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Poesía ·
El cántabro Vicente Gutiérrez Escudero ahonda en su exploración experimental con una colección de poemas-tachaduraHace ya un par de décadas que el escritor Vicente Gutiérrez Escudero (Santander, 1977) –o 'Vicente Gutero', su heterónimo poético– explora esa terra ignota que se esconde más allá de lo convencional, aquella que en los mapas literarios se señalaría con el clásico 'hic sunt dracones': el surrealismo, los procesos experimentales, la poesía visual, los automatismos…
'Las otras ramas', título tomado de Karl Marx, podría parecer un salto cualitativo –visualmente, resulta espectacular–, aunque en realidad supone simplemente un paso más ... en un trayectoria que más bien se antoja una expedición. Una empresa mixta, además, porque combina sin ambages lo discursivo con lo experimental, el procedimiento con el resultado, la tradición con la innovación.
Estos maridajes poéticos no son meramente teóricos, sino que el poemario se estructura visualmente así: un poema-tachadura en página impar, y en la par confrontada el resultado final, en versos convencionales. ¿Y qué es eso de un poema-tachadura? Pues una intervención del autor sobre un texto preexistente, que produce un nuevo texto mediante la eliminación de parte del enunciado, y a la antigua usanza: tachando. Lo que se libra del rayón constituye, pues, una obra nueva y diferente.
Una técnica de creación que opera en analogía con la escultura: la obra está dentro del bloque de piedra, al que sólo hay que retirar lo que sobra. Algo así sucede, pues, con estos poemas: el poeta toma una página de un clásico –'Moby Dick', 'Frankenstein'…– y simplemente quita (tacha) lo que sobra, para que aflore un poema que, en realidad, siempre estuvo allí, oculto entre las líneas, como árboles que no dejan ver el bosque.
Autor Vicente Gutiérrez Escudero
Editorial Devenir, 2023
Páginas 100
Precio 12 euros
Y luego está el encanto de lo manual, o casi, en esta era de tecnología punta: el poeta trabaja con fotocopias, rotuladores… Eso de tachar a mano suena a turbio placer retro, el de manipular uno mismo a su antojo los elementos poéticos. En un prólogo muy interesante, Antonio Méndez Rubio nos habla del «taller» donde se construye el poema, y de cómo el poeta lo que hace, en realidad, es documentar el proceso creativo.
Pese a lo llamativo, la técnica no es novedosa, sino que Gutiérrez Escudero se integra en una tradición paralela –con antecedentes como José Miguel Ullán, por ejemplo–, sino que lo sorprendente es el resultado: magníficos poemas 'convencionales', muy del estilo simbólico de su autor. A fin de cuentas, escribir consiste en eso: escoger unos signos y desechar otros, ¿no?
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