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Niña prodigio esforzada superviviente
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Marina Patrón Sánchez retrata, en 'Josefina de la Torre', a una mujer atípica del siglo XX que cultivó distintos géneros artísticosMuchas vidas caben en una vida. Josefina de la Torre, nacida en 1907 en el seno de una familia burguesa que había dado, y seguiría dando, nombres destacados en la vida artística y cultural española, parecía predestinada a convertirse en una de las principales figuras de la literatura española.
En 1917, Margarita Nelken le dedicó un artículo en un diario madrileño con el título de 'Una poetisa de ocho años' (le quitaba dos, como ... si fuera necesario acentuar la precocidad). Su hermano Claudio de la Torre, una de las figuras destacadas de la nueva literatura, la ayudó a relacionarse y a promocionar su obra. En 1924 viaja por primera vez a Madrid y en una exposición de su primo Néstor, el gran pintor modernista, queda fascinada por el retrato de un joven. Su hermano Claudio se acercó entonces para presentarle a un amigo escritor, Juan Chabás, que era precisamente el modelo del retrato. Fue su primer amor, al que siguió un enamoramiento con Luis Buñuel, que tampoco acabó bien, aunque en este caso parece que afortunadamente, a juzgar por lo que su rival, Jeanne Rucar, quien se casaría con el cineasta, cuenta en sus memorias: «No tuvimos ni ideas ni responsabilidades compartidas. Él decidía todo: dónde vivir, las horas de comer, nuestras salidas, la educación de los hijos, mis aficiones, mis amistades».
En 1927 –de tanto simbolismo para la literatura española– la poeta casi adolescente publica su primer libro, 'Versos y estampas', y en el mismo privilegiado lugar, los suplementos de la revista 'Litoral', en que aparecieron los primeros libros de Cernuda o Aleixandre. Su mentor fue Pedro Salinas.
De la gestión editorial del segundo libro, 'Poemas de la isla', de 1930, se ocuparía Juan Chabás. Pero el fin de aquel amor, boicoteado por la familia de la poeta y por la indecisión de Chabás, debida a su precariedad económica, dificultó su difusión. Culminación del prestigio como poeta de Josefina de la Torre fue su inclusión, junto a Ernestina de Champourcin, en la segunda edición, aparecida en 1934, de la mítica antología de Gerardo Diego. Luego, aunque seguiría editando acá y allá algún texto (e incluso tuvo su etapa de novelista rosa y policíaca con el pseudónimo de Laura de Cominges), desapareció como escritora hasta su tardía resurrección en los años ochenta. Ni siquiera la menciona el antiguo gran admirador Juan Chabás en su 'Literatura española contemporánea', publicada en La Habana en 1953, ni la incluye en su antología 'Poetas de todos los tiempos' que, en la parte española, concluye precisamente con Ernestina de Champourcín.
Autora Marina Patrón Sánchez
Editorial Renacimiento. Sevilla 2025
Páginas 460
Precio 23,66 euros
Pero la literatura era solo uno de los intereses de Josefina de la Torre: la música y el teatro le atraían igualmente, y en ambos destacó desde niña. Con su hermano Claudio colaboraría desde los años veinte en actividades teatrales y cinematográficas. Durante la posguerra, su actividad principal sería la de actriz, en algún caso con compañía propia, en la mayor parte de las ocasiones desempeñando pequeños papeles.
Josefina de la Torre parece que quiso facilitarle el trabajo a un futuro biógrafo. Escribió diarios, minuciosas agendas, guardó cartas, recortes periodísticos, cualquier documento que pudiera dejar constancia de su trayectoria vital. Marina Patrón Sánchez ha tenido en cuenta todo ese material y también el diario de la madre de la escritora, Francisca Millares, una figura fundamental en su vida. El resultado es un volumen que interesa más por la figura de la protagonista que por las referencias a la obra literaria, quizá un tanto menor.
No llegó a ser lo que estaba predestinado a ser aquella niña prodigio que deslumbró a la buena sociedad de Las Palmas a comienzos del siglo XX. Se interpuso una guerra civil, en la que se vio forzada a tomar partido alistándose a la Falange, y también su condición de mujer que tenía que estar bajo la protección continua de la madre y el hermano mayor. Quizá para escapar de esa sujeción se casó por primera vez en enero de 1954. La convivencia no llegó a durar tres meses, pero el matrimonio duró hasta que murió el marido en 1977. Solo entonces se pudo casar, a los setenta años, con quien llevaba décadas de convivencia semiclandestina, su gran amor, el actor Ramón Corroto, veintitrés años más joven, pero que sin embargo moriría veintidós años antes.
Mucho de melodrama hubo en la larga vida de Josefina de la Torre, que tuvo tiempo para trabajar en una tienda de modas y para poner un puesto en el Rastro junto a su cuñada, la escritora Mercedes Ballesteros, viuda de Claudio de la Torre.
Del olvido, desvanecida su fama como actriz, no solo en el teatro, también en el cine, la radio y la televisión, la rescataría la juvenil relación con la generación más famosa de la literatura española, con aquellos años veinte que tras la guerra civil se mitificarían y que mientras transcurrían no parecían tener mayor importancia. «Noticias de Madrid, ninguna», le escribe Chabás en una carta de 1927. «No pasa nunca cada. Va y viene Lorca por los cafés. Y, no se sabe cuándo ni dónde, se esconde y hace cosas magníficas. Cada vez mejor. Fernández Almagro publicará pronto un libro. Azorín fracasa otra vez en el teatro Se casa Moreno Villa. Da un banquete Ramón Gómez de la Serna. Alberti no sale de casa si no viene a Madrid Sánchez Mejías. Y escribe versos como los de 'Litoral' y 'Revista de Occidente' que son ya casi poesía pura. Todo eso es la actualidad. Y hace frío. Y se estrenan unos filmes magníficos. Y se cantan en la calle tres o cuatro charlestones más».
Un profesor norteamericano, Carlos Reyes, traduciendo la antología de Gerardo Diego, encontró los versos de Josefina de la Torre. No sabía si estaba viva o muerta. Se pasó una década investigando sobre ella y en 1999 consiguió que le recibiera en su casa. Josefina de la Torre moriría tres años después, a punto de cumplir los noventa y cinco. Tuvo tiempo de conocer el nuevo interés por su obra y por su figura, convertida en una de las heroínas de un tiempo sombrío.
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