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Realidad espiritual. Arte más allá del mundo
Sotileza

Realidad espiritual. Arte más allá del mundo

El Guggenheim de Bilbao acoge la primera exposición monográfica en España de Hilma af Klint, pionera de la abstracción

Guillermo Balbona

Santander

Jueves, 31 de octubre 2024, 20:09

Rara vez expuso en vida sus obras más innovadoras. Tuvo que transcurrir casi un siglo para que su trabajo reciba el reconocimiento que merece. Es Hilma Af Klint (1862-1944), una pionera que ha permanecido casi oculta en el tiempo. Reconocer a esta «audaz y prolífica artista» mediante exposiciones en importantes museos ha llevado a «reescribir la historia del arte dándole la importancia que merece». Hay paradojas: Antes de morir, escribió en sus últimas voluntades que sus obras no deberían ser expuestas durante al menos 20 años. Af Klint creó sus primeros cuadros abstractos en 1906, antes que Kandinsky quien hasta 1911 no publicó su primera obra. No obstante, siempre pensó que sus obras no serían valoradas en su época.

La artista sueca prescindió de su formación en la tradición pictórica para centrarse en un nuevo arte abstracto «fundado en sus profundas convicciones espirituales». Una exposición monográfica sobre esta especie de sacerdotisa del arte se exhibe en el Guggenheim Bilbao desde este pasado mes de octubre. La muestra pone el foco sobre la obra de una «artista profundamente interesada en cuestiones filosóficas, espirituales y esotéricas, pero también científicas, que plasma en sus originales creaciones corrientes y energías imperceptibles para el ojo humano, tratando de captar la realidad desde una perspectiva nueva que nos acerque a la verdad suprema».

La exposición

  • En datos Muestra: Hilma af Klint. Hasta el 2 de febrero, 2025. Comisarias: Tracey R. Bashkoff, Directora Senior de Colecciones y Curator Senior, Solomon R. Guggenheim Museum, y Lucía Agirre, Curator, Museo Guggenheim Bilbao. Patrocina: Iberdrola. Con la colaboración de la Fundación Hilma Af Klint.

  • Contenido Hilma af Klint (Estocolmo, 1862–1944). Primeros trabajos, dibujos automáticos, series y acuarelas tardías.

La paradoja es que frente a lo invisible u oculto de su obra, ahora su recuperación está bendecida por la repercusión y el éxito. La retrospectiva de 2018 en el Guggenheim de Nueva York fue la más vista de la historia del museo.

La fuerza de su creación, sus poderosas imágenes, la audacia de sus colores y la compleja simbología de sus cuadros integran los rasgos y señas de identidad de una creadora considerada una pionera de la abstracción y también en lo conceptual. El Museo Guggenheim Bilbao presenta hasta 2025 un completo recorrido por la trayectoria de la artista sueca. La muestra abarca así desde sus primeros trabajos de temática tradicional, sus dibujos automáticos y sus series más destacadas, como 'Pinturas para el templo', 'Perceval' o la dedicada al átomo, hasta sus acuarelas tardías.

Prescinde de su formación y se centra en un nuevo arte abstracto fundado en sus convicciones espirituales

«Si hay algo que caracteriza su obra es que a pesar de ser una artista que empezó a trabajar a finales del XIX y principios del XX, no se ha visto reconocida hasta el siglo XXI. En parte porque la propia artista la mostró muy poco, consideró que tenía que ser un público muy determinado el que tenía que acceder a ella y, asimismo, porque hemos tardado tiempo en poder mostrarla como ella consideraba que tenía que ser», subrayó Lucía Agirre, comisaria del Guggenheim, en la presentación.

'Retablo, Retablos, Grupo X (Altarbild, Altarbilder, Grupp X), n.º 1, 1915'. Óleo y lámina de metal sobre lienzo. Todas las obras: Cortesía The Hilma af Klint Foundation, Estocolmo, HaK 84 ©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024
u'La paloma, Serie SUW/UW, Grupo IX/UW' (Duvan, Serie SUW/UW, Grupp IX/UW), n.º 1, 1915. Óleo sobre lienzo.
'Evolución, Serie WUS/La estrella de siete puntas, Grupo VI' (Evolutionen, Serie WUS/Sjustjärnan, Grupp VI), n.º 16, 1908. Óleo sobre lienzo.
Fotografía de la artista sueca Hilma af Klint (1862–1944) en su estudio de Hamngatan en Estocolmo The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024
'Caos primigenio, Serie WU/Rosa, Grupo I' (Urkaos, Serie WU/Rosen, Grupp I), n.º 15, 1906–07. Óleo sobre lienzo.

