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La periodista Marta Peirano conoce la realidad del nuevo escenario digital en profundidad, y dibuja un panorama tan atractivo en sus posibilidades como opaco y preocupante en el uso que se le da.
-A nivel periodístico, ¿qué ha cambiado la revolución digital?
-Ahora ... existen tantas fuentes de información y ésta se mueve a tanta velocidad que es mucho más difícil decidir cuáles son las noticias que hay que dar, cuál es la verdad. Es un contexto más complejo en el que hay que trabajar desde la humildad de saber que nunca vamos a agotar toda la información existente sobre ningún tema. En ese sentido no podemos ganar a internet. Pero, por otra parte, tener tanta información, tener acceso a las mejores bibliotecas del mundo, a todo tipo de bases de datos, y, sobre todo, tener acceso al usuario de forma instantánea, persistente y prácticamente gratuita, no puede ser malo para el periodismo. Es un escenario que hay que encarar con humildad y curiosidad por parte de los periodistas.
-En muchos aspectos el digital es también un entorno hostil, como ha demostrado el escándalo de 'Cambridge Analytica'. Todo apunta a que los datos de los usuarios no están seguros.
-Eso nos debe preocupar. Como usuarios, llevamos unos teléfonos que incorporan dos cámaras, un micrófono, que tienen todo tipo de sensores como velocímetros o altímetros. Y que registran si estás parado, si estás subiendo, si estás durmiendo, si estás en el quinto o en el segundo piso, que saben dónde estás y dónde vives, con quién te relacionas, dónde trabajas, a dónde vas a comprar, por dónde sales... Nuestros teléfonos lo saben todo sobre nosotros.
-Pero hay una legislación de protección de datos, hay unas condiciones de uso...
-Digamos que en ese sentido existen dos realidades paralelas. La ley de protección de datos existe, y en concreto la europea es la más estricta que hay en el mundo. Pero la mayor parte de las plataformas que utilizamos son americanas y responden a empresas americanas que están allí y se rigen por las leyes americanas, con lo cual las leyes europeas no nos protegen. Y, además, como europeos no estamos protegidos porque no somos ciudadanos norteamericanos, es decir, aunque allí imperasen leyes como las de aquí, no nos protegerían porque no somos ciudadanos norteamericanos y no nos amparan.
-¿Y las condiciones de uso de estas plataformas o aplicaciones?
-Están ahí pero casi nadie se las lee. Cuando utilizamos cualquiera de ellas, desde un calendario a una linterna, hay que mirar los permisos que te pide. ¿Para qué quiere un calendario acceso a tu micrófono o a tus contactos? Debemos tener cuidado y no abrir esas puertas, no conceder esos permisos, porque si no la aplicación podrá grabarte cuando le dé la gana, y yo quiero saber cuando mi teléfono me graba.
-¿Son conscientes los usuarios de los riesgos a los que se enfrentan?
-Es un tema muy complejo, pero a grandes líneas hasta ahora la gente lo sabía y no le importaba demasiado porque pensaban que era para ofrecerle mejores servicios o por seguridad. Pero ahora se han dado cuenta de que en este campo hay muchas clases de productos y de que te pueden vender un candidato electoral, un Brexit... Muchas cosas que no son cremas de afeitar, productos de limpieza o viajes al Caribe. Ahora la gente ve que Trump y el Brexit son dos cosas que no son buenas y que han pasado gracias a manipulaciones basadas en el uso de datos de los usuarios.
-¿Cómo protegerse en este contexto de constante exposición?
-Es fundamental que todo el mundo tenga sus datos bien cifrados, tener cuidado al usar cuentas, no abrirlas sin más, ni bajarse aplicaciones que no vayas a usar. En este nuevo escenario es esencial educarse en un uso correcto de la tecnología.
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