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María Blanchard: compromiso y dolor

María Blanchard: compromiso y dolor

La próxima semana el Museo Picasso inaugura 'Pintora a pesar del cubismo', una retrospectiva que ofrecerá una mirada al completo y un recorrido cronológico por las diferentes etapas de la vida artística de la santanderina

Guillermo Balbona

Santander

Jueves, 25 de abril 2024

La comulgante. La española. La dama del abanico. Algunas de las obras más importantes que configuran la iconografía de la pintora santanderina María Blanchard integran el nuevo acercamiento a su figura y obra. Como se anticipó, el Museo Picasso de Málaga reúne noventa lienzos de la artista en lo que supone una vuelta de tuerca al acercamiento al público de su verdadera dimensión en el tiempo. Bajo comisariado de José Lebrero, quien fuera director de la pinacoteca malagueña hasta hace unos meses tras una gestión de catorce años, la exposición, 'Pintora a pesar del cubismo', se marca como objetivo subrayar «la riqueza simbólica, el compromiso social, la complejidad formal y el carácter innovador propios de su trabajo en su relativamente corta trayectoria artística».

Pintura y vida son inseparables en Blanchard. En ocasiones, en el paso del tiempo parece haber quedado solapada por una 'biografía oficial interesada'. Lebrero sostiene que recurrir a lo biográfico «permite al historiador de arte perezoso que el lector se interese no por la calidad estética de lo que en este caso pudiera haber hecho la autora, sino por su perfil personal y por lo que le ocurrió en la vida. Es una forma de elaborar un discurso seductor sin entrar en materia».

En el caso de Blanchard –añade–, «que no fue ni esposa ni madre, en mi opinión se ha abusado de la condescendencia. Ahora pretendemos poner el foco en el devenir de su obra pictórica y en las características simbólicas y estilísticas del conjunto».

El próximo martes, día 30, abrirá sus puertas esta retrospectiva que ofrece un recorrido cronológico por las diferentes etapas de la vida artística de la pintora (Santander, 1881-París 1932).

'La dama del abanico', 1913-1916, Óleo sobre lienzo. Colección particular. Belén Pereda

Blanchard fue la primera mujer en España en adoptar el estilo cubista y en experimentar en sus composiciones con la fragmentación y las múltiples perspectivas, por lo que su contribución al movimiento moderno se considera particularmente notable. Ello, «unido al dominio técnico que demostró y al respeto que se ganó entre sus contemporáneos, han convertido a Blanchard en una figura de referencia». Esta muestra, además se suma a las exposiciones que el Museo Picasso Málaga ha realizado a lo largo de años poniendo en valor el trabajo de mujeres artistas.

Una muestra monográfica que presenta un recorrido cronológico por las diferentes etapas en la vida artística de la pintora comprometida que, «con su modo particular de vivir y de crear hasta el final, traspasó los límites de los estereotipos de género».

La muestra en datos

Museo Picasso de Málaga

Exposición monográfica que ofrece un recorrido cronológico por las diferentes etapas en la vida artística de la pintora santanderina María Blanchard (1881-1932). Inauguración el martes día 30.

Objetivos

La exposición 'María Blanchard. Pintora a pesar del cubismo' se exhibirá hasta septiembre. Tiene como objetivo «poner de relieve la riqueza simbólica, el compromiso social, la complejidad formal y el carácter innovador propios del trabajo de la pintora santanderina».

Propuesta singular

El Museo Picasso organiza un taller de storytelling para adultos a cargo de Belén Torregrosa. «Una mujer pinta. Su nombre es María Blanchard. María, como tú y yo, es muchas cosas a la vez: la niña de Santander, una cubista en París, los versos de Lorca en Madrid».

Contribuyó al movimiento moderno por ser la primera mujer en España que utilizó sistemáticamente el método cubista para construir imágenes. «La combinación de elementos geométricos y una hábil simultaneidad de puntos de vista, dan un carácter único tanto a las imágenes más abstractas de su primera época como a sus composiciones figurativas poscubistas, realizadas a partir de 1920».

Su repertorio temático de maternidades, escenas domésticas, niños o mujeres trabajadoras, refleja una sentida preocupación femenina por la vulnerabilidad de la condición humana y el poder evocador de las emociones.

Para los organizadores todos estos aspectos son enfatizados por la artista «con un impecable dominio técnico y un evidente interés por la historia y la tradición de la pintura europea». Este nuevo perfil de la pintora española, considerada la gran dama del cubismo, se enmarca en el programa del Museo Picasso Málaga dedicado a reivindicar labor de la mujer artista del siglo XX, tras anteriores muestras dedicadas a Sophie Taeuber-Arp (2009), Hilma af Klint (2013), Louise Bourgeois (2015); 'Somos plenamente libres. Las mujeres artistas y el surrealismo' (2017); y Paula Rego (2022).

'La echadora de cartas', 1924–1925, Óleo sobre lienzo. Association Des Amis du Petit Palais. © Studio Monique Bernaz, Ginebra

«En una imagen, el arte empieza donde la naturaleza y la razón terminan». La sentencia de Blanchard define perfectamente el espíritu que subyace en su pintura y en sus querencias artísticas. Cuando se estableció definitivamente en París, en 1916, ya tenía treinta y cinco años. Ligada a la generación de los Rivera y Juan Gris, tuvo una gran aceptación en el círculo de ese mundo aparentemente limitado.

