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«Siempre surge la misma pregunta: ¿quién utiliza a quién? ¿es la imagen la que nos hace a nosotros o somos nosotros quienes hacemos las imágenes? De referencias a iconos globales como deportistas o estrellas del pop. La manipulación de esas imágenes de partidos de baloncesto, combates de boxeo, o conciertos, con las que interroga al público sobre el propio espectáculo y el sentido de pertenencia, vertebran las señas de identidad de la creación multidisciplinar de Paul Pfeiffer. El Guggenheim Bilbao acoge la exposición más amplia presentada en Europa del artista de Honolulú (1966), a través de aglutinar una treintena de obras que abarcan vídeos, fotografía, esculturas e instalación en las que se explora «el espectáculo, la pertenencia y la diferencia». Bajo el epígrafe 'Prólogo a la historia del nacimiento de la libertad,' supone una perspectiva completa de uno de los artistas contemporáneos «más relevantes» de tal modo que es la cita expositiva de su obra más amplia de las presentadas en Europa. El «solapamiento que se manifiesta entre la estética y la política y la visión transnacional» de su obra, que permite analizarlo todo desde una «interpretación global», son los componentes de la propuesta.
La diestra manipulación de Pfeiffer de metraje procedente de citas deportivas, conciertos y películas de Hollywood mediante viejos programas de ordenador de edición digital presagia la prevalencia de los GIFs y anticipó la circulación masiva de breves clips de vídeo de la actualidad. A Pfeiffer le interesa la forma arquitectónica del estadio o el escenario para mostrar no solo cómo se erigen los grandes espectáculos, sino también cómo se define y se cuestiona el cuerpo político (de una nación, de una comunidad, de la sociedad) en relación con dichos entornos.
Desde los inicios de su trayectoria hace ya más de un cuarto de siglo, Pfeiffer emplea viejos programas de ordenador de edición digital, como Photoshop y Quark Xxpress, para manipular metraje. A través del acto iterativo de «cortar, unir, enmascarar y clonar», sus obras revelan «las estructuras que han dado forma a la memoria colectiva, a sus miedos y deseos reprimidos».
Sus indagaciones en las dimensiones perceptuales y psicológicas de la experiencia colectiva le han llevado a desbrozar cómo estadios y escenarios, desde la Antigüedad hasta hoy, «han servido no solo como plataformas para grandes espectáculos, sino también como lugares en los que se define y se cuestiona el cuerpo político (de una nación, de una comunidad, de la sociedad)».
En datos Paul Pfeiffer. Prólogo a la historia del nacimiento de la libertad. Fechas Hasta el 16 de marzo, 2025. Comisarias: Clara Kim, Curator Jefa & Directora de Curatorial, y Paula Kroll, Asistente The Museum of Contemporary Art, Los Ángeles, en colaboración con Marta Blàvia, curator del Guggenheim.
Contenido Una treintena de obras que lo sitúan como uno de los autores más influyentes.
Iconos globales, como estrellas de música pop, actores y atletas suelen ser las figuras más familiares de las obras de Pfeiffer en las que los cuerpos se sitúan en la intersección entre veneración y cosificación que sustenta la cultura de masas. Este empleo de la cultura de los famosos habla también de la difusión global y el consumo de imágenes.
Recreando o reescenificando experiencias comunes en las que se exacerban las emociones y donde lo individual queda relegado, el artista demuestra «cómo estos eventos inducen sentimientos de pertenencia y de identidad, al tiempo que subrayan las cuestiones siempre presentes de diferencia y alteridad».
Otro aspecto relevante en la producción de Pfeiffer es su uso de escalas muy diversas, de la miniatura a la casi monumentalidad, para no establecer distancias predeterminadas entre el espectador y sus objetos y también para hacernos conscientes de la importancia de nuestro propio cuerpo en relación con el mundo y con la información que consumimos. Si sus primeras composiciones (vídeos y fotos) demandan una contemplación cercana y propician el acercamiento íntimo del espectador, sus instalaciones y esculturas últimas se aproximan a lo colosal.
Inspirado por la arquitectura temporal de un estudio de sonido, el diseño de la exposición se basa en el interés del artista por el elaborado proceso hollywoodense de creación cinematográfica. En toda su obra, Pfeiffer hace referencia a la realización cinematográfica y a la cámara como dispositivo, a menudo recordando escenas icónicas que se encuentran grabadas en nuestra memoria colectiva. El título de la muestra procede de un momento clave en la historia mediática estadounidense, en que Cecil B. DeMille, director del filme 'Los diez mandamientos' –en el momento de su estreno en 1956 la película más cara de la historia– explicaba al inicio su drama épico-religioso.
El Musac acogió la primera muestra en España del artista residente en Nueva York, que continúa investigando las razones de nuestro amor por el espectáculo, de nuestra necesidad de pertenecer y a la vez de parecer diferentes, pero también los roles de la imagen en la época contemporánea. La propia biografía y experiencia vital de Pfeiffer (cuya infancia transcurrió entre las Filipinas y los EE UU) proporcionan al artista una perspectiva más amplia y transnacional de la identidad estadounidense. Pfeiffer está muy comprometido con el contexto filipino y su singular fusión de tradiciones, marcada por el legado del colonialismo como antigua colonia española y posteriormente como territorio estadounidense, y también por la migración global por motivos laborales en tiempos más recientes. El itinerario de la muestra comienza con esculturas en vídeo de fines de los noventa y principios de este siglo, en algún caso basadas en partidos de baloncesto. La huella de la mano del artista puede apreciarse en ocasiones, al igual que los fantasmas de las figuras centrales.
Una segunda sección recalca otro procedimiento creativo de Pfeiffer: transpone momentos conocidos de la cultura popular a geografías, razas o géneros alternativos. La acústica de una multitud enfervorizada al unísono se recrea, igualmente, en 'En directo desde Neverland' (2006), donde un grupo de estudiantes de la Universidad Silliman de Filipinas recita literalmente un discurso televisado de Michael Jackson: Pfeiffer manipula los movimientos de la boca del cantante para sincronizarlos con las voces estudiantiles, haciendo literalmente universal su mensaje.
Finaliza la exposición con la impactante serie, aún en curso, 'Encarnador', en la que colaboró con escultores españoles, filipinos y mexicanos de tallas religiosas para transformar a Justin Bieber en encarnación contemporánea de la divinidad, enlazando a su vez tradición y globalización.
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José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
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