Secciones
Servicios
Destacamos
Es un libro de paisajes, desiertos y cielos, pero también de interiores y entrañas. De intemporalidad y de tiempos que se van agotando. De conciencia global y de pérdida del sentido. Lo testamentario, el adiós, la despedida tienen su reflejo en un presagio e identidad permanentes. Es luz y oscuridad que dialogan en un desfile fragmentado, seco, de miradas cortas y palabras que huyen incapaces de fijar la vida. Su autor, Sam Shepard, es fiel a sí mismo hasta ese final inevitable. Leer 'Espía de la primera persona' (Anagrama) supone reencontrarse con aquel Travis de 'París, Texas' (película surgida de su escritura de 'Crónicas de motel' y de su propio guion), en fuga hacia adelante y en una constante postura de búsqueda. Un centenar de páginas fruto de un arrebato de soplo de vitalidad, de empeño por romper ese aire finalista que impregna la atmósfera reconocible, familiar, cotidiana.
La suya siempre fue una radiografía fragmentada pero intensa, entre el testimonio, las voces, la memoria, cierta mirada existencial y una poética muchas veces inasible e innombrable. Apenas un año antes de su muerte, Shepard (Fort Sheridan, Illinois, 1942-Midway, Kentucky, 2017) empezó a abordar esta novela atravesada por la enfermedad de su autor (ELA), la lucha contra el tiempo y las propias barreras físicas que iban delimitando la forma y el fondo de la escritura, desde lo puramente material y corporal a lo intelectual, al pensamiento y la poética. La escribió a mano durante un tiempo, grabó partes del libro y acabó transcribiendo el resto a su familia. E incluso, en el momento terminal, dictó otras de las partes. Su amiga de toda la vida, la cantante, artista visual y escritora Patti Smith lo ayudó en la revisión del manuscrito. La mirada última y las correcciones culminaron unos días antes de morir el 27 de julio de ese 2017.
Autor Sam Shepard
Editorial Anagrama, 2023
Páginas 103
Precio 17,90 euros
El actor de 'Elegidos para la gloria' no escribió algo que no hubiera concebido antes de la enfermedad. Shepard novela un estado, fija su mirada alrededor y edifica, como tantas veces, una caleidoscopio de territorios, paisajes, horizontes y fronteras. El espionaje en primera persona es el del inconformista, el del observador, el del testigo que quiere y debe contar para seguir viviendo.
El autor de la obra teatral 'Locos de amor' traza su trayecto en cerca de cuarenta pasajes numerados, a modo de diario, de capturas visuales, de mosaicos. «Alguien evoca recuerdos y narra historias: una extraña fiesta con camellos en pleno desierto de Arizona; el marido de una tía abuela al que le arrancaron una oreja de un mordisco; un embarcadero en la costa; un caballo al que disparan en plena carrera; una clínica en mitad del desierto rodeada de jardines con esculturas; la historia de los abuelos que se marcharon cuando la casa se les inundó; la historia de Pancho Villa cuando acabada la revolución lo asesinaron; un colchón en el suelo en el Lower East Side neoyorquino; Vietnam y el Watergate; la fuga de Alcatraz; un grupo de inmigrantes mexicanos que esperan trabajo en una esquina...». Pese a las dificultades citadas para su escritura, hay un ritmo interno, un latido que destilan las páginas del autor del libro de crónicas 'Rolling Thunder: con Bob Dylan en la carretera'.
El pentagrama está hecho de soledad y paisaje, de identidad y dolor, de desgarro y de preguntas siempre. La imagen de una mecedora podría ser el icono visual de esa película de su vida que subyace en las palabras del narrador y dramaturgo. Y el fantasma de ese pasado que parece fragmentario. Y también esa tristeza de la decadencia que se refleja en este poema en prosa desmayándose en su particular viaje al fin de la noche.
«Hay algún modo de sanar el presente? ¿Podemos hacer algo tan sencillo como tomar un baño caliente de agua mineral? ¿O tenemos que empezar de cero?. Tiene que haber algún tratamiento. Somos niños que creemos en los milagros. Una larga pausa. Una pausa. Una larga pausa. Una pausa. Nadie presta atención a sus palabras. Nadie presta atención al momento. Nadie presta atención a nadie». En su brevedad y contención, 'Espía de la primera persona' obra el milagro de sublimar lo íntimo y de mostrar recuerdos borrosos, de transparentar imágenes del propio autor, ganador del Pulitzer. Lo fugaz y los cielos crepusculares frente a la rutina. Ese aliento último despojado de raíces que persigue señales. Lo cotidiano de vivir y lo insólito de morir.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Rafa Torre Poo, Clara Privé | Santander, David Vázquez Mata | Santander, Marc González Sala, Rafa Torre Poo, Clara Privé, David Vázquez Mata y Marc González Sala
Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.