Rafael Álvarez El Brujo

Actor

«El teatro es una forma de servicio y de hacer algo bueno por los demás»

-Llega a Santander con 'El viaje del monstruo fiero'. ¿Qué va a ver el público?

-El eje de este espectáculo es una selección de textos grandes autores clásicos en torno a una loa que Lope de Vega escribió en honor a la figura del actor del Siglo de Oro español. Se trata de una loa en verso en la que refleja la concepción del actor de aquella época, la del gran teatro en la tradición española.

-Este espectáculo es también un viaje por su propio 'yo teatral'. ¿Qué ha descubierto?

-Como llevo tantos años en este oficio y trabajando con textos de autores clásicos he aprovechado para contar en 'El viaje del monstruo fiero' muchas historias personales relacionadas con mi trabajo como actor y mi experiencia en los teatros populares y en los festivales de verano.

-Decía que Lope había escrito esa loa como homenaje a los actores del Siglo de Oro. ¿En qué se diferencian los cómicos de entonces a los del siglo XXI?

-Pues en que los de aquella época viajaban en carros y ahora ya lo hacemos en coches híbridos (ríe) Y luego está el hambre, el mucho que pasaban entonces. Ahora también, pero de otro tipo. No cabe duda de que esta es una profesión difícil. Es la permanente incertidumbre. Nunca las tienes todas contigo. La incertidumbre en aquella época era generalizada porque la vida misma era una aventura y los actores cogían un carro de comediantes y se iban de un lugar a otro del país y tardaban un año o dos en llegar porque iban parando por los sitios. Era una vida completamente aventurera. Ahora también lo es, con los ingredientes de la modernidad. Pero creo que en esencia las cosas no cambian mucho. Cambiamos en el aspecto externo, pero esencialmente no.

-Se basa en Lope de Vega. ¿Qué le inspira este autor?

-Lope de Vega tiene una capacidad imponente para conectar con el público. El sabía darle a los espectadores lo que querían aunque decía que si el público era necio que le dejaran darle comedias facilonas. Pero no es cierto porque hay obras de Lope de Vegas que son increíbles.

-Dígame una.

-'El caballero de Olmedo'. Los versos de Lope en esta obra son increíbles. Están llenos de musicalidad, de sensibilidad y de una cultura y una filosofía profundas. Y lo bueno es que eso es lo que él le daba al pueblo. El pueblo escuchaba sus versos que estaban llenos de contenido metafísico y espiritual, romántico, poético y los entendían más por el milagro del ritmo, del sonido que por su intelectualidad. Pero los entendían

-Se le conoce como el juglar de la palabra. ¿No le resulta difícil ese empeño de poner en valor la palabra en una época en la que la imagen predomina por encima de todo?

-Es un empeño difícil, sí. Pero la imagen también es palabra. Todo lo que se dirige al entendimiento, todo lo que forma parte de la comunicación ya sea visual o sonora o incluso un gesto, es una expresión. Es palabra en el sentido más amplio. Yo por ejemplo, cuando escribo mis textos siempre pienso en las imágenes. Hay una palabra que es imaginativa, y que es visual porque inmediatamente despierta en el que la escucha una imagen. Los antiguos juglares hacían eso y también el gran maestro de la juglaría del siglo XX que fue Dario Fo hacía un sketch con sonidos, canciones, poemas, onomatopeyas... Totalmente visual, con una gesticulación y una forma de escenificar las historias que el público veía casi como una película, unos relatos que tú en tu mente elaborabas y los materializabas como las secuencias de una película.

-En las palabras de Lope de Vega que repetirá esta noche y en sus propios espectáculos no falta una chanza a la clase política.

-Es que la política forma parte de la vida social, está muy presente en los medios de comunicación y en nuestra vida. Y ahora, además, hay muchos políticos, muchísimos. Estamos rodeados de política y está en los comentarios de toda la gente. Yo voy a ese reflejo que tenemos en nuestra sensibilidad y en nuestro pensamiento. En nuestra comunicación. Hablar sobre política es algo que ha existido siempre, en casa y en las tabernas, un pretexto como hablar del tiempo o de fútbol aunque en realidad no te interesen. Y en el teatro yo entro por ahí para acercarme al público e intentar mantener un contacto más estrecho.

-Después de tantos años encima de un escenario. ¿Qué le ha dado y qué le ha quitado el oficio de cómico?

-Me ha dado muchísimas satisfacciones. A estas alturas de mi vida cuando salgo de una actuación estoy completamente pletórico. Con una energía impresionante, mucha tranquilidad, una gran felicidad interior y con el sentimiento totalmente elevado. Creo que hasta mi sistema inmunológico se fortalece porque actuar me viene muy bien para la salud. Me gusta mucho lo que hago y ahora, después de tantos años, es cuando le encuentro el sentido. Me he dado cuenta de que cuando era más joven estaba siempre peleando, luchando y hasta ansioso por conseguir un determinado resultado. Pero cuando llevas tanto tiempo las cosas fluyen de una manera totalmente distinta. Para mí el teatro es una forma de servicio, de hacer algo bueno para los demás que a mí también me viene muy bien.

-¿Ya tiene nuevos proyectos para cuando finalice este viaje por Lope de Vega y los autores del Siglo de Oro?

-Estoy empezando a trabajar en una obra que me han propuesto para el Festival de Mérida del verano que viene, pero ya tengo que ir empezando a pensar que es lo que voy a hacer. Y en esto estoy, dándole vueltas.