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«La vida es demasiado corta como para perder el tiempo con cosas que no nos apasionan». La cita se atribuye a María Callas. La Divina. El mito. La cantante de ópera más reconocida del siglo XX, que el próximo día 2 hubiera cumplido cien años y que falleció a los 53 de un ataque cardiaco. Mucho se ha escrito sobre la gran figura, sobre su poderoso y emotivo estilo de interpretación, su control único sobre la técnica vocal, sus amores y desamores. También sobre las pasiones que levantaba entre los más aficionados al bel canto y los menos melómanos que seguían con una gran fascinación sus apariciones, sus viajes... Fue, sin duda, la gran diva del siglo XX cuya vida llevará al cine Angelina Jolie en la que ya es una de las películas más esperadas del 2024. Solo un mito podría interpretar a otro mito.
Tras convertir a Natalie Portman en Jacqueline Kennedy para 'Jackie' y, más recientemente, a Kristen Stewart en Lady Di para 'Spencer', el chileno Pablo Larraín firma este nuevo 'biopic' sobre la soprano en una película que llevará por título 'María', que estará centrada en sus últimos días en París antes de su muerte en 1977, y de la que ya se han hecho públicas algunas imágenes del rodaje, que ha tenido lugar, además de en la capital francesa, en Milán, Budapest y Grecia. En ellas, Jolie aparece con unas enormes gafas y prendas basadas en los propios diseños que lucía la gran diva.
Nacida en Nueva York, en 1923, la tortuosa vida de Ana María Cecilia Sofía Kalogeropoulos, plagada de abusos, abortos, intentos de suicidio... no llegó a ensombrecer su trayectoria musical. Callas fue una pionera cuya carrera marcó un punto de inflexión en la historia de la ópera, como prueba el hecho de que sus discos se venden todavía hoy mucho más que lo de otras grandes divas del pasado y del presente. Dotó a la lírica de un grado de unidad dramática y musical sin precedentes que hizo de la ópera, tal y como se recuerda en las principales publicaciones musicales, «un teatro creíble». Además supo combinar a la perfección su formidable técnica con un personal timbre y una particular hermosura que podía adaptarse a todo tipo de registros lo que le permitió cantar papeles tanto de soprano como de mezzosoprano (Carmen de Bizet, Rosina en 'El Barbero de Sevilla') hasta que fue perdiendo su voz. En 1965 anunció que se retiraba de los escenarios. No obstante, no abandonó el canto, y en 1974 realizó junto al tenor Giuseppe di Stefano una gira de conciertos por Europa, Estados Unidos y finalmente Extremo Oriente ,
Uno de sus papeles favoritos fue 'Medea'. Lo representó en más de 30 ocasiones sobre los escenarios y lo llevó al cine de la mano del director italiano Pier Paolo Pasolini.
Sus triunfos en el escenario contrastan con sus dramas en la vida personal, esos episodios que saltaban a los periódicos y revistas de la época y que no faltarán en la película de Larrain. «Hay dos personas dentro de mí. Me gustaría ser María, pero está la Callas, por quien debo estar a la altura. Así es que lucho con ambas como buenamente puedo», reveló durante una entrevista reproducida en el documental 'María by Callas', de Tom Volf.
Uno de los primeros golpes que sufrió fue la separación de sus padres cuando tenía 13 años, un divorcio que le llevó de regreso a Grecia con su madre y su hermana. A pesar de que su madre fue quien la inculcó el amor por la música, su relación con ella nunca fue buena; la sometía a continuas presiones, la criticaba por su aspecto físico y la obligaba a dedicar todo su tiempo a asistir a clases, ensayos y audiciones. Años después, incluso confesó a la prensa que nunca se había sentido querida por ella.
A los 26 años, se casó con Giovanni B. Meneghini, un constructor italiano acaudalado treinta años mayor que ella, que pasó a ser también su mánager y representante. El matrimonio duró diez años, hasta que el magnate griego Aristóteles Onassis se cruzó en la vida de María Callas y lo trastocó todo. Él se convirtió en el centro de su universo, aunque nunca llegaron a casarse. Su historia fue, como se ha contado, una auténtica tragedia de engaños y excesos en la que Callas se fue apagando como mujer y como intérprete. En 1968 la noticia de la boda de Onassis y Jacqueline Kennedy, la viuda de John F. Kennedy, la destrozó por completo. «Fue como recibir un golpe en la cabeza, fue horrible. Intento sobrevivir. Por él abandoné una carrera increíble, en un oficio complicado. Rezo a Dios para que me ayude a superar este momento» contó después devastada.
En otro momento de su vida Callas afirmó que «la música nos hace sentir vivos» . Cien años después de su nacimiento, La Divina está más viva que nunca.
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