Liderazgo y excelencia, un festival para el futuro

Un presente marcado por las incertidumbres y la necesidad de cuestionarse empapa todas las estancias, cotidianas o no, de la vida. La cultura juega un papel trascendental en ese territorio de inquietudes e interrogantes, expresiones y emociones. Los festivales como los museos, los centros de arte, los vínculos de la creación y las expresiones artísticas con las nuevas tecnologías, más las incógnitas que se abren con la Inteligencia Artificial, obligan a replanteamientos, reflexiones y debates. En este contexto cabe preguntarse qué es un festival; hasta dónde prima el equilibrio entre la tradición y la vanguardia; cómo arriesgar sin perder identida; cuáles son los verdaderos pilares y asideros asentados y cuáles los márgenes de innovación. El Festival Internacional de Santander vive su propio periodo de transición: el que implica un cambio en la dirección –Cosme Marina ha relevado a Valentina Granados– e inicia mañana una edición, la 73, en la que deben empezar a reflejarse los sintomas que definan su futuro. Marina, sin renunciar a la ambición y a edificar una marca o identidad diferencial, ya ha remarcardo su fundamento esencial: «El Festival ha de ser un lugar de encuentro en muchos aspectos: entre Santander y Cantabria, entre el público que está aquí y el que viene de fuera, que es muy importante; y artístico, entre artistas españoles y extranjeros, porque del intercambio han salido los mejores trabajos en el mundo de las artes». Mañana sábado, día 3, la puesta de largo del FIS 2024 tiene varios nombres propios de excelencia: La Orquestra de la Comunitat Valencian -Palau de Les Arts, el maestro James Gaffigan y la soprano Aida Garifullina protagonizan este concierto inaugural en la Sala Argenta del Palacio de Festivales. De modo simétrico, flanqueando una programación en la que el piano, las grandes formaciones orquestales y la danza tienen un peso específico, el Festival será claurado 29 días más tarde por la Filarmónica de Radio France con Mikko Frank al frente y la violonchelista Sol Gabetta. Como se ha venido informando, el Festival suma 49 actividades en una programación diaria que, además, funde musicalmente Santander con otras 18 localidades cántabras. La sección Marcos Históricos, una de las joyas de la corona del FIS, cuenta con 23 convocatorias, en un ambicioso recorrido artístico y geográfico, con un gran peso para el repertorio barroco y español.

Pero toda programación está hecha de nombres con sus personalidades artísticas y destellos propios: Riccardo Chailly y la Filarmónica de la Scala, Yuja Wang, Sondra Radvanovsky, Maria João Pires, la orquesta del Festival de Budapest e Ivan Fischer, la Compañía Nacional de Danza o la Sinfónica del Estado de São Paulo serán algunas de las referencias destinadas a brillar en esta edición. Como ha sido habitual en los últimos años, quizá en un grado menor, el FIS y la Quincena Musical Donostiarra comparten agrupaciones que actuarán tanto en el escenario de San Sebastián como en el edificio de Gamazo. Bach Collegiunm Japan, con Massaki Suzuki al frente, es un ejemplo claro de esta colaboración compartida. Pero esta complicidad iniciada hace casi una década con objeto de economizar y abordar sinergias de gestión, se extiende este mes de agosto al montaje 'Folia' de la Compagnie Käfig con música en vivo a cargo de Le Concert de l'Hostel Dieu, la Filarmonica de la Scala con el maestro Riccardo Chailly en la batuta, y la Filarmónica de Radio France con el finés Mikko Franck como director. Para abrir boca el programa inaugural de este FIS, que mira ya hacia el futuro, está integrado por obras de Rimski-Kórsakov, Rajmáninov, Chaikovski y Dvořák, para terminar con una selección de la Suite n.º 1 y la Suite n.º 2 del ballet Romeo y Julieta de Prokófiev. La música vocal será una de las señas de identidad que dedicará una gran gala lírica a las composiciones de Giacomo Puccini, al conmemorarse el centenario. Dos de las grandes voces puccinianas de la actualidad, la soprano Sondra Radvanovsky y el tenor Jonathan Tetelman, se unirán al maestro Riccardo Frizza y la Sinfónica de Bilbao para dar vida a su legado. Un festival con nueve orquestas sinfónicas, tres españolas -de Valencia, Bilbao y Asturias– y seis internacionales. Entre las citas: Thierry Fischer y 'Una sinfonía alpina' de Richard Strauss; el jueves 22, con la Orquesta Barroca de Friburgo. Los recitales de piano seguirán siendo otra de las principales señas de identidad del Festival, trayendo a Santander nombres imprescindibles como Yuja Wang (viernes 9) y Maria João Pires e Ignasi Cambra (domingo día 25), así como al último ganador del Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O'Shea, Jaeden Izik-Dzurko.

