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«Una vida» es lo que le ha dedicado Christian Duverger (Burdeos, 1948) a Hernán Cortés. «Descubrí un territorio virgen», dice, y lo ha explorado sin descanso durante cinco décadas. Por su aportación en diferentes campos: docente, divulgador, académico, humanista...el arqueólogo, historiador y filósofo ... recibió ayer el VIII Premio Eulalio Ferrer, en un acto celebrado en el Palacio de La Magdalena.
En el mundo de la investigación actual no es habitual hallar campos sin pisar, «que nadie haya tocado». Cada investigador es una especie de «heredero de sus predecesores». Pero Duverger lo encontró en México y en Hernán Cortes; «Como es un tabú, algo tan inscrito en la cultura popular que no hay posibilidad de rechazarlo, nadie tuvo la idea de tocar el tema». Y quienes se lo plantearon, obviaron el objetivo por la posibilidad de un rechazo social masivo. «Es un poco triste, pero no había receptividad». Él decidió abordar la cuestión de la conquista «porque no pertenece a nadie; ni a los antropólogos ni a los historiadores y yo conozco los dos lados, después de 50 años de investigación».
El resultado de esa vida de dedicación aflora en el estudio de la escritura prehispánica, la dinámica cultural de la historia mesoamericana, la conquista, el mestizaje inducido por Cortés en el siglo XVI y la figura de Cortés como escritor. Hasta el punto de haber aprendido la lengua náhuatl con locutores indígenas del Estado de Guerrero.
«Básicamente trabajaba sobre México, pero inmediatamente me di cuenta de que era imposible entender lo que pasó en el momento de la conquista, sin conocer y entender lo que era la España de la época, que todavía no era España», expone. De hecho, la palabra España la inventó el mismo Cortés, para referirse a los conocidos hasta entonces como reinos de Castilla y Aragón. Creó a la vez el término España para su país de origen y Nueva España para México.
«En los dos lados se tiene la tradición de describir la colonización con gran violencia y brutalidad, que no fue tal»
«Finalmente, soy un explorador que descubrió un territorio virgen inexplorado y desconocido»
Frente a la concepción de medieval que se tiene de Cortés, Duverger defiende que «era un hombre del Renacimiento». Hizo dos viajes de regreso a España, uno en 1528 «de gran importancia, porque además de ser un hombre de estado, era botánico, zoólogo y trajo cosas de allá». Era difícil introducir a un jaguar en España, pero Cortés sembró nopal a los pies del castillo de Medellín, con la idea de hermanar ambas ciudades; la de su nacimiento y la de su destino. El cacao, el tomate o el maíz, así como distintas flores, también llegaron de su mano. El segundo viaje fue para volver a morir a España y redactar sus memorias: 'La historia verdadera de la conquista de la Nueva España', atribuida durante años a Bernal Díaz del Castillo.
Director de varios equipos de investigación en antropología, en arqueología prehispánica y en historia de América Latina del siglo XVI, Duverger ha colaborado con la Unesco y ha organizado varias exposiciones en México, Francia y Alemania. Su último libro 'Memorias de Hernán', aborda la parte más personal y familiar de Cortés, en formato de novela, en la que escribe a su hijo Martín, mestizo nacido de su relación con la Malinche, «una relación de amor», como defiende el antropólogo. Un trabajo que se ha publicado en México, pero no en España. «Me extraña y me sorprende mucho».
«El mestizaje es una categoría intelectual que no tiene ninguna presencia en el pensamiento antiguo. Siempre existió, pero no hay una concepción filosófica», indica. No aparece en Aristóteles o en los filósofos de la Edad Media. Duverger buscó orígenes y referencias, pero no las encontró. «No recibió teorización; es una práctica mesoamericana totalmente indígena», indica.
La llegada de los españoles a la zona se integró en la historia indígena prehispánica, pero no fue una extensión de la historia peninsular, sino «algo distinto». A mediados del siglo XVI había unos 4.000 españoles en México. Al final de ese mismo siglo, en torno a 7.000. «Lo que significa que no era una ocupación, ni una invasión como se define a veces; Cortés no hizo eso», especifica. «Hay que salir de la satanización del mestizaje», y ejemplifica el negativo caso de México, «un país mestizo que se desprecia a sí mismo, porque la propia población asume que es un pecado».
