colección Testimonio de La Caixa, el Museo Municipal de Arte Contemporáneo de Madrid, la Colección Laboratorios Salvat de Barcelona, y en el propio fondo Sanz -Villar del Centro Cabo Mayor. Sus proyectos expositivos más recientes los ha desarrollado en Madrid.
El Faro, bajo la organización de la Autoridad Portuaria de Santander y comisariado de Juan González de Riancho, acoge este proyecto de García-Alix, que se plasma a su vez en una publicación que será presentada este verano con textos de José María Parreño, Sofía Corrales y el propio artista.
César Díaz, presidente de la APS, destaca que «el verano es una época de reencuentro con la familia Eduardo Sanz-IsabelVillar, a cuya generosidad debemos la excepcional colección de obras de arte y objetos relacionados con el mar que se expone de manera permanente en el Faro». La nueva exposición permitirá mostrar la obra de un artista coetáneo a la generación de Sergio Sanz (pintor, hijo de la pareja de artistas) y que forma parte de la serie de creadores en torno al faro de la Colección. Díaz apunta que «el Faro de Cabo Mayor es desde hace muchos años uno de los grandes activos de Santander a nivel turístico pero también cultural, gracias a la contribución del Centro de Arte».
Algunas de las creaciones más recientes de García-Alix son: 'Viaje de invierno', exhibida en el Círculo de Bellas Artes. Y en Tiempos Modernos presentó 'Algunas noches', una serie de pinturas al óleo. Además de la pintura ha desarrollado una intensa labor como editor gráfico. En 2007 presentó en la Seminci de Valladolid el largometraje 'El honor de las Injurias'. La película obtuvo diferentes premios en festivales nacionales e internacionales y dio lugar a la exposición celebrada en 2009 en el Museo Conde Duque de Madrid. Desde sus inicios los trabajos giran alrededor de la memoria, «de su dificultad, y de su inevitable conversión en mito, en relato. Esta dialéctica entre una memoria personal e intransferible, inevitablemente visual, y otra de orden histórico y literario está presente en todas sus creaciones».
En una entrevista reciente concedida a El Español confesaba que la pintura le otorga «una seguridad y confianza que no tengo cuando escribo. Eso sí, ya sea pintando o escribiendo, vivo un cierto trance, a veces gozoso y otras no tanto, que mientras me hace sentir al otro lado, en la fantasía, en el sueño, en la creación».
En el Faro Cabo Mayor las variaciones sobre el paisaje permiten adentrarse en un diálogo de luz, paisajismo, geografía, ensoñación, memoria, ecuación presencia y ausencia y construcción de una mirada.
En su 'Viaje de invierno' abordó una muy personal, interpretación pictórica del 'Winterreise' de Schubert. Una tentativa por relacionar –enfrentar– algunas de las claves simbólicas de la obra: el invierno, el viaje, la soledad, la oscuridad, el amor imposible, la muerte… con nuestro presente. Como en el caso ahora del Faro es clave en su obra su acercamiento a un universo que parte de una doble experiencia: su relación de con un conjunto de obras literarias, musicales y pictóricas del pasado romántico, y su propia experiencia viajera a través del invierno en Alemania, Chequia y Dinamarca. De estas lecturas y de estos viajes, junto con la experiencia directa de la naturaleza, nacen muchas de sus pinturas.
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