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Els Joglars está en Santander con la obra, 'Señor Ruiseñor' que tras la función de ayer, hoy y mañana domingo se volverá a representar en el Teatro Casyc, a las 20.30 horas, dentro del ciclo Talía. Ramon Fontserè (Torrelló, Barcelona, 1956), que ... dirige la compañía desde 2012 es también el protagonista principal de la obra. Premio Nacional de Teatro en 2000 por su interpretación en 'Daaali', Premio de la Crítica y Premio Max, Fontserè es un reconocido intérprete de teatro, cine y televisión, que también ha explorado el ámbito literario, con su novela 'Visca la terra!' o el ensayo-diario 'Tres pies al gato', dedicado al oficio de actor.
-En 'Señor Ruiseñor' recupera a Santiago Rusiñol. ¿Por qué hablar del siglo XXI con una figura del XIX?
-Porque era fantástico, divertido, cosmopolita... Tenía espíritu renacentista, y además de pintor, cuando vivía en París describió la vida bohemia en sus artículos para la prensa española. Tuvo mucho éxito como dramaturgo, fue actor, humorista... Tenía miles de anécdotas; hasta recorrió Cataluña en carro.
-Un personaje singular, entonces...
-Estaba destinado a ser un burgués, era el heredero de una fábrica textil importantísima, pero a espaldas de su familia empezó a dibujar y a interesarse por la pintura. Cuando murió su abuelo, la fábrica se la dejó a su hermano y él se dedicó al arte.
-Como buen bohemio, también tendría su lado oscuro, ¿no?
-Rusiñol se largó a París dejando en Barcelona a su mujer embarazada. Cuando volvió, tres años después, estaba muy enfermo, y enganchado a la morfina para poder soportar los dolores. Y, a pesar de todo, su mujer estuvo a su lado toda su vida.
-Un filón, esa propensión al malditismo...
-¡Qué va! La paradoja es que, con todo, era un hombre con gran sentido común. De clara vocación españolista y a la vez catalana, muy abierto y tolerante. Por ejemplo, era un gran amigo de Unamuno, y mira que son dos caracteres completamente diferentes.
-Un artista, vamos...
-Claro. Por eso 'Señor Ruiseñor' es una reivindicación del arte por el arte. Algo que para él era sagrado. De hecho, cuando Alfonso XIII le ofreció un título nobiliario, él lo rechazó y pidió que le hiciera Jardinero General, porque ya era mayor y así podía entrar en Aranjuez en carruaje. Y así murió, pintando jardines.
-En 'Señor Ruiseñor' un antiguo jardinero se obsesiona con recuperar el espíritu de Rusiñol en la Cataluña actual. Algo que ha molestado a algunos sectores políticos, ¿no?
-Es que el teatro tiene que servir para eso. Me parece estupendo el entretenimiento, pero para mí el teatro necesita sus cargas de profundidad.
-¿Gusta poco la crítica?
-Debe de ser cosa de la condición humana; cuando estás en las alturas, que unos mindundis te saquen las verdades... Pero les va en el sueldazo que cobran. Y ya lo decía Shakespeare: «Tratad bien a los cómicos, porque ellos son crónica de los tiempos». La comedia nunca es un problema político, porque es reflejo de la sociedad. Nosotros no nos inventamos nada: la realidad supera siempre a lo que hacemos en el teatro. Y el arte es un espacio para transgredir. Con ese puritanismo que ahora se quiere imponer al arte, no habrían existido Chaplin, ni Darío Fo, ni Aristófanes, ni nadie.
-¿El concepto clásico de catarsis?
-Eso ocurre con muchos espectáculos de Els Joglars: ves en persona ajena una realidad distinta de la oficial. Y después de la transgresión, se vuelve al orden.
-Como diría Pío Baroja, ¿el nacionalismo se cura yendo al teatro?
-Es un buen sitio para reflexionar, y poner en duda los dogmas de la sociedad.
-Hace muchos años le dijo a una periodista que el teatro «no servía para nada».
-Bueno, eso son gilipolleces que uno dice para epatar. El teatro es algo que va con la vida; todos los seres humanos hacemos alguna vez teatro, y ya no digamos los políticos. E, incluso, algunos animales. Es parte de la vida cotidiana.
-¿Actúan los animales?
-Lo cuenta Josep Pla, que era como un filósofo de la vida: cuando las perdices se sienten acosadas, el macho hace ver que está herido para que el cazador y los perros vayan tras él, mientras la hembra se lleva a las crías.
-¿Y qué tal lo hacen los políticos?
-Cuesta mucho creerles. De joven aún te pueden sorprender, pero cuando ya tienes una cierta edad es un teatro que te resulta conocido. Esa sensación de que esa obra ya la has visto antes, que ya sabes lo que van a decir.
-Pero los habrá con más talento, ¿no?
-Jordi Pujol fue nombrado 'español del año' en 1984, por ejemplo. Ahí se la metió doblada a Luis María Anson.
-El 'procés', entonces, ¿qué ha sido? ¿Una performance, una improvisación, una tragedia clásica...?
-Un delirio, eso ha sido. Un delirio que ha fracasado, y que se aguanta por intereses políticos. Lo que todo el mundo sabe, vamos
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