Marta Hazas: «El teatro es un país en sí mismo»

Hazas puso voz a las palabras escritas por Celdrán para quien el teatro es «vivir instantes de pura verdad efímera, donde sabemos que lo que decimos y hacemos, allí, bajo la luz de la escena, es cierto y refleja lo más profundo y lo más personal de nosotros». «No hay quien pueda afirmar que el teatro está en algún centro del mundo, en alguna ciudad o edificio privilegiado. El teatro se extiende por una geografía invisible que mezcla las vidas de quienes lo hacen y la artesanía teatral en un mismo gesto unificador», es «un país en sí mismo» y «una semilla que siembra en la conciencia cívica, ética y humana del espectador», leyó en voz alta Marta Hazas. Un manifiesto que defiende un trabajo «para construir el mayor de los viajes».

«Los maestros de teatro lo saben, no vale ningún reconocimiento ante esta certeza que es la raíz de nuestro trabajo: crear momentos de verdad, de ambigüedad, de fuerza, de libertad en la mayor de las precariedades. No sobrevivirán de ellos sino datos o registros de sus trabajos en videos y fotos que recogerán solo una pálida idea de lo que hicieron. Pero siempre faltará en esos registros la respuesta silenciosa del público que entiende en un instante que lo que allí pasa no puede ser traducido ni encontrado fuera, que la verdad que allí comparte es una experiencia de vida, por segundos más diáfana que la vida misma», reflexiona el texto leído por Hazas.

Marta Hazas (Santander, 1977) se licenció en periodismo y estudió arte dramático en la escuela de Cristina Rota aunque ya había comenzado mucho antes su carrera como actriz en la escuela del Palacio de Festivales. Sus primeras apariciones en la televisión fueron con personajes en series como 'El comisario' y 'Hospital Central' de Telecinco o 'Cuéntame cómo pasó' de Televisión Española. Hoy es sobre todo conocida por su papel de Amelia Ugarte en 'El internado', Sarah Reeves en 'Bandolera' y Clara Montesinos en 'Velvet'.

Hazas planteó ayer la lectura del manifiesto como una forma de mostrar al público «la belleza del teatro» y resaltó que lo hacía en un nuevo espacio «donde cada uno puede subir y expresarse como quiera». El nuevo 'Escenario libre' dijo, «es una bonita iniciativa que ya existe en otras ciudades como Londres» y hará de Santander «una ciudad más cultural, en la que suma el impulso y la vida que está dando el Centro Botín». Confió en que se le de el uso adecuado para que pasen por el lugar «grandes artistas».

Ilusionada por poder leer el manifiesto del Día Mundial del Teatro en su ciudad natal, recordó que volverá a Santander dentro de dos semanas para protagonizar en el Palacio de Festivales 'Si no te hubiese conocido', la obra de Sergi Belbel sobre la importancia de las decisiones y la fuerza del destino. «Para todo el teatro que hago, la verdad es que a Santander he venido muy poquito», reconoció la actriz.

Actuar en Santander, frente a su familia y amigos de la infancia reconoce que le pone nerviosa «pero son nervios de los buenos, de los de salir al escenario con muchas ganas». Para Hazas el teatro «es casa, es donde crezco como actriz y me da placer inmediato en mi profesión: cada vez que me subo a un escenario recuerdo por qué quería ser actriz desde pequeña». Y le ha enseñado que «la perfección no es lo más importante, sino que la vulnerabilidad, los errores y el equivocarte o ir sin red, es lo que nos hace crecer como personas y como profesionales».

Disfruta mucho en el teatro, en el cine o en la televisión. «Cualquier disciplina está bien si detrás hay un buen guion o un buen proyecto», indicó. Y es que para ella, «ambas disciplinas se retroalimentan». Pero si tiene que elegir, se decanta por el teatro, «es el génesis, donde tienes el control. En el cine dependes más del guionista y en televisión del director, pero en teatro puedes hacer lo que te de la gana». Para ella, el teatro «siempre ha estado enfermo pero nunca muere. Es más, goza de buena salud».

La actriz reconoce que lo suyo con el teatro fue amor a primera vista: «Me parecía divertidísimo jugar a ser otra persona y vivir otras situaciones y aunque en la vida real soy algo más tímida, en el teatro hay algo de exhibicionismo y no siento verguenza, disfruto mucho». Comenzó en el colegio y enseguida entró en la escuela del Palacio de Festivales. Una etapa «divertida porque eran años de lucha para conseguir la titularidad oficial. Y aprendí muchas herramientas que he utilizado en mi trabajo diario». Después llegó la escuela de Cristina Rota «donde aprendí a convertir los personajes en carne y hueso, hacer cosas más vivas». Del teatro le gusta «la libertad que siento cuando se abre el telón y no hay quien me pare. El teatro es rock and roll y si hago comedia soy adicta a la carcajada del público». Para ella hacer comedia es muy difícil y «todavía me queda un camino largo por recorrer». En el otro lado de la moneda señala que no hay nada que no le guste del teatro, salvo verlo vacío. «Si me preguntas por la televisión te diría que madrugar, pero en teatro no es el caso», responde.

Para ella un buen actor desprende magia sobre sobre el escenario y una buena obra, «es un buen libreto. Un buen guion tapa a un mal actor , pero un mal guion deja en bragas al mejor de los actores». Reconoce que con el paso del tiempo ha ganado en seguridad como actriz y, por eso, a los jóvenes actores les anima a probar, preguntar, fallar, jugar y divertirse.