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Af Klint falleció en 1944 atropellada por un tranvía, como Gaudí. Sus cuadros fueron expuestos por primera vez en Los Ángeles en 1986 en una muestra colectiva. Setenta años después de su muerte, en 2013, el Museo de Arte Moderno de Estocolmo organizó la primera retrospectiva de su compatriota. Curiosamente no es la primera vez que el Guggenheim de Bilbao expone sus obras. En 2021 algunas de ellas formaron parte de la muestra 'Mujeres de la abstracción'. El Museo apunta que constituyó un primer paso para reescribir la historia de las aportaciones de las artistas invisibilizadas a la que ahora se suma esta nueva monográfica, la primera que le dedican en España a Af Klint. Aunque llegó a exponer en vida, lo que se exhibió entonces se redujo fundamentalmente a sus pinturas figurativas y, muy ocasionalmente, las abstractas, que jamás presenta en el contexto del mundo del arte convencional, sino que busca compartirlas con comunidades espirituales afines, aunque no logra encontrar un público entusiasta. Consciente de que el mundo aún no está listo para aceptar su obra, Hilma af Klint se preocupa de «guardarla y clasificarla» para que llegue de forma articulada a la sociedad venidera.

En 1906 Hilma af Klint inicia su proyecto más importante e innovador, al que dedica casi una década. Sus 'Pinturas para el templo' constan de un total de 193 obras, entre pinturas y dibujos, en los que la artista «prescinde de lo aprendido formalmente para centrarse en un nuevo arte, no objetivo, que parte de su relación con el espiritismo y otros sistemas de pensamiento como el rosacrucismo, la teosofía o la antroposofía de Rudolf Steiner».

Concebidas para ser instaladas en un templo helicoidal que nunca llegará a realizarse, ese conjunto de obras explora aquello que a simple vista permanece oculto, «algo que resultaba de interés tanto para los movimientos científicos como espirituales en la época, también para Hilma af Klint y otros artistas modernos». La exposición no solo, como es lógico, exhibe sus obras, sino que permite acceder a la filosofía de la artista, «sus ideas en torno a la teosofía, la antroposofía y el rosacrucismo. También sus ideas en torno al arte y la evolución que fue viviendo su obra a lo largo de seis décadas».

Nacida en el seno de una familia noble por méritos castrenses, Hilma af Klint tiene el privilegio de acceder a la educación y formación. Más allá del aprendizaje por vía familiar, recibe formación artística de corte tradicional en la Real Academia Sueca de Bellas Artes, que constituye una de las primeras instituciones en permitir a las mujeres dibujar a partir de un modelo vivo. Al igual que muchas personas de su época, Af Klint no ve una confrontación entre el mundo espiritual y el científico, sino todo lo contrario, para ella ambos sirven para alcanzar una verdad superior. Este interés de la artista le hace participar en sesiones de espiritismo, habituales en la época, aunque denostadas por las religiones tradicionales. La artista, que formó parte de la primera generación de mujeres europeas que accedió a la formación superior en arte en una Europa cambiante, donde la mujer también buscaba abrir nuevos horizontes. Se implicó en el movimiento feminista de su país y fue de las primeras en estudiar en la Real Academia Sueca de las Artes, donde se graduó con honores. Aunque de cara al público se especializó en pintar paisajes y retratos naturalistas, en su estudio centró su interés en desarrollar otro tipo de pintura que plasmó en una serie de telas que mantuvo en secreto a la espera de un público que supiera apreciarlas. Las pinturas y dibujos espirituales de la artista se fundamentan en sus conocimientos del lenguaje de la cartografía y otras ciencias. Al aprendizaje por vía familiar se suma una formación artística de corte tradicional en la Real Academia Sueca de Bellas Artes, que constituye una de las primeras instituciones en permitir a las mujeres dibujar a partir de un modelo vivo.

La iconografía de la artista la integran «óvalos, círculos concéntricos y espirales». La dualidad entre el espíritu y la material, el bien y el mal, lo masculino y lo femenino aparece también a menudo. «Pero Af Klint temía que aquellas obras creadas en trance y con ayuda del espiritismo no fueran entendidas por la sociedad de su época».

En sus pinturas destaca ese 'Caos primigenio', relacionado con las enseñanzas teosóficas en torno al nacimiento del mundo. En ellos la pintora se centra «en la idea teosófica de que al principio del mundo había una unidad, que se rompió, siendo la vida una búsqueda para volver a unir las fuerzas opuestas (como el bien y el mal, lo masculino y lo femenino) separadas al inicio de la creación».

El siguiente grupo que Hilma af Klint inicia dentro de la Serie Rosa se denomina 'Eros', como el dios griego del amor, asociado a la fertilidad y el deseo. En ella, «introduce elementos que equilibran las fuerzas opuestas de lo masculino, representado por el color amarillo, y lo femenino, por el color azul». Af Klint sigue trabajando de forma continua en las 'Pinturas para el templo', y entre febrero y abril de 1908 tarda tres días en terminar cada uno de los lienzos.

La exposición se completa con un catálogo profusamente ilustrado con textos de Tracey R. Bashkoff y Lucía Agirre, comisarias de la exposición, David Max Horowitz y Julia Voss que examinan la obra y la vida de Hilma af Klint entre la Europa decimonónica y de principios de siglo XX.

El objetivo esencial de la muestra, apunta la comisaria, es «presentar a Hilma af Klint como una mujer de su época. Y por eso me he centrado en explicar su participación en movimientos como, por ejemplo, por el voto de la mujer en Suecia».

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