Territorio de salvación

El 24 de julio de 1936 un pelotón de 'mossos d'esquadra' requisaron en nombre de la Generalitat catalana la abadía de Montserrat, oficialmente con el propósito de protegerla. Para entonces, ya solo quedaban allí algunos religiosos de edad avanzada y un monaguillo y el abad, dispuesto a evitar el destino anunciado del templo, en medio de la fiebre de quema de iglesias desatada en las filas republicanas tras el levantamiento militar. Unas horas más tarde, una camioneta de milicianos llegaba al monasterio, con intención de prenderle fuego, algo que solo pudo evitar la rápida intervención del doctor Joan Solé, delegado del Consejero de Cultura.

La abadía, pues, tendría una oportunidad para sobrevivir, pero adaptándose a una nueva realidad, que pasaría por la secularización del recinto religioso, donde incluso la imprenta de los religiosos pasará a manos de un soldado muy peculiar: el poeta Manuel Altolaguirre, quien además de un ... tipógrafo muy destacado sería uno de los principales editores de la llamada Generación del 27. Testigo de toda esta historia, y de los vaivenes de casi tres años de contienda civil será Benet Nomdedéu –'nombre de Dios', uno de los apellidos con que se registraba a los expósitos en Cataluña–, un joven monaguillo que decidirá unir su destino al del templo.

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