A través de la sección Marcos Históricos, ya detallada aquí, el FIS vertebrará musicalmente la comunidad al unir Santander con 18 localidades. Concerto 1700, Il Fervore, Accademia del piacere, La Spagna, Cantoría, la Orquesta Barroca de Sevilla, Gli Incogniti, Kenneth Weis, entre los artistas. Además, se recuperan los conciertos de órgano en Comillas, Torrelavega y Laredo. En el capítulo de danza recalan la Compañía Nacional, dirigida por Joaquín de Luz, con 'La Sylphide'; la Compañía Antonio Gades, que presentará 'Bodas de sangre' y 'Suite flamenca'; la flamante Compañía de Nacho Duato. El espectáculo familiar 'Andersen, el patito feo', de Títeres Etcétera; y las propuestas de nueva creación que acoge el Centro Botín –Ligeti & Ligeti, con los pianistas Mario Prisuelos y Federico Lechner (lunes 12); y 'Pour la postérité', de Dianto Reed Quintet (viernes 23)– completan la programación.

El Festival Internacional de Santander (FIS) es uno de los grandes elementos patrimoniales de Cantabria y conforma, junto al de Granada y la Quincena de San Sebastián, el trío de ciclos históricos de nuestro país. Su vocación abierta, ajena a cualquier prejuicio o barrera, se plasma en la intensa presencia de artistas y formaciones de todo el mundo, en perfecta convivencia con las nacionales; y en el hermanamiento de muchos de sus proyectos con otros festivales españoles y europeos.

Hace unos meses me he hecho cargo del FIS, tomando las riendas de un ciclo saneado y con objetivos artísticos definidos que, en los últimos años, han cincelado Jaime Martín y Valentina Granados. Es para mí un reto, un honor, que acepto con humildad, incorporándome a un magnífico equipo caracterizado por su experiencia para sacar adelante cada edición con entusiasmo, dedicación y entrega.

En esta 73.ª edición hay ya detalles que nos ayudarán a marcar las pautas por las que el Festival deberá transitar -de forma más abierta y participativa- en los próximos años, siempre teniendo la ambición del liderazgo y la excelencia artística como metas irrenunciables. Tres son los grandes activos que sostienen el FIS: la fidelidad del público de Santander y de Cantabria, así como de los visitantes que año tras año mantienen viva su lealtad con la cultura que desde aquí se les propone; el compromiso institucional y el mecenazgo de la sociedad civil. Son factores que definen una sociedad madura, de alto nivel cultural.

Esta edición empezamos con una de las mejores, si no la mejor, orquestas sinfónicas españolas: la del Palau de Les Arts de Valencia a las órdenes de su titular James Gaffigan y con la célebre soprano Aida Garifullina como solista. Después llegará la Gala Puccini con dos divos de referencia, Sondra Radvanovsky y Jonathan Telelman. A partir de ahí se sucederá un caudaloso torrente de cultura: La Pasión según San Juan, de J. S. Bach, de la mano del Bach Collegium de Japón; orquestas como la Filarmónica de la Scala, la del Festival del Budapest, Radio Francia o la Sinfónica del Estado de São Paulo, entre otras, con un programa en el que figura la espectacular Sinfonía Alpina de Richard Strauss. Cuatro sesiones de ballet de primera división, que se inician con la espectacular versión de La Sylphide que Joaquín De Luz ha creado para la Compañía Nacional de Danza y se cierran con la esplendente Folia de Käfig; el piano con Jaeden Izik-Dzurko, ganador de la última edición del Concurso Paloma O'Shea, el huracán Yuja Wang y esa leyenda viva que es Maria João Pires, acompañada por Ignasi Cambra. Y el flamenco hecho vida de Carmen Linares. Y Pierrot Lunaire de A. Schoenberg, con Xavier Sabata y el Ensemble Sonido Extremo -no se lo pierdan-, espectáculos infantiles y los conciertos de los Marcos históricos, el ciclo de órgano, las colaboraciones con la UIMP y el Centro Botín. Todo ello configura un mosaico en el que Santander y Cantabria deslumbran con una apuesta cultural que las enlaza con las grandes capitales de la cultura.  

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