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Antes de entrar a comentar 'Todo cuanto anhelo' debo hacer una mención a la exquisita edición que, fiel a su estilo, presenta la editorial Cielo Eléctrico. La encuadernación en tapa dura y la ilustración en color de la portada estampada a golpe seco hacen de este libro un objeto bello en sí mismo. En cuanto al contenido, he de decir que leer a Manhae –seudónimo de Han Yong-un–―ha supuesto un feliz descubrimiento. Nacido en Hongseon, en Corea del sur, el 29 de agosto de 1879 y fallecido en 1944, Manhae fue, además de poeta, un activista político en pro de la independencia de Corea y un reformador del budismo que supo extraer de la poesía su aspecto más reivindicativo. Formalmente, llama la atención que el libro esté escrito en coreano, no en chino, y en verso libre, en lugar de en la métrica tradicional, lo que supone toda una declaración de carácter nacionalista –no podemos obviar que Manhae participó en el Movimiento del Primero de Marzo por la Independencia, por lo cual fue encarcelado por los japoneses desde 1919 hasta 1922–.
Autor Manhae. Edición de Francisca Chao y David R. Mccann. Traducción: Elisa Rodríguez López
Editorial Cielo Eléctrico
Precio 26,52 euros
Esta poesía, además, «hace gala de un tono coloquial y del ritmo natural de la lengua coreana, así como de las peculiaridades del dialecto regional ... del poeta», acaso como una manera de llegar al público más amplio, no solo a los eruditos. Abunda en esta idea saber que 'Todo cuanto anhelo' fue escrito tres años después de su salida de la cárcel, época en su activismo político estaba en su apogeo, activismo que supo simultanear con sus creencias budistas: «Lo verdaderamente notable en su vida es, pues, el grado con el que llevó a cabo esta llamada budista a la acción en el mundo, más allá de una mera afirmación retórica». En este aspecto, Manhae fue también un renovador del budismo. Escribió varios volúmenes que compendiaban sus teorías reformadoras y se valió además del lenguaje de la poesía para difundirlas, como apreciamos en este libro.La presente edición de 'Todo lo que anhelo' se basa en la edición en inglés en su estructura, aunque los poemas han sido traducidos directamente del coreano por Elia Rodríguez López y recoge parte de la producción poética en coreano de Manhae, pero, además, el volumen está enriquecido con un 'Prólogo' de Davis R. McCann, catedrático de Literatura Coreana y director del Korean Institue en la Universidad de Harvard en el que nos explica la dificultad de traducir un término como «nim», incluido en el título original: «Ha sido traducida aquí –afirma– como «amor», «amante» o «amada», e incluso una vez, en una especie de gesto formal, se ha dejado sin traducir […] Francisca Cho– se refiere a la traductora del coreano al inglés– opta por la definición dada por el propio prefacio del autor a sus poemas, en el que 'nim' es definido como no solo el ser amado, sino todo cuanto se anhela».
La ya mencionada Cho se ocupa de trazar un relato biográfico de Manhae y de comentar cada uno de los poemas con unas notas imprescindibles. En cuanto a los poemas en sí mismos, escritos como he adelantado en verso libre, alternan la visión femenina con la masculina y han recibido, según los particulares intereses de sus hagiógrafos, diferentes interpretaciones. Para unos, son una simbólica reivindicación de la independencia de su patria –la amada de los poemas–, para otros, se refieren a «la iluminación budista como objeto de deseo» y, finalmente, los terceros y más numerosos, piensan que son poemas de amor, y de desamor, dedicados a alguna de las mujeres de las que estuvo enamorado. Si, como el propio poeta, advierte, los poemas no dicen más de lo que dicen –hay que tomarlos al pie de la letra– debemos concluir que esta interpretación es la más acertada, sin negar el hecho de que algunos hagan explícita referencia tanto a la necesidad de sublevarse contra la dominación japonesa como al propósito de aunar activismo y meditación en una nueva concepción del budismo. «Escribió poesía –afirma Cho– contemplativa sobre la naturaleza, poesía simbólica oscura y torturada, poemas sensuales de amor y anhelo, y también temas abiertamente patrióticos», pero si hay un motivo predominante es el de la separación del amante: «La separación crea belleza», dice paradójicamente. La unión de contrarios es frecuente en estos poemas, como vemos en estos versos: «Mas en este mundo solo dos son mis caminos: / uno, ser acogido en tu seno; / otro, el abrazo de la muerte. / Porque, si no es entre tus brazos, cualquier otra senda es más escarpada y dolorosa que el morir». Se ha subrayado la evidente influencia del poeta indio Rabindranath Tagore, pero la percepción de la naturaleza como lugar de recogimiento nos recuerda, por ejemplo, a fray Luis, y la ambigüedad del significado de la palabra «amada», a Juan de la Cruz, por más que la prosodia de uno y otro estén en las antípodas del coreano.
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