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Todo empezó como un podcast; uno en el que el periodista estadounidense Rob Harvilla quería rendir culto a la música de su juventud, la década de los noventa. Quería hacerlo a través de sesenta canciones –y no noventa, por pasarse de frenada y que le cancelasen el programa en el número cinco–, pero acabaron siendo ciento veinte. O más. Y, también, un libro. Un libro delirante y gamberro, en el que los capítulos comienzan hablando de Celine Dion, las Spice Girls o Madonna y acaban hablando de The Prodigy, pasando por Courtney Love y Kurt Cobain o Beck. De lo comercial –entonces aún no se decía 'el mainstream– a la contracultura, y vuelta. Y todo con un ritmo trepidante y un desenfado de lo más contagioso.
Titulo Los 90 en 90 canciones (o más)
Autor ROB HARVILLA
Editorial Lunwerg,2024.
Precio 21,90 euros
¿Tiene sentido repescar los noventa? Bueno, pues a pesar de lo que pensamos los que estamos empezando a peinar canas, resulta que la nostalgia está más que justificada. Y es que hace ya más de treinta años que arrancó aquella década. Así que… sí. ... Ya estamos en edad de disfrutar de batallitas. Eso sí, a ser posible, sin caer en los clichés tipo 'Cuéntame', algo muy de agradecer en este caso.
Por otro lado, hay que resaltar un gran valor añadido de la obra: el que le aporta su traductor. Se trata del escritor y periodista Milo J. Krmpotic, quien en una interesantísima nota inicial explica su modo de proceder en una obra en la que la inmensa mayoría de las canciones están escritas en inglés. Con dos excepciones, curiosamente, en castellano: '¿Qué hiciste?', de Selena, y la inevitable 'Macarena' de Los del Río, ahí es nada; que, por cierto, sale bastante bien parada. La cuestión es que Krmpotic, en su nota, explica por qué decide dejar títulos y versos en su lengua original, para traducirlos al pie de la página. ¿Por qué? Porque, aunque en los sesenta fuera práctica común publicar discos como 'Puente sobre aguas turbulentas' o 'Qué noche la de aquel día', «en los noventa no conocí a nadie que hablara con naturalidad de 'Huele a espíritu adolescente', 'El señor Jones' o 'Perdiendo mi religión'. Impecable razonamiento.
Aunque lo verdaderamente valioso es la maravillosa adaptación a nuestro idioma que realiza el traductor, con un dominio apabullante de los registros coloquiales. Habría que cotejarlo con el original, claro, para saber cuánto ha sido 'won in translation', pero el resultado es una prosa realmente ágil y divertida.
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