Secciones
Servicios
Destacamos
Una mujer y un animal. La Humana y la Perra. Contradicciones y miedos primarios. Falta de deseo y ansiedad. Maldición y celo. Su escritura es tan volcánica como hipnótica. El presente, con todas sus fuentes de información y comunicación, esas ventanas muchas veces sin paisaje, y la importancia de la transmisión oral se entrecruzan en voces familiares, ajenas, cercanas, interiores en una sucesión de emociones probablemente también autobiográficas. Sabina Urraca (San Sebastián, 1984) se adentra en la animalidad humana, explora las relaciones abusivas, con el maltrato al fondo, en su regreso como autora plasmado en su nueva novela: 'El celo' (Alfaguara), de reciente publicación. Como delata la denominación de ambas criaturas, citadas arriba, el libro presenta el vínculo entre una joven, la Humana, que ha dejado atrás la vida en el campo y que, en su llegada a la ciudad, se enfrenta a un presente de desolación existencial, de renuncia de la vida, entre la asunción de un hecho violento, la sobremedicación y la terapia de grupo.
Y, de pronto, a su lado la presencia de esa Perra que pasa a convertirse en símbolo de dependencia. En diez tiempos, precedidos de citas, surge el lenguaje, entre la conjunción de ritmos y palabras que buscan desentrañar la realidad, que se convierte en experiencia.
Autora: Sabina Urraca
Editorial Editorial Alfaguara. Colección Hispánica. 2024
Páginas 312
Precio 19.90 €
La editora 'Panza de burro', de Andrea Abreu, y responsable de una selección para Caballo de Troya certifica en 'El celo' una capacidad para llevar al lector por los márgenes, en otra historia diferente donde prima la exploración personal, la lucha con las palabras para nombrar el dolor, lo visceral, la periferia. La maldición, lo enfermizo, lo sobrenatural parecen señales que se funden invisibles e inasibles entre su pasado traumático con un hombre y el animal que tiene la necesidad de aparearse. Las contradicciones, la sumisión, la domesticación, la falsa moralidad que nos condena, el conformismo o la rebelión se suceden y solapan a través de una voz femenina, de una mujer que siente la amenaza de una violencia que parece atávica. Y todo parece remitir a una supervivencia, a una estancia primaria. Una autora que se pregunta: «¿Cómo nos contamos las cosas? ¿Por qué ordenamos nuestra vida en torno a una narrativa convencional?». Urraca, que reivindica la complejidad, escribe en su novela: «Siempre seremos la especie invasora de alguien y alguien será siempre nuestra especie invasora. Somos nada más que eslabones de una cadena trófica». La autora de 'Las niñas prodigio' crea un magma ante el cual toda etiqueta, síntesis e incluso revelación argumental sería tan inane como inútil y reduccionista. Lo importante, lo que prima, lo que indaga, lo que genera la necesidad de preguntarse por el mundo siempre tiene su epicentro a través del lenguaje: «Quita demonio. Quita demonio, espantando la miseria de su infancia, descalza por esas mismas calles. Los huesos de sus pies deformados, ahora en tacones bajos marrón oscuro, presionaban el cuero, como queriendo romper y salir a dar con la tierra antigua. Estos pies endemoniados que tengo. Y la parada en la fuente, a recolocar la plantilla cuando no pasara nadie. Tú no mires vuélvete».
'El celo', ¿es un libro sobre el maltrato? Sí. ¿Es un libro sobre la necesidad de espantar el dolor y la imposibilidad de nombrarlo? También. El mal amor, las heridas y la rabia sustentan una escritura que se enreda y pliega, que busca y persigue, entre disecciones, observaciones, curiosidades, pensamientos, retratos. No hay tregua. Lo que subyace a esa enumeración sencilla de diez peldaños que se presenta ante el lector, transparenta una compleja estructura que, sin embargo, fluye con extrañeza. Es decir, que tras ese vómito hay una planificación detallista y precisa. La escritora y periodista, autora de 'Cha-Cha-Chá', intercala su narración con referencias a blogs, a consultas en internet, a textos-recetas, a chats, y a la simple tradición popular oral, tantas veces olvidada o marginada. Hay violencia, sexualidad, humor entre los claroscuros. Y en ese discurrir de discursos y meandros, de carreteras secundarias, la voz impone su valor y presencia. Autenticidad lo llaman algunos. Y en esa prosa estilizada pero natural, que siempre se presenta como un aguja incómoda, la lectura adquiere todo su sentido, fuera del hábito y la norma. Quien necesite que le cuenten historias y quien busque palabras que nombren lo que parecía fuera del alcance de toda textura, sin asidero, aquí tiene su libro.
Publicidad
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.