Mirada de mujer tras la cámara

Como en tantos otros ámbitos de la cultura, la ciencia o las artes, se hace necesaria una revisión para dar cuenta de la presencia y lugar que han tenido las mujeres en la Historia de la Fotografía. Y eso que, a diferencia de ocultamientos radicales como hemos conocido en otros espacios de creación, en fotografía suelen destacarse figuras de mujeres en historias generales –Julia Margaret Cameron, Imogen Cunningham, Margaret Bourke-White, Dorotea Lange, Tina Modotti, Diane Arbus, Inge Morath, Graciela Iturbide, Dora Maar, Annie Leibovitz…– y de teóricas del medio como Gisèle Freund o Susan Sontag. Es decir, que a pesar de esa ineludible revisión y de la reivindicación de figuras hasta ahora invisibilizadas, el eclipse de las mujeres fotógrafas no ha sido total.

Este trabajo de la profesora Concha Casajús lleva a cabo esa revisión y hace una cartografía esencial con los nombres y personalidades de 36 fotógrafas de diversos países, sin que se pueda decir más en el espacio limitado de un libro que, más allá del ámbito académico, está destinado a un público amplio. Obviamente, se podrá argüir que se trata de un número pequeño, pero no estamos ante una historia de la fotografía ni un trabajo enciclopédico: es un ensayo de alta divulgación que acierta en esa breve selección, una treintena amplia de autoras con valor metonímico. En el caso de la fotografía hecha por mujeres en España, el libro da cuenta de personalidades tan conocidas y reconocidas como Cristina García Rodero, Ouka-Lele, Colita, Isabel Muñoz o Joana Biarnés, pero también de Marisa Flórez, Sandra Balsells o Milagros Caturla. En esta panorámica el lector puede descubrir figuras discretas o ignoradas cuyo interés se evidencia por el análisis que hace la autora, como es el caso de la fotógrafa iraní Shirin Neshat o de la pionera catalana Sabina Muchart Collboni.

Hay que resaltar que la autora, además de académica, es fotógrafa de dilatada experiencia, lo que se comprueba en muchos comentarios que revelan cómo se pone «en lugar de» la fotógrafa cuya obra analiza. Y no lo hace principalmente desde un punto de vista técnico al ponderar las dificultades de luz o de encuadre en una imagen o la novedad que aportan determinadas texturas. Concha Casajús se pone en el lugar físico que ocupa la fotógrafa, esto es, en el espacio humano y social, en el punto desde el que se construye la mirada hacia otros seres humanos y el compromiso con ellos que inevitablemente se establece. Como refleja muy bien la imagen de la portada del libro, el lector se siente implicado porque alguien le mira; y cuando somos mirados nos sentimos comprometidos. Probablemente esta sea la singularidad de la 'otra mirada' a que hace referencia el título o de una 'visión femenina de la realidad', como enuncia un capítulo.

Este trabajo tenía el riesgo de la síntesis enciclopédica, esto es, el mero catálogo de mujeres fotógrafas más o menos consensuado. Afortunadamente se evita una previsible panorámica de fotógrafas con dos recursos sobre los que hay que llamar la atención.

En primer lugar, la autora no hace biografías de las fotógrafas, sino que da cuenta de su personalidad y únicamente aporta aquellos datos de la trayectoria familiar y profesional, o del contexto social, que son relevantes para explicar esa personalidad. Con ello consigue algo tan arriesgado como decir en ocho o diez líneas qué tipo de fotógrafa es o cuáles son los rasgos más destacados de su identidad. Se podrá discrepar en el diagnóstico, pero ello es inherente al género del ensayo, que invita al lector a pensar por cuenta. A esta digamos «identidad artística» de las fotógrafas consideradas en el libro contribuye sobremanera la elección de algunas imágenes –entre dos y cuatro fotos de cada autora– que son representativas de la obra de la fotógrafa y que Casajús analiza con buen ojo de forma muy rápida, comentado cada una de ellas en solo unas líneas. Este es, probablemente, el gran acierto de 'Mujer y fotografía. La otra mirada', pues permite al lector un conocimiento de las principales mujeres fotógrafas desde su obra condensada en unas pocas imágenes que revelan de forma inequívoca la mirada, los temas o el estilo idiosincrásico.

La segunda cuestión importante en un ensayo breve que resume un caudal de conocimientos e ideas es la estructura y vertebración del texto. Renunciando deliberadamente al discurso cronológico o geográfico que ordenara los perfiles de las fotógrafas por el año de nacimiento o el país, se opta por cinco grandes bloques que vienen definidos de forma diversa, teniendo en cuenta géneros, épocas, estilos o pretensiones, o algo tan sutil como «la visión femenina de la realidad». Esta vertebración, tan eficiente como cualquier otra, sirve a Casajús para, en el fondo, trazar un bosquejo de algo así como «historia de la fotografía desde las mujeres» y, desde luego, supone un interesante boceto de los géneros/temas en que puede articularse cualquier historia de la fotografía.

A mi juicio, esos bloques hacen hincapié en dos vertientes o aspectos decisivos: la mirada comprometida (capítulos 'Fotoperiodistas' y 'La visión femenina de la realidad') por la que la cámara pone en diálogo a las fotógrafas con otros seres humanos y la creación de imágenes (capítulos 'Persuasión' y 'Finalidad artística') en que la artista se evade de la inmediatez de lo real para cultivar sus imaginarios. En las veinte páginas iniciales del libro, tras el epígrafe 'Pioneras' se hace una pertinente recopilación de fotógrafas históricas.

El ensayo supone una contribución a los estudios que reivindican a las mujeres fotógrafas al tiempo que invita a los lectores a indagar en sus personalidades a través de imágenes que adquieren mayor elocuencia gracias a la hermenéutica desarrollada por Casajús Quirós. Un valioso trabajo para un público amplio.

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