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José Ovejero ha regresado con una novela de pasado y presente que discurre en un pueblo donde subyacen muchas historias.
José Ovejero ha regresado con una novela de pasado y presente que discurre en un pueblo donde subyacen muchas historias. Luis Ángel Gómez
A golpe de talento

José Ovejero, vibración

Una novela que son muchos relatos. La levedad, lo extraño, lo invisible. Una geografía de historias de un narrador que siempre indaga en la fragilidad

Guillermo Balbona

Santander

Viernes, 23 de febrero 2024, 07:29

Si una imagen puede definir su última obra, cabe elegir la de un pantano que tan pronto se llena como de repente asoma vacío, hondo, inquietante. De 'Humo' a 'Vibración'. En su escritura siempre hay una nota sostenida. Un más acá y un más allá. Y lo importante se asocia a ese intermedio, a lo que subyace entre ambos lados. Hay tanta precisión como suspensión, tantas ganas de contar como extrañeza de sus propias palabras. Hace seis años en una sesión de los Martes Literarios, tribuna por la que ha pasado en más de una ocasión, dejó claro que el oficio es algo interesante e insuficiente. Pero «no quiero escribir con oficio. Quiero tener esa sensación de 'no sé si voy a poder'».

José Ovejero nunca abandona al lector. Ni desamparo ni indiferencia. Su última obra es una novela que son muchos relatos. La levedad, lo extraño, lo invisible. Una geografía de historias de un narrador que siempre indaga en la fragilidad. «Yo seré un fantasma, una presencia que no acaba de concretarse. Esa es mi vocación», se lee en 'Vibración'. Y quién sabe si tras estas sentencias el propio autor habla de su escritura, de su relación con el mundo que narra.

Lo singular de 'Vibración' es plural, la voz son muchas e incluso lo que es novela se fragmenta en relatos y estos se abren paso para novelar a tumba abierta. Cortazariano, admirador de Philip Roth, de Peter Handke, de Luis Martín Santos, Ovejero se adentra en la fragilidad humana, «en esos momentos en que nuestras solidas construcciones pueden venirse abajo». 'Vibración' sigue a 'Mientras estamos muertos', quince relatos interrelacionados que discurren como un magma sembrado de sugerencias. Y la lectura en el tiempo, la física y la evocadora, deja la impresión de que hay una corriente subterránea, una circularidad fragmentada, pero frucitíferamente cómplice, donde convergen voces y sueños, miedo y disturbio.

Vibración

Vibración
  • Autor José Ovejero

  • Editorial Galaxia Gutenberg, 2024

  • Páginas 368

  • Precio 21 euros

Desasosiego. Misterio. Memoria. Fluye una sensación a veces innombrable, como un latido, entre las historias que Ovejero empapa sobre la superficie, lo aparente encadenado. En la pura trama, esa madeja donde lo inasible triunfa, 'Vibración' es pueblo, mundo rural, cruce de historias desenterradas, señales turbadoras y toda esa resonancia, casi atávica, enraizada, que a veces es despertar y otras un silencio sonoro que pita en los oídos del narrador y, por ende, del lector. Una historia de fantasmas, sí, familiares, reconocibles, donde aflora también la España interior y el legado, paradójicamente, de los desheredados. Pocas novelas aciertan y afinan tanto a la hora de elegir un título. Aquí lo sonoro del término es también eco, sombra, mirada atrás, presentimiento, excavación literaria para ahondar en ese centro de la tierra, de la palabra, de los que nos habita por dentro y por fuera y casi nunca llegamos a ver con nitidez.

Construcción esencial

A veces, aunque a lo mejor moleste al autor, el poeta Ovejero (1958, Madrid) se revela y rebela entre las pequeñas historias. Es algo obvio que el autor de 'Biografía del explorador' impregna en ocasiones la excelencia de su prosa con una entraña poética precisa, nunca afectada. Su libro, especialmente en su construcción esencial, edifica un retablo después habitado por capítulos breves, que huye del concepto de episodio y se presenta con un tenso engarce donde afloran hechos, luces y sombras imperecerederas. Profanación, Guijarros, Vacía, Historia, Origen... son también vibración, polifonía, llamadas sin recorrido, preguntas heredadas, respuestas insuficientes, mientras el tiempo adquiere la textura de una tragedia rural y plural.

Cada espacio guarda o repele una historia. El autor de 'La invención del amor' exuda en sus seres, en las descripciones, en esa pausa interna, tanta tristeza como retrato sombrío, una mirada que se eleva por su intensidad. Pero si la trayectoria de Ovejero está salpicada de géneros, de poesía a viajes, del ensayo al cuento, también lo está su propio 'estilo', en esa vocación de narrar puesta siempre en entredicho. Su duda es la certeza del lector. Y 'Vibración' viaja de ese preludio polifónico a un interludio sobre la identidad, sobre la condición humana, para concluir en ese zumbido sin fecha de caducidad que nos interpela y nos acecha, esa perturbación que nunca acaba de diluirse. El pensador Byung-Chul Han en 'La crisis de la narración' denuncia que «hace tiempo que se apagó el fuego de campamento». José Ovejero enciende la llama para que escuchemos a su alrededor. «La narración es lo único que abre el futuro, al permitirnos albergar esperanzas».

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