Autora de más de una treintena de títulos, especialmente de novelas pero también de cuentos y ensayos, la escritora Espido Freire (Bilbao, 1974), ha formado parte del jurado de las últimas ediciones del premio Tristana de Novela Fantástica del Ayuntamiento de Santander, en el que ... este año ha resultado ganador el escritor Enrique José Decarli con su propuesta 'Tokio'. Freire, que vio postergada la publicación de su último libro por la crisis sanitaria y que tiene otros dos títulos preparados, analiza la evolución del certamen cántabro, la situación del mundo editorial, los efectos de la pandemia en la literatura o la figura de Galdós.
-¿Cómo valora la alta participación y, en general, la última edición del Premio Tristana, que fallaron la semana pasada?
-La alta participación no siempre va acompañada de una alta calidad de las propuestas. Lo interesante de estos premios es que nos permiten ver una variedad muy amplia de temas e intereses, e incluso testar cómo va evolucionando el mundo literario. Lo que es indudable es que la obra ganadora sí tiene una calidad que la destaca muy por encima del resto. Resulta muy original y, como señaló el presidente del jurado, Juan Manuel de Prada, con una capacidad de evocar lo cortazariano, lo fantástico y lo inquietante que nos ha llamado mucho la atención.
-Usted destacó la prevalencia en las últimas ediciones de autores latinoamericanos. ¿A qué cree que responde este hecho?
-Es sorprendente que la literatura fantástica tenga un interés tan evidente en lo audiovisual y sin embargo, en España y en novela, nos continúe costando arrancar. De ahí creo que viene la preeminencia de autores latinoamericanos en este premio. Hay una tradición mayor y sobre todo hay un desparpajo mayor a la hora de abordar este género.
-Pese al auge de la tecnología, la literatura y la lectura, como se ha visto durante el confinamiento, siguen muy vivas. ¿Por qué?
-Porque resulta mucho más sencillo, barato e inmediato contar historias con un papel y un lápiz, o con un ordenador y nuestra mente, que cualquier montaje audiovisual. Estamos en un momento de una enorme necesidad de expresión individual, y la más inmediata es la que tiene una mayor preeminencia. Piensa por ejemplo en la cantidad de testimonios que estamos recibiendo ahora porque el móvil nos permite grabar vídeos, hacer fotos y recoger audios. La documentación que estamos recibiendo ahora solo porque la tecnología nos lo permite no es que sea de alta calidad pero es abrumadora. En el caso de la literatura ocurre exactamente igual: queremos contar nuestra historia, y esa historia la sabemos contar sobre todo con palabras.
«Queremos contar nuestra historia y la sabemos contar sobre todo a través de las palabras»
-El sector editorial, en cambio, se ha visto muy afectado por la pandemia. ¿Cómo valora ese impacto y su situación actual?
-No son realidades que tengan que ver. Una cosa es el mercado editorial y otra es la literatura ya escrita, que va por otro cauce totalmente distinto. La literatura como mercado se ha visto tan afectada como cualquier otro sector editorial. En mi caso tenía que haber publicado un libro en mayo que aparecerá finalmente en febrero. Proyectos que tenían que ver con lo presencial se han disipado por completo y han tenido que traducirse a otros formatos. En ese sentido no somos diferentes a ningún otro sector de entretenimiento o de conocimiento.
-Pero el efecto de la crisis parece en ciertos aspectos mayor que en otros sectores.
-Quizás estábamos peor preparados. Éste es un sector que está muy anclado en lo tradicional y así debe ser, porque recogemos la historia una vez ha ocurrido, vamos con más pausa y con más calma, pero ahora quien quería avanzar no lo queda otro remedio y quienes creíamos que estábamos un poco en el camino nos damos cuenta de que o continuamos por ahí o será complicada la supervivencia.
-En su caso, ¿cómo le han afectado la pandemia y el confinamiento?
-No me ha afectado a nivel creativo más allá de lo que a todos nos ha ocurrido durante el confinamiento: las dificultades para concentrarse, la preocupación constante... Acababa de entregar dos libros, de manera que era lógico que hubiera ahora una pausa. Estoy estudiando y formándome en áreas diferentes para las siguientes novelas.
-Los escritores, por su dinámica de vida, quizá lo hayan sufrido menos...
-Sí, en ese sentido si algo tiene la parte de reclusión del autor es que se parece mucho a un cierto confinamiento. Por eso quizás no entienda a veces las quejas de algunos compañeros míos por la situación en la que estamos, porque posiblemente nosotros estemos mucho mejor entrenados e incluso en una mejor posición en todos los sentidos como para perder el tiempo en quejas. Me parece una falta de empatía enorme. No puedo quejarme en ninguno de los aspectos, y en ese sentido solo puedo decir que ojalá esto no hubiera ocurrido.
«En él tenemos un enorme tesoro, un legado extensísimo y de una gran variedad»
-¿Cree que la situación quedará reflejada en la producción literaria que viene?
-Más allá del momento actual, veremos en unos años qué consecuencias artísticas reales tiene todo esto. Ahora es demasiado pronto para ver nada.
-El Premio Tristana alude al peso y la importancia fundamental de un escritor como Galdós en la literatura. ¿Cree que se le lee, valora y reconoce como merece?
-No lo suficiente, aunque sí que se le lee y se le valora. A nivel académico los estudios sobre su obra y figura son constantes y durante este año ha habido un gran movimiento para reivindicar su nombre. Con Pérez-Galdós tenemos un enorme tesoro, un legado extensísimo y de una enorme variedad. Para mí ha sido una influencia fundamental en cuanto a la psicología humana o la creación de diálogos y atmósferas, por ejemplo.
-¿A qué se debe esa falta de reconocimiento a una figura tan destacada?
-El problema es que en los últimos tiempos en España se lee poco, en especial a los clásicos. Hemos aumentado la base lectora pero es una base que se centra mucho en el entretenimiento. No sé si está bien o está mal, pero en mi opinión creo que siempre que incorporemos referencias sólidas estaremos ganando como sociedad, y entre esas referencias Galdós no puede faltar. Lo mismo ocurre con Delibes, del que celebramos ahora su centenario. Son un regalo, nuestra herencia.
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