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ROSA M. RUIZ
Sábado, 26 de marzo 2022, 07:36
En el año 1961 el Instituto Internacional de Teatro (ITI) declaró que cada 27 de marzo se conmemorara el Día del Teatro a nivel mundial, una iniciativa con la que, principalmente, se quiere dar a conocer lo que representa este arte para la cultura en ... el plano internacional. Ese mismo año, el poeta, dramaturgo y cineasta francés Jean Cocteau pronunció por primera vez el famoso mensaje global y desde entonces se celebran en todo el mundo eventos relacionados con la escena. Así, en Torrelavega se ha programado para mañana un gran acto en el Concha Espina en el que se homenajeará al dramaturgo Aquilino Ceballos. También en Liencres habrá una función especial. Pero, ¿y en el resto de Cantabria?
En prácticamente todas las salas de la región habrá representación teatral, pero no serán funciones especiales para conmemorar esta fecha pues sí algo tienen claro en el mundo de la escena de la región es que «el teatro se debería recordar todos los días ya que es el principal reflejo donde se mira la sociedad», tal y como define Francisco Valcarce. El director de La Machina, como otros seis nombres representativos de la escena en Cantabria con los que ha hablado El Diario, considera que el valor del teatro no debe quedar reducido a una única jornada. Desde el: «¿Pero el domingo es ya el día? Fíjate que se me había olvidado», de Sandro Cordero, al «me parece una celebración burguesa» de Pati Domenech, pasando por el «estoy completamente en contra de esta conmemoración» que manifiesta Edy Asenjo. Luego están las respuestas más comedidas como la de Blanca del Barrio, quien reconoce que aunque en la actualidad «hay días internacionales para todo» aprovechará la jornada para «hacer un elogio del lugar como punto de encuentro» o la de Carlos Troyano, que afirma que «hay que aprovechar cualquier momento para poner en valor un arte tan necesario».
El más crítico con la celebración es el director y dramaturgo Edy Asenjo. «En general no estoy de acuerdo con la celebración de ningún día internacional y en concreto el del teatro me parece una cutrada que siempre se fundamenta en pilares de precariedad que a mí no me interesan para nada, con gente llorando o lamentándose de su mala suerte». Por lo tanto, cree que es un día completamente prescindible, si bien le parece que «en el resto del año debería haber un apoyo y un compromiso natural con la actividad como cualquier otro sector cultural y las administraciones lo que hacen es todo lo contrario, aunque luego se les llene la boca con el Día Mundial del Teatro».
Francisco ValcarceDirector de La Machina
Edy Asenjo | Director y dramaturgo
Blanca del Barrio | Directora escénica de Miriñaque
Pati Domenech, director de Ábrego y de la Teatrería considera que «no deja de ser una celebración burguesa como todos los días internacionales, pero como vivimos en una sociedad en la que parece que todo hay que señalizarlo por días importantes, el teatro también tiene que tener uno, cómo no». Para Domenech «es una forma de dar un toque de atención y visibilizarlo, aunque no esté tan en crisis como muchos se empeñan en decir».
Una afirmación que también comparte Francisco Valcarce: «La que está en crisis, y así se está viendo, es la sociedad. La realidad que nos rodea», comenta.
Al director y dramaturgo Sandro Cordero la jornada le va a pillar ensayando una nueva producción, 'Yo nunca', que estrena el miércoles en el Palacio de Festivales la compañía Contigo Tres bajo su dirección. «Pues no me acordaba de que ya es el Día Internacional del Teatro porque sinceramente no le doy importancia. Con todo lo positivo y lo negativo para mí todos los días lo son. Además me parece una fiesta un tanto endogámica que se recuerda entre nosotros pero que pocas veces llega al público». Para Cordero, lo importante es que los espectadores recuerden que las artes escénicas -incluye también los conciertos- son las únicas que se pueden ver mientras se realizan: «Son las más directas y también las más bellas, por eso también las más efímeras».
En Escena Miriñaque, tal y como expone Blanca del Barrio, se leerá un manifiesto al final de la función de mañana, pero también considera que «vivimos en una época en la que hay demasiados días internacionales». En su espacio reivindicará la forma de vivir el teatro en la compañía «como un elogio del lugar y del encuentro».
Una de las últimas salas abrir las puertas en Cantabria es Ulapé, en El Astillero. Desde este lugar aún está por decidir si harán o no algo especial -la idea era tratarlo en la tarde noche de ayer-, según explica una de sus impulsoras, Eva Paula Ramos, quien sí considera que este tipo de celebraciones puede ser un buen escaparate para dar a conocer el trabajo que desarrollan en Cantabria los espacios pequeños que se ubican fuera de Santander o Torrelavega.
De entre todos ellos, el partidario más decidido de esta celebración es Carlos Troyano, escritor de la compañía Anabel Díez Producciones además de programador del Palacio de Festivales. En su opinión todo lo que sirva para poner en valor «un arte tan necesario como el teatro» siempre viene bien y de paso aprovecha para llamar la atención sobre la situación de los dramaturgos. «Ya no se puede vivir de ello, ahora los escritores se pasan a las series por la precariedad de la escena», concluye.
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