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Lo insólito cotidiano
La biblioteca portátil

Lo insólito cotidiano

Viernes, 15 de marzo 2024, 07:38

Vaya por delante que esta novela tal vez no sea precisamente la más portátil de toda esta serie, porque se trata de un 'tocho' de casi setecientas páginas en su edición de bolsillo –cómo será, que Tusquets denomina a la colección Maxi-libros–, pero meter en la maleta a cualquier precio un ejemplar de 'El mundo según Garp' compensa en algunos casos muy concretos: si adoras los años sesenta, si los detestas… o si no tienes ni la menor idea de qué ocurrió en el mundo durante esa década.

Con la apariencia de una historia realista, o incluso hiperrealista, el escritor John Irving en realidad utiliza la sorna y la ironía para diseccionar el mundo que le tocó vivir en su juventud, ese tiempo especialmente anómalo, a caballo entre las décadas de los sesenta y los setenta, que arranca con el verano del amor de los hippies hasta el cruel despertar de la violencia terrorista de los grupos radicales mediados los setenta.

Sorna, decíamos, porque desde el título ya hay guiños más o menos disimulados: ese «según Garp» recuerda poderosamente a la fórmula de los evangelios: según San Mateo, San Marcos… Así, Irving aborda esa tarea titánica nos cuenta el mundo, su mundo, y lo hace a través de un personaje ficticio que, en cierta medida, podría funcionar como un alter ego –ambos nacen en 1942, aunque enseguida veremos que la aparición de ciertas interferencias dinamitan esa hipótesis.

Y es que su madre, una excéntrica enfermera –tal vez hoy la diagnosticarían con algún síndrome de falta de empatía– que ha huido de su destino convencional como hija de la pequeña burguesía de Boston, decide inseminarse utilizando como donante involuntario a un aviador malherido en un combate de la Segunda Guerra Mundial, convaleciente en el hospital donde ella trabaja, y que es poco más que un vegetal.

El mundo según Garp

  • Autor John Irving.

  • Editorial Maxi-Tusquets, 2008.

  • Páginas 688.

  • Precio 9,45 euros.

Por supuesto, hay que tener en cuenta que la novela aparece en 1978, mucho antes de que la corrección política implantara la autocensura, de manera que hablamos de una época mucho más propicia para las imaginaciones fértiles, cuando no el delirio. Irving, sin embargo, tiene el poco común talento de conseguir contar lo insólito como algo cotidiano, de manera que el lector irá conociendo todo el desarrollo de la infancia del joven Garp, el retoño concebido tras ese episodio que en el mundo de hoy daría para un culebrón político y judicial, y su educación según principios insólitos, donde lo racional prevalece sobre lo sentimental, y con una visión del bien y del mal que escapa de los patrones religiosos y morales de la época.

Aunque lo parezca, no se trata de una novela de formación, sino de la historia de un escritor, porque ese es el sueño que Garp perseguirá en su vida adulta. Sin embargo, quien primero lo logre será su madre, que contará su propia historia en un libro autobiográfico que la convertirá en todo un símbolo de la lucha por la liberación femenina, con una multitud de seguidoras y mucha controversia social alrededor de su figura. Entre tanto, su hijo luchará también, pero por encontrar su propia voz como novelista, y además por encontrar su propio lugar en un mundo que no es ni tan acogedor ni tan paradisíaco como se le pinta.

La década de la rebeldía

Irving recrea lo insólito, decíamos, que no lo maravilloso, porque la novela en ningún momento se aparta no ya del realismo sino de la realidad: todo lo que les sucede o hacen los personajes resulta completamente verosímil. Primero, porque está muy bien contado, pero sobre todo porque esa época fue así. La década de la rebeldía, de la experimentación, del amor libre, de los sueños revolucionarios.

Todo lo que les pasa a Jenny y a Garp, que será mucho, ocurrió realmente en esa década, o de forma muy parecida: las comunas, la crisis de la familia tradicional, las nuevas religiones, los falsos gurús, la violencia simbólica, o no tan simbólica… Un momento especial, un cruce de caminos para la humanidad, en el que de repente los jóvenes de todo el planeta decidieron a la vez que había llegado la hora de que cambiase el mundo. El sesenta y ocho europeo, la psicodelia americana, las huelgas de celo japonesas, las revueltas estudiantiles en México que acabaron en baños de sangre… Una generación entera se puso en pie de guerra, frente a una sociedad conservadora y que en modo alguno estaba dispuesta a renunciar a la prosperidad económica.

John Irving recoge, pues, ese enfrentamiento titánico entre fuerzas antagonistas, en un mundo lleno de claroscuros. Y lo que podía ser una parodia amable va a terminar en tragedia, en paralelo a lo que ocurrió en la vida real, en la época de las Brigadas Rojas italianas, la RAF alemana o los delirios sangrientos de Charles Manson. La ilusión y el afán de justicia social que termina en exceso violento.

Quien ha leído la mejor novela de Irving –en este caso, tampoco basta con ver la adaptación, por mucho que se esmerase en su interpretación Robin Williams– será difícil que pueda olvidar la ternura, el humor, la ironía, la nostalgia, la compasión y la desesperación con la que retrata ese tiempo convulso. Como para no llevarla en la mochila, vamos…

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