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Dos fechas. 1955 y 1992. Dos nombres: Manuel Arce y Ernest Lluch. La reflexión sobre el arte y un icono. Dos tiempos creativos, dos épocas. Material de archivo y documentación. Y siempre: exploraciones estéticas. Todos estos parámetros flanquean a un artista y una creación: ... Antoni Tàpies, su pintura y la representación. Como ya se anticipó, este microuniverso temporal sitúa una muestra, en buena parte con obras desconocidas, que vincula a Tàpies con Santander.
La Universidad Internacional Menéndez Pelayo vehicula la propuesta que rinde homenaje al pintor en el Centenario de su nacimiento, con una invitación a «volver a entender y repensar a uno de los artistas españoles más importantes del siglo XX», que puso imagen a los cursos de verano de la institución académica en 1992 de la mano del entonces rector Ernest Lluch. Bajo el epígrafe 'Tàpies, otro', el Casyc de la Fundación Caja Cantabria acoge una muestra que se integra en la celebración del Centenario del pintor (1923-2012), en colaboración con la Fundación del pintor, que en esta efeméride trata de «resituar su figura tras pasar el duelo institucional y el vacío que dejó hace doce años con su muerte». La UIMP abre así una ventana a uno de los artistas españoles de referencia en el mundo. La cita se convierte, asimismo, en una parada obligada en el verano cultural y en el regreso en el tiempo de Tàpies a Cantabria.
A las huellas que enmarcan esta singular propuesta de la UIMP, hay que recordar la exposición en 1997 de Tàpies en la sala Robayera de Miengo, el proyecto de descentralización cultural impulsado por Juan Manuel Puente, que atrajo a otros artistas como Chillida. En el Casyc, entre la obra gráfica, las esculturas en bronce, un vídeo y el material documental el visitante accede a un curioso trayecto vertebrado por esos dos momentos de ligazón entre la UIMP y Santander. Periodos canalizados por su presencia en 1955 para participar en un encuentro sobre arte, y la colaboración en los noventa para destinar una de sus obras más famosas, 'Mitjó' (calcetín) como imagen de los cursos de verano del 92. Además, era un icono histórico ligado a la intensa y enquistada polémica que generó su proyecto de escultura monumental destinada al Museo Nacional de Arte de Cataluña, nunca realizada.
Reubicar su figura, organizar actividades que no sean efímeras, caso de la la puesta en marcha de una cátedra en la Universidad Pompeu Fabra; reabrirse como institución y facilitar exposiciones e investigaciones forman parte de los objetivos de la Fundación del pintor. En este Año Tàpies, ahora en su ecuador, se ha impulsado un programa «interdisciplinar de exposiciones, publicaciones, actividades educativas, proyectos de creación e investigación», que se desarrollará hasta el 13 de diciembre. En la puesta de largo de la muestra santanderina, que permanecerá abierta hasta el 29 de septiembre, han participado el rector de la UIMP, Carlos Andradas; la directora de la Fundació Antoni Tàpies, Inma Prieto, y el presidente de la Fundación Caja Cantabria, Gaspar Laredo. Prieto aseguró que hace falta más apoyo a la difusión e internacionalización de artistas como Tapiès, que «es muy poliédrico y no se encasilla en un solo movimiento». Su figura, sostuvo, «se había desdibujado un poco porque a veces se comete un error al hablar, en este orden, de Picasso, Miró y él, cuando realmente existe una distancia temporal que es preciso tener en cuenta a la hora de acercarse a sus obras». Andradas hizo hincapié en el significado histórico de Tàpies para la UIMP, un artista que «desafía las convenciones tradicionales y amplía, con su capacidad de innovación, las fronteras de lo que se considera arte». La gran referencia de este Año Tàpies fue inaugurada en febrero en el Museo Reina Sofía. 'La práctica del arte' es la mayor retrospectiva celebrada hasta hoy. Pero 'Tàpies, otro' presenta como singularidad el hecho de que reúne, en proporción a otras propuestas, el más elevado número de obras desconocidas del creador. Inma Prieto definió la iniciativa como «un homenaje al pasado pero es el momento de hacerse preguntas y saber cómo abrazamos el futuro». En la exposición subyace» la importancia de la memoria, un tema relevante en el trabajo de Tàpies».
Lo documental, integrado en la exposición, revela llamativos síntomas a través de la correspondencia entre Tàpies y el galerista de Sur, el escritor, poeta y editor Manuel Arce, quien canalizó la muestra en Santander del pintor catalán fallecido en 2012. En una carta fechada el 12 del 11 de 1955 el autor de 'Los papeles de una vida recobrada' escribe: «La exposición ha despertado los comentarios más despampanantes (...) la gente viene como si se exhibieran fenómenos de feria». Y confiesa Arce: Me veo obligado a dar explicaciones a todo el mundo sobre lo que significan tus cuadros». El galerista va más lejos y apunta que los coleccionistas ponen como excusa el dinero, «pero yo creo que no se atreven a colgar tus cuadros en sus casas y contra esto no hay quien luche».
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