Shimabuku, 'Pulpo, cítrico, humano' en Santander

Del viaje a la metáfora, de lo aparente a lo que subyace o cambia según el contexto. De uno o muchos lugares en el mundo a una poética personal, del humor a la comunicación. Todo a la vez en todas partes a través de sus «acciones performativas afectivas y humorísticas». Del azar a la poesía y siempre los espacios como estancias que propician las relaciones. El artista japonés Shimabuku (Kobe, 1969) se mueve entre bienales, exposiciones y proyectos individuales y colectivas y muestra su querencia por países como Brasil. El lenguaje y todas sus posibilidades canalizan su reflexión sobre la propia comunicación en el arte. El vínculo de su obra con España tiene varios antecedentes a través de la galería NoguerasBlanchard. Pero la primera gran muestra individual e institucional del artista llega de la mano del Centro Botín que en otoño completará su temporada con la apertura de 'Pulpo, cítrico, humano (Octopus, Citrus, Human)', que incluirá vídeo, fotografía, escultura, instalación y texto en una mirada en el tiempo de más de treinta años, al abarcar desde principios de la década de 1990 hasta la actualidad. El azar, la improvisación, lo documental, lo impredecible atraviesan la forma y el fondo de su trabajo. Shimabuku transmite «la sencillez de la coexistencia cotidiana y la belleza de la relación entre las especies». Su práctica está fundamentada en las relaciones, más que en la creación de objetos específicos, y «anima a los espectadores a volver a familiarizarse con el mundo natural». En el caso de Santander, como «parte del compromiso de la Fundación Botín con la producción artística», para esta muestra prevista desde octubre y hasta marzo de 2025, Shimabuku ha creado una serie de piezas nuevas con la participación de las comunidades locales, tanto humanas como no humanas, incluida una obra submarina grabada en el lecho marino frente a la costa santanderina.

Tras su creación el objetivo radica en «hacer insólito lo cotidiano e inspirarse a menudo en anécdotas personales, pequeños detalles de la naturaleza, experiencias colectivas o descubrimientos humorísticos y poéticos realizados en sus viajes». Sus performances e instalaciones proponen así nuevas formas de vida y nuevos métodos de comunicación. Este artista, que genera cuentos extraordinariamente imaginativos, donde cada propuesta o encuentro que sucede en el espacio público define la principal intención artística, ha viajado por diversos lugares de su país y del mundo, creando obras y performances que reflexionan sobre la vida cotidiana y las culturas de las personas con las que se encuentra. En este contexto, la cita con el artista que estuvo afincado en Berlín, incluirá obras creadas en colaboración con residentes locales. Se volarán así, de manera colectiva, cometas personalizadas, elaboradas en talleres dirigidos por el propio artista, que se convertirán en una instalación.

Comisariada por el propio Shimabuku junto a Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de exposiciones y de la colección del Centro Botín, la muestra incluirá 'Visiting Santander Octopuses: Exploring for Their Favourite Houses (Visita a los pulpos de Santander: explorando sus casas favoritas, 2024)', ese citado nuevo vídeo que «documenta las interacciones de los pulpos con una serie de vasijas realizadas por el artista como ofrenda para estos animales acuáticos». La exposición irá acompañada de una publicación, coeditada con La Fábrica. Shimabuku crea experimentos sociales y espaciales, abiertos y sin muchas directrices, tanto en la naturaleza como en espacios públicos, lo que permite que los organismos que los protagonizan –un pulpo, un cítrico, un humano– «participen a su propio ritmo y con sus propias capacidades». Las entidades implicadas se convierten así en el público principal de sus intervenciones: una exposición para monos, una escultura para un pulpo, un encuentro entre un pez y una patata. Todo ello se documenta mediante fotografías, vídeos, esculturas o textos, que se muestran al público en exposiciones donde se «derrumban las convenciones entre la naturaleza y la cultura; el proceso y la obra de arte; los públicos y los colaboradores». Sus obras surgen maravillosamente de lo mundano, de la propia curiosidad y deseos del artista, y evolucionan lentamente con el tiempo, con ciertos protagonistas que se manifiestan en variaciones a través de múltiples experimentos, adaptándose a nuevos contextos y ecologías.

En 2019, Shimabuku realizó una obra titulada 'Sculpture for Octopuses: Exploring for Their Favorite Colors (Escultura para pulpos: explorando sus colores favoritos)', que consistía en colocar dentro de un acuario de pulpos una composición de canicas de cristal y jarrones realizados por el propio artista. Este experimento se basaba en la curiosa costumbre de los pulpos de recoger y llevar consigo piedras y conchas marinas, y su afición por meterse en espacios estrechos, como un jarrón de flores. Para esta exposición en el Centro Botín, Shimabuku va a colocar una versión más grande de estas vasijas en el lecho marino de Santander, a modo de «ofrenda para los pulpos y un escenario para observar sus interacciones, que serán grabadas bajo el agua por un equipo de buceadores al que se unirá el propio artista».

También se podrá ver la instalación 'Something that Floats/Something that Sinks (Algo que flota / Algo que se hunde)', 2010, que presenta frutas y verduras dispuestas dentro de tanques de cristal con agua que exponen un extraño fenómeno natural: algunas frutas de la misma especie flotan, mientras que otras se hunden. Otras obras documentan el desplazamiento de seres vivos de un lugar a otro, como ocurre en 'Exhibition for the Monkeys (Exposición para monos)', 1992, una serie de fotografías que documentan a los descendientes de los macacos japoneses que fueron trasladados a un santuario desértico de Texas para un experimento científico en 1972.También se expone la película 'Shimabuku's Fish & Chips', (2006), que documenta el encuentro entre los ingredientes del omnipresente plato británico mostrando a una patata que emprende un viaje submarino por Liverpool para encontrarse con un pez. Y se completará con una serie de sus primeras obras fotográficas, «dando testimonio de su enfoque nómada y efímero de la creación artística y ofreciendo nuevos puntos de vista de la vida».

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