![«El teatro no tiene que dar respuestas, sino abrir conciencias»](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2024/06/04/95024127-k64H--1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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Isabel Ordaz (Madrid, 1957), una de esas actrices que gozan del cariño del público, subirá esta tarde (19.30 horas) al escenario de la Sala ... Pereda del Palacio de Festivales con una obra, 'La profesora', que ella define como un sentido homenaje a los profesores. Unos «héroes» que dice respetar mucho y que desarrollan una profesión que reconoce, no podría ejercer nunca. Ella se siente más bien una «narradora» que conjuga la interpretación con la publicación de sus poemas, desde hace más de diez años, y con una vocación que esta tarde desplegará con una obra de Eduardo Galán que la está dando muchas satisfacciones. «Es un canto a la educación pública y los que la ejercen» y que la lleva a compartir escenario con otro actor muy popular, Marcial Álvarez, bajo la dirección de Carla Nyman. Se trata de una comedia dramática, un diálogo entre el padre de una adolescente y su profesora durante unas tutorías en los que se abordan «temas de candente actualidad», tal y como ella misma explica.
-Se mete en el papel de una maestra en la obra que la trae al Palacio de Festivales ¿Qué tipo de docente representa?
-América Alcalá es una mujer a punto de jubilarse. Una profesora vocacional y apasionada de su trabajo que, de cara al exterior es muy fuerte pero que en la intimidad es muy frágil. Es una mujer que está sola con una serie de sueños un poco frustrados que distan mucho de la imagen que muestra en la escuela como se puede ver en esos encuentros que tiene con el padre de la muchacha.
-¿Cuánto hay de comedia y cuánto de drama?
-Los diálogos entre ambos, entre ese padre y esa profesora tan distintos y antagónicos tienen una parte divertida y a la vez es muy bonita porque parten de una gran distancia vital y poco a poco se van acercando para pactar cómo llegar a la chica. Una adolescente que, aunque no aparece en el escenario, están bien presente y que como muchos chicos y chicas atraviesa muchos problemas. No voy a destripar la obra pero en ella se habla de muchos de los problemas que sufren nuestros jóvenes: identidad sexual, bullying... Tiene momentos muy divertidos, pero otros también más dramáticos. Y no solo la chica, también los propios personajes acaban mostrando sus dramas.
-La educación, sin duda, es uno de los pilares de la sociedad cómo también lo es el arte. ¿Se los trata como se merecen?
-No. No se les da la importancia que merecen pese a que ambos son la base de la civilización. En cualquier caso el arte, el teatro en concreto, no está para dar respuestas sino para abrir conciencias y para mostrar la belleza. Es un espejo de la sociedad. Y no es fácil contarlo, de ahí el mérito de lo dramaturgos como en este caso Eduardo Galán. Es más fácil contar el pasado o aventurar el futuro que hablar de lo que está pasando aquí y ahora. En cuanto a la educación, está claro que es el pilar absoluto y que sufre de una falta de un criterio que respete la importancia que tiene coger a muchachos o niños pequeñitos y convertirles en personas. En hombres y mujeres. Debemos cuidarles, protegerles y dotarles de su propia conciencia, por eso abogo en que hay que tratar mejor a los maestros. En mi caso, esta obra es mi homenaje particular a los docentes a los que admiro y considero auténticos héroes.
-Otro tema que aborda esta obra es la soledad. Se habla mucho de soledad no deseada e incluso se han creado organismos oficiales para combatirla. ¿Estamos más solos ahora que antes?
-No lo creo. Siempre ha habido personas que han aceptado una cierta autonomía o 'ensimismamiento' en sus vidas y que han optado por ser lo que ahora se conoce como 'singles', pero también es verdad que ahora, como antes, hay personas que están solas sin desearlo bien porque han perdido sus seres queridos o por que no han sabido mantenerlos a su lado. En fin, hay tantas historias como personas. La soledad no deseada... Bueno, no deja de ser un nombre más y, en el caso de América Alcalá, el personaje de esta obra, hay que tener en cuenta que está en un momento en el que está a punto de jubilarse. Es viuda y sus hijos viven muy lejos de ella y aunque en lo público se muestre muy segura de si misma no lo es. Es una de las bellezas de este texto que pone de manifiesto que todos somos muy acertivos en lo público, pero muy frágiles en lo privado. Todos tenemos muchos débitos.
-Es una actriz muy versátil tanto en el cine como en televisión donde ha protagonizado algunas de las series de más audiencia. ¿Es el teatro el medio en qué mejor se siente?
-Sí. Es mi medio favorito, aunque también la literatura. El teatro a todos los que nos dedicamos a la interpretación nos parece el medio más puro en el sentido en el que tú, con tus compañeros por supuesto porque es un arte colectivo, eres la encargada de desarrollar en el tiempo y espacio donde se hace la representación, la historia que se quiere contar. Para mí, uno de sus principales valores, porque es algo insustituible, es el directo. Una función teatral es como una misa que se celebra gracias a la generosidad de una serie de personas que vienen a verte, dejan sus tareas y acuden a este templo que es el teatro. Personas que nos muestran su receptividad y nos regalan la hospitalidad de escucharnos. Nosotros, por nuestra parte, tenemos la misión de transpórtalos a otra magia.
-Además de actuar en todos esos medios es poeta con varios libros publicados. ¿Qué es para usted la poesía y cómo llegó a ella?
-La poesía para mí es tantas cosas... Y además lo han dicho tantas voces y tan bien que no sabría como definirla. Llevo escribiendo poesía desde hace mucho y publicando mis versos desde hace unos diez o doce años. Cuento ya con ocho poemarios en las librerías y ahora publico un nuevo libro en prosa, que se titula 'La vida en otra parte'. La escritura es una disciplina que a mí me organiza por dentro y sobre todo da sentido a este jaleo que es vivir. A mi, sobre todo, me da la posibilidad de no ser secuestrada por el tiempo. La oralidad también, pero de una forma distinta porque la escritura está muy relacionada con el silencio y con el reposo, algo que viene muy bien en estos tiempos de prisas. A mí me da mucha serenidad. Aunque en el fondo, y después de todo lo que he hecho, yo lo que me considero es una narradora tanto encima del escenario como frente al ordenador.
-¿Que proyectos de trabajo tiene ahora por delante?
-Los proyectos son proyectos y los sueños sueños son, que diría Calderón de la Barca (ríe). Estoy muy metida en varias cosas y la más inmediata es la presentación estos días del libro que publica Roca Editorial. Además tengo otro asunto por ahí del que no se puede hablar todavía. En fin muchas cosas. Estoy muy abierta a todo a la vida a la creación...
-Háblenos de ese nuevo libro.
-Es un libro de prosa poética que podríamos definir como el relato de una enfermedad que se llama cáncer: seis letras canallas y un acento. Está basada en hechos reales y en mi propia experiencia con la enfermedad. El viaje que llevamos a cabo desde el cruel diagnóstico. Para mí este libro ha sido y es una oda a la literatura por la capacidad que tiene en curarte el alma.
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Ana del Castillo
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