Desde Montparnasse participaba en reuniones, albergó a gentes en su estudio, además de viajar y exponer con frecuencia. Tras su etapa de formación, su carrera se extendió desde 1913 hasta su muerte en 1932, y su celebrada pintura cubista, que desarrolló entre 1915 y 1920, coincidió con una etapa efervescente en el ecosistema artístico parisino. No obstante, son importantes en sus inicios los estudios en Madrid junto a Emilio Sala, Fernando Álvarez de Sotomayor y Manuel Benedito. Ya en París fue alumna de Anglada Camarasa, clave en su despegue creativo.

'Botella y copa de frutas sobre una tabla' c. 1917-1918. Óleo sobre lienzo. Colección Zorrilla Lequerica. © Colección Zorrilla Lequerica

En la historia cabe destacar el perfil que Gómez de la Serna trazó sobre Blanchard: «Es un ser tan lleno de cosas, tan reservado, tan pleno de ahorros, que nos tiene sobrecogidos. Ella no es femenina, sino varonilmente maligna, asombrosa y maravillosamente maligna, quimérica y secreta, nigromántica, ingenua como la voz de una niña, y embaraza como viajera que acaba de llegar de vuelta del país de las oscuras cavernas y del país de las cumbres radiantes». La fragilidad humana, la maternidad, las mujeres trabajadoras son parte esencial de la mirada de Blanchard.

En el Museo malagueño, hasta el 29 de septiembre, tal como ha incidido su comisario, quedará reflejada la trayectoria de la santanderina «al completo, y de forma cronológica», incluyendo todas sus aportaciones, desde «sus experimentaciones con las perspectivas múltiples y la fragmentación, pasando por la complejidad formal y el cariz simbólico del conjunto de su producción». El Museo Picasso, referencia obligada en el circuito de arte que ha edificado la ciudad andaluza, pretende redescubrir a la pintora desde las diferentes etapas y temáticas de su trayectoria. Al margen del hábitat cubista, su obra no se quedó en este estilo, sino que «evolucionó hacia una figuración muy personal y distintiva, manteniendo una visión auténtica y reconocida en el círculo de arte de París».

José Lebrero Stals, comisario de la exposición. DM

«Era demasiado moderna para una España reacia a la innovación pictórica»

Durante catorce años, hasta finales de 2023, ha dirigido los destinos del Museo Picasso Málaga. José Lebrero Stals (Barcelona,1954) ejerció, además, como director del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Sevilla). Hace dos años trajo a Santander una de las muestras fotográficas sobre la vida de Picasso. Ahora es el comisario de la exposición dedicada en Málaga a María Blanchard.

–¿'Pintora, a pesar del cubismo' puede considerarse un título desafiante, una reivindicación diferente de la artista?

–En el ámbito académico anglosajón y hasta muy recientemente su aportación al cubismo o no se conocía o se desconsideraba por no responder de modo preciso a la ortodoxia del estilo. El cubismo en aquella época en nuestro país jugó un papel menor de poco a nada en el devenir de las artes visuales. En Francia desde el mismo Kahnweiler entonces tan influyente la consideraba una pintora menor. La recepción de Blanchard en España frecuentemente se ha sostenido en el valor del personaje más que en la complejidad de la obra. Ser una expatriada, no dedicarse a las 'artes menores' que era lo que se suponía hacían ellas, y además no encajar con papeles de musa, modelo, amante o pareja del genio de turno, le pasó factura. Sin embargo, siguió pintando y elaborando una visión única y muy original en su época postcubista figural. Blanchard, después de 1920, miró hacia otro lado del cubismo. Suerte de ello es que nos ha legado un rico patrimonio a pesar de los doctos especialistas 'cubistas'.

–¿A qué achaca los vaivenes de valoración que ha sufrido la obra de María Blanchard a lo largo del tiempo?

–Es sabido que tras su fallecimiento en 1932 y por diversos avatares bélicos, políticos, económicos o familiares la obra de Blanchard desaparece y se diluye en el olvido. Tendrá que pasar mucho tiempo hasta la primera gran exposición de museo en Madrid ya en los años ochenta cuando por primera vez se la 'institucionaliza' con ambición de rigor y ordenadamente como primicia en España. Aun así una lectura contemporánea de su obra aporta nuevas lecturas que permiten calificarla de proto-feminista eludiendo interpretaciones de carácter sicobiologista.

–¿Esta exposición puede ayudar a redescubrir su figura, incluso a mostrar a una nueva Blanchard?

–Sin duda, su consistente obra no fue suficientemente valorada en un contexto cultural que creía en la inferioridad femenina artística. Pintora comprometida con su modo particular de vivir y de crear hasta el final, traspasó los límites de los estereotipos de género y mirada desde nuestra perspectiva actual se transforma en modelo de referencia útil para generaciones jóvenes. Su obra, aquí sintetizada a modo retrospectivo transcurre en apenas dos décadas pero tiene un grado alto de diversificación formal y mucho de testimonio de un momento doloroso en París de entreguerras.

–¿Sus coetáneos, involuntariamente, contribuyeron a la invisibilidad inicial de su obra?

–Sus coetáneos en España, salvo pocas y honrosas excepciones, no tuvieron noticia precisa de lo que hizo artísticamente a partir de 1915 cuando se marchó por última vez a París para nunca regresar. Era demasiado moderna para un país entonces reacio a la innovación y exploración pictórica que acontecía en el mundo. Sin embargo, de Diego a Bergamín encontramos testimonios sinceros de respeto y admiración.

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