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ÁLVARO G. POLAVIEJA
santander.
Viernes, 25 de marzo 2022, 07:26
Aunque se ha ganado la vida con negocios y actividades 'mundanos', su reino ha sido siempre el del escenario. En él encontraba escape y refugio, libertad verdadera y un sentido profundo y trascendente a la realidad humana. El cántabro Aquilino Ceballos (Torrelavega, 1940) ha sido ... dramaturgo y poeta, pero también escritor, musicólogo y dibujante, facetas en las que ha desarrollado sus intensas inquietudes humanísticas y encontrado amigos y aliados siempre dispuestos a apoyar la noble e imprescindible tarea de fomentar la cultura y expandir la conciencia humana. Tras una vida dedicada a la agitación cultural en la que ha viajado siempre en un trayecto permanente de ida y vuelta entre el escenario y los versos, Ceballos recibe este domingo a las 19.00 horas un homenaje tan sentido como merecido por parte de su ciudad, Torrelavega, que ya le dedicó recientemente una placa en la calle en la que ha vivido siempre. Durante el acto, impulsado por la Concejalía de Cultura dirigida por Esther Vélez, la dramaturga Rosa Casuso dirigirá la obra 'Ceremonia de un camerino, boceto y muerte', cuyos protagonistas serán Mariano Monedero, Patricia Cuadrado, Óscar Sua y Alicia Santamaría.
-No todos los días se recibe un homenaje como el que le espera a usted el domingo. ¿Cómo afronta esta ocasión tan especial?
-Siento que no me lo merezco y estoy agradecidísimo.
-Pero tiene usted un recorrido muy destacado en el ámbito escénico. Algo habrá hecho. Y bien.
-Bueno, todo es matizable. No quiero creerme el eje del mundo, porque no lo soy.
-Su relación con el teatro viene de lejos. ¿Cómo y por qué empezó en este arte?
-Ha sido una actitud vital ante la vida, una manera de salir de una realidad y entrar en otra. En mi vida cotidiana siempre me he dedicado a mi familia, a los negocios, porque teníamos una fábrica en Reinosa, un restaurante, después una librería... Pero a través del teatro de alguna forma me escapé de todo. No fue una elección, sino algo que necesitaba. Necesitaba expresarme, decir cosas...
VOCACIÓN ESCÉNICA
-Pero nada de hablar por hablar, porque su teatro, como sus poemas, siempre han tenido un trasfondo muy humanista.
-Sí, siempre he tendido a una forma de vitalismo, a esa búsqueda de cauces y caminos de retratar y transmitir mi mirada sobre la realidad vital, sobre nuestra existencia desde un sentido y una perspectiva hondos.
-¿Por qué sintió esa necesidad de escapar para refugiarse en el teatro?
-Posiblemente porque en otros campos no me sentía a gusto, y me di cuenta de que en éste podía expresar lo que a mi me gustaría que fuera, aquello que entendía que podía ser de otra manera. Era una vía para dar salida a los ideales que siempre he llevado conmigo.
-En ese sentido, ¿qué quería contar, qué le permitía el escenario que no encontraba en el resto del mundo?
-Me permitía ampliar mi vida, mi mundo, mi espíritu. Llegar a otras cotas. Sublimar todo en ciertos sentidos. Es un conjunto de valores.
-De las numerosas obras que ha escrito y realizado, ¿cuáles recuerda con más cariño?
-Empecé con 'Libertad, libertad, libertad...'. En ella plasmaba un concepto propio de esa realidad como forma de escapismo. Fue la primera de un tríptico de obras que completaban 'La monja durmiente' y 'Último nocturno para las mujeres de una noche', que no se estrenó. Todas afrontaban diferentes sentidos y enfoques de la libertad. Después escribí bastantes más, entre ellas un homenaje a 'El Sarruján de Carmona' de Manuel Llano, que se estrenó en el Palacio de Festivales, 'No existen las sirenas'...
COMPROMISO
-A lo largo de todos esos años habrá hecho muchos amigos...
-Sí, tuve la suerte de formar un grupo muy bueno. En él estaban Marisol Belmonte, Elena Peñalba, Isabel Pérez, Carlos Porcela, Adolfo Díaz, Amparo Piney, Almudena González y Yolanda González. Eran fantásticos.
-A lo largo de su carrera ha visto evolucionar el teatro, que, por otra parte, es una de las artes más antiguas que existen.
-Vaya que sí, desde Sófocles y Eurípides nada menos. El teatro nunca acabará porque es vida y va con ella, va expresando lo que va pasando, como un acta notarial de la historia. En él puedes divagar, puedes recrearte en personajes antiguos pero también en la propia actualidad.
-¿Cómo ha planteado usted su concepto del teatro?
-Creo en un teatro humano, no en esos planteamientos esotéricos y basados en el espectáculo. El teatro es pasión, es alma, es sentimiento, es pasado, presente y futuro. Es un lenguaje íntimamente entroncado con la cultura del hombre.
-¿Qué ha supuesto su compromiso con ese enfoque?
-Siempre he puesto pasión, ilusión ambición, esfuerzo... He puesto toda mi vida entera en favor del teatro. No me han importado los problemas o la falta de economía. Y ha merecido mucho la pena.
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