Cortés descubrió la tradición que mezclaba a sedentarios y nómadas, «algo que llevo estudiando toda la vida», dice el francés. «Decidí consagrarme a la parte histórica de la vida prehispánica», una parte que comienza en el año 1200 antes de Cristo, época a la que se remontan los primeros escritos.
En el proceso de colonización del siglo XIX el mestizaje pasó a un segundo plano, mientras que en Mesoamérica está en el primero. La mitad de los ritos, de los dioses, son de cazadores y la otra de recolectores. Descubrieron un equilibro «es una pena considerar lo que pasó en la época de Cortés a la manera decimonónica de lo que fue la colonización, muy posterior en condiciones muy diferentes». Ahí radica su aportación científica. Su «trabajo antropológico, fusionado con el histórico».
En un libro científico, «como los otros que escribí», hay dos mil notas a pie de página. El historiador explica de dónde sacó cada dato, como manda la tradición académica. En una novela como 'Memorias de Hernán' solo agregó «una especie de apéndice». A pesar de las licencias literarias, aclara: «No inventé absolutamente nada, todos los hechos son históricos». Los reflejó, eso sí, con estilo más literario y reconstruyendo la psicología de Cortés, a partir de elementos objetivos con un tanto de interpretación. Tenía dudas ante la recepción de su obra, porque, explica «tenemos una tradición arraigada, tanto en México como en España, de describir la violencia; leer lo que supuso la conquista incluye una brutalidad increíble, que según mis estudios no fue así». ¿Cómo podría serlo con los apenas mil hombres sin armamento que acompañaban a Cortés frente a 25 millones de habitantes mesoamericanos?, argumenta.
En los fondos de los archivos históricos ha ido encontrando a lo largo de estas cinco décadas, «infinidad de documentos inexplorados». De hecho, lamenta, «necesitaría varias vidas para investigar todo lo que descubrí». Aspira a crear una línea de investigación, que podría ser común a universidades de España y de México para tratar de forma científica el tema de la conquista, «que es muy importante para ambos lados». Su fascinación hacia Cortés es la del investigador que descubre tierra ignota. «Finalmente, soy un explorador que descubre un continente inexplorado y desconocido». Considera que ganó la partida; cuando quitó la autoría del libro a Bernal Díaz del Castillo para atribuírsela a Cortés, llegado a la tercera parte del libro, lo dejó. «Con toda la investigación de diez años, paré, porque tuve miedo a un rechazo común del mundo científico y de los lectores». Cuando lo terminó, funcionó, tuvo mucha aceptación. La historia de Cortés, concluye, es «una historia eterna».
«Lo interesante de este galardón es que es un premio hispanomexicano o mexicano y español. Y eso se asemeja a lo que es mi vida desde siempre», señaló con su perfecto español con acento francés Christian Duverger al recibir el Premio Eulalio Ferrer, en su octava edición. Además del honor por ser el destinatario de este premio que honra memoria de Ferrer, a través de la carrera de un destacado líder y humanista con un perfil transversal en las ciencias sociales, Duverger manifestó su satisfacción por ser un reconocimiento que se encuentra «en el corazón de la vinculación de los dos mundos a través de su propia personalidad, que nació en Santander, pero tuvo su éxito en México». Se fue con 19 años, la misma edad «temprana» a la que lo hizo Hernán Cortés.
La entrega del premio, dotado con 40.000 dólares, se realizó en el Palacio de La Magdalena y contó con la presencia de la alcaldesa de Santander, Gema Igual, el rector de la Universidad de Cantabria, Ángel Pazos y la presidenta de la Fundación Cervantina, Ana Ferrer.
Hoy, a las 19.30 horsas Christian Duverger impartirá una conferencia en el Paraninfo de la Universidad de Cantabria, en la Sala Fray Antonio de Guevara, bajo el título 'Nueva lectura de la historia de Hernán Cortés. 1519-1523: conquista y mestizaje'.
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