Borrar
Bernd Brunner, autor de 'Vivir en horizontal. Breve historia cultural de una postura'. Lapham's Quarterly
Sobre la vida horizontal
SOTILEZA

Sobre la vida horizontal

La editorial Acantilado publica 'Vivir en horizontal', un breve y estupendo ensayo sobre la postura más natural

Viernes, 5 de abril 2024, 07:19

Al poco de nacer ya estamos tumbados, y en esa misma posición nos fundimos con la eternidad. En el ínterin dedicamos al menos un tercio de nuestro tiempo a la postura más natural, la única en la que nos rendimos a la majestad de la fuerza gravitatoria. Visto así, el silencio sobre la historia del estar tumbado resultaba escandaloso. Ahora, gracias al ensayista Bernd Brunner y a la editorial Acantilado, cuyo logotipo es un elogio de la verticalidad, por fin podemos conocer la historia cultural de la vida horizontal.

En las sociedades contemporáneas, engrasadas con los ideales neoliberales del emprendimiento, la competitividad y la meritocracia, estar tumbado es el pecado capital, propio del gandul o acostadote (magnífico mexicanismo). Si ya no se puede dar un paso atrás ni para tomar impulso, parece razonable censurar al que se recuesta si no es para reponer fuerzas. Porque la actividad incesante es la condición necesaria del progreso, aunque no se sepa hacia dónde se dirige.

Renombrados pensadores han condenado la pereza y, en consecuencia, el vivir en horizontal más de lo estrictamente necesario. Tomás de Aquino argumenta en una de las casi 5.000 páginas de su inacabada 'Suma teológica' que la acidia o pereza es un pecado capital «que tiene distintas hijas» (no es femenino inclusivo). En la 'Comedia' de Dante, el Aquinate mora en el cuarto cielo del Paraíso, y los perezosos, en la cuarta cornisa del Purgatorio, sufren la penitencia de moverse con tantas ansias que parar no pueden. G. K. Chesterton rebate a Tomás de Aquino ―de quien escribió una peculiar biografía― en 'Quedarse en la cama' (incluido en 'Correr tras el propio sombrero (y otros ensayos)'): «Si te quedas en la cama, asegúrate de que lo haces sin razón o justificación alguna». En la misma línea se extiende Peter Sloterdijk: «No tenéis que precipitaros en la 'vita activa' sólo porque el sol ya haya salido cuando despertéis».

Vivir en horizontal. Breve historia cultural de una postura

Vivir en horizontal. Breve historia cultural de una postura
  • Editorial: Acantilado

  • Páginas 152

  • Precio 16 euros

  • Traductor: José Aníbal Campos

Dejando de lado el estar tumbado contra la propia voluntad ―por enfermedad, castigo, etc.―, son muchas y muy recomendables las cosas que, desde la pasividad absoluta hasta el desenfreno, a cubierto o a cielo abierto, demandan la horizontalidad, bocarriba, de costado o bocabajo.

Dormir es ineludible, y «no hay nada mejor que el sueño moderado, nada peor si se usa en extremo o intempestivamente», advierte Robert Burton en su monumental 'Anatomía de la melancolía'. Hay, es evidente, una historia del dormir. En el altar del progreso se han inmolado costumbres horizontales como la siesta del carnero, ese sueño reparador previo al almuerzo. Brunner apunta el motivo: «La costumbre de concentrar el sueño en un 'monobloque' no interrumpido por fases de vigilia» es una invención reciente, producto de «la organización de nuestras sociedades modernas, dedicadas al trabajo». Así nos va.

La cama, hoy península de lo privado, no lo era en otras épocas. Hasta el siglo XIX, dormir solo era expresión de privilegio. Compartir lecho, incluso con desconocidos, era indicio de pobreza y garantía de caos. En 'Moby Dick', de Herman Melville, ya se manifiestan los avances de la privacidad en la piltra. Poco antes de verse obligado a compartir una con el imponente arponero Queequeg, el narrador Ismael revela que los marineros «duermen todos juntos en una única dependencia, pero tienes tu propio coy y te cubres con tu propia manta y duermes en tu propia piel».

Además de dormir, acciones como descansar, relajarse o simplemente no hacer nada también se ejecutan mejor tumbados, y todas ellas se pueden satisfacer sobre cualquier superficie estable (los neoliberales más coherentes optarán por la cama de pinchos para convertir el reposo en una experiencia o un reto y, sobre todo, para no escamotear tiempo de ser productivos).

Al espacio infinito de la vida onírica sólo se accede horizontalmente. Y la entrada al subconsciente parece que se franquea mejor en un diván freudiano. No es casual que una sesión de hatha yoga se cierre con el 'śavāsana' (la «postura del cadáver») para terminar de disolver todas las tensiones físicas y mentales. Y sobran los ejemplos de que la productividad no se desactiva al yacer: perfectamente extendidos, William Wordsworth, Henri Matisse y Marcel Proust dieron a luz obras memorables.

Siendo arriesgado de por sí, pensar es más seguro si se hace tendido (la posición sedente es menos compatible con la fisiología humana): Tales de Mileto se cayó en un pozo por pensar mientras caminaba, lo que provocó la primera refutación de la utilidad de la filosofía, materializada en la risa de la muchacha tracia que observaba la escena. Reclinados en un triclinio banqueteaban los griegos y romanos acaudalados. Todos los lances amatorios que la imaginación proponga y la realidad disponga se pueden resolver en horizontal. Y hay quien se tumba para conseguir un bronceado (o un melanoma) del que presumir cuando recupera la verticalidad.

Los 31 capítulos del libro de Brunner (el más breve ocupa una página, trece el más extenso) abordan múltiples aspectos de la vida horizontal, desde los 'Modos adecuados de acostarse' y el espinoso asunto de 'Compartir lecho' a la 'Génesis de los colchones' y 'La problemática de la tumbona'. Por su tema y su prosa ágil, rigurosa y sazonada con numerosas anécdotas, cuesta imaginar que exista un libro mejor concebido y editado para fusionar dos de los mayores placeres de la vida: la lectura y la horizontalidad.

Y, como afirma Montaigne en sus 'Ensayos', el cuerpo puede estar tumbado, «pero el entendimiento y el ánimo en pie y firmes».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Sobre la vida horizontal