Las palabras de una vida
Andrés Neuman profundiza en los rostros ocultos de María Moliner, autora del diccionario «más completo, útil y divertido», según Gabriel García Márquez, en 'Hasta que empieza a brillar'
Palabras sobre quien exploró las palabras. Vida y lenguaje entrelazados. Intimidad y secretos. Quizás el sentido de una autobiografia oculta. Y muchos interrogantes. En infinidad de bibliotecas domésticas, caseras, populares, asoma el 'Diccionario del Uso del Español', el «más completo, útil y divertido de la lengua castellana», como lo describió el Nobel Gabriel García Márquez. Tras la forja titánica de esos dos tomos y 3.000 páginas alimentadas por miles y miles de fichas, asoma la figura de María Moliner (1900-1981). El salón de su casa como escenario, con cuatro hijos y en 'horas libres', durante 16 años la bibliotecaria, filóloga y lexicógrafa diseñó esa arquitectura de palabras para nombrar el mundo. Pero cabe preguntarse por la persona, las incógnitas de una existencia eclipsada por el fenómeno de su propia obra.
¿Por qué decidió escribirlo a los 50 años, en plena dictadura franquista? 'Hasta que empieza a brillar' (Alfaguara, 2025) se adentra en el retrato femenino, en la trastienda de una vida, en la personalidad de una figura clave al cumplirse su 125 aniversario. El escritor y poeta Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) es el autor de una biografía novelada que es también la expresión de una doble querencia: la que comparten en el tiempo la autora del diccionario y el narrador argentino por las palabras, modelando y modulando ese vinculo sensorial y extraño que nos construye por dentro y por fuera. El autor de 'El viajero del siglo' (Premio Alfaguara y Premio de la Crítica) desvela capas y capas, plantea preguntas y ahonda en la persona mas allá del diccionario.
En el cruce de trayectos afloran nombres como los de Buñuel, Dalí, Lorca y Gabriela Mistral; su labor como bibliotecaria en la República; el enfrentamiento con la RAE y el alumbramiento mediante las palabras frente a una España sumida en la oscuridad generada por el régimen del sátrapa. 'Hasta que empieza a brillar' es el reflejo lúcido de una resiliencia, el testimonio de una mujer que vivió a contracorriente. En la obra, cuyo título elegido tiene su origen en una cita de Emily Dickinson – «A veces escribo una palabra y me quedo mirándola hasta que empieza a brillar»– Andrés Neuman mima las palabras, agita la imaginación sin obviar la investigación, hasta transparentar la infancia y la juventud, ilustrar factores personales y sociales y, por supuesto, recorrer el pasado con esa mezcla de comedia y drama, de resistencia íntima y de tragedia también colectiva.
Hasta que empieza a brillar

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Autor Andrés Neuman
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Editorial Alfaguara, 2025.
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Páginas 296
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Precio 20,90
Neuman detalla la reverberación de una época, esa «vida de obstáculos muy representativos de la época en que vive. Tuvo que ponerse a trabajar desde niña y no paró hasta jubilarse a los 70 años. Fue de las primeras funcionarias de carrera que se sacaron las oposiciones al cuerpo de archivos y bibliotecas.
Pero también, cosa que a mí me sorprendió, la primera profesora de la historia de la Universidad de Murcia, donde vivió un tiempo», ha resaltado en ocasiones el autor. En la República, afincada en Valencia con su marido, el físico Fernando Ramón, se hizo cargo de las misiones pedagógicas que consistían en articular y gestionar bibliotecas en pequeños pueblos y zonas rurales. El escritor se refiere a ello de modo significativo: «Lo que Lorca hacía con el teatro, que era llevarlo a los pueblos de todo el país, María Moliner lo hizo con los libros en las bibliotecas rurales».
Ejercicio de amor
El autor de novelas como 'Una vez Argentina' y 'Hablar solos', de poemarios como 'Mística abajo', e 'Isla con madre'; y del díptico sobre su hijo conformado por 'Umbilical' y 'Pequeño hablante', fue seleccionado por la revista británica Granta entre los mejores narradores en lengua española de su generación.
El narrador argentino mantendrá este mes un encuentro con el público en la Feria del Libro Felisa
En su ejercicio de amor por las palabras –el origen de la novela hace casi una década parte de su vínculo con el diccionario–Neuman zarandea el pasado y nunca abandona la trascendencia del lenguaje como órgano vital y como latido de nuestro ser narrativo.
«María vio el cráneo pulido de Dámaso Alonso, sus anteojos de pasta descolgándose de las orejas, su bigote a medio evaporar, todo el estudio acumulado en el ceño. Esas ojeras de insomnio histórico», escribe al vincular a Moliner con Alonso, uno de los muchos ejemplos del retrato, la vivencia, la épica, la fascinación y lo intelectual que atraviesa la novela inmersa en la trayectoria de la bibliotecaria .
Lírica y documento
El escritor siempre tuvo claro que en María Moliner había un personaje y al novelarlo consigue que todo lo narrado habite en el idioma. A la lírica y el documento, lo biográfico y lo imaginativo, Neuman suma una disección en la que siempre prima la experiencia poética, el descubrimiento a través de un mosaico que participa de atmósferas, rastros, rostros, ecos, épocas... No es lineal sino un pulso tenso y diáfano entre el decir oficial, entre la lengua institucionalizada y la lengua que resiste, que se renueva desde la necesidad de gritar libertad.
Hay ironía e inteligencia, comprensión y retrato, sobre todo muchas ganas de agitar las palabras, instrumento vital y narrativo, protagonista en sí mismo del libro estructurado en diversas visitas y en tres grandes partes. Escribe Neuman su novela y Moliner da forma a cada entrada del diccionario. En la cronología imposible hay, sin embargo, dos tempos que se van fundiendo, el de la ficción y el de la vida. A modo de epílogo, 'El cristal', lógicamente aparece la decadencia, el deterioro, la descomposición. Pero en el juego de pérdida de memoria, surge el Neuman poeta que convierte la evocación y el olvido en materia de reivindicación de la voz de la filóloga en paralelo a del compromiso creativo del escritor.
Lo que Neuman logra es trazar una biografía fuera del estereotipo, al tiempo que elude la hagiografía, pese a su declarada admiración por Moliner.
Estilo, estética y compromiso se funden en un objetivo diáfano: volver la mirada sobre la autora subordinada por un tiempo de intolerancia y por la propia fuerza simbólica de su diccionario. Con delicadeza, la obra es un itinerario en el que confluyen las palabras de una vida y la vida en palabras.
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