«Temo que el público se pueda cansar con dos ferias del libro consecutivas»

Aún está un poco molesto por la coincidencia de fechas con la Feria del Libro que se celebró en este mismo lugar apenas hace dos semanas pues, como ya manifestó entonces, «nos perjudica que sean tan seguidas porque habrá gente que piense que sea la misma. La del libro nuevo nunca ha sido en agosto y eso puede confundir a la gente. Y luego está lo económico, claro, que también nos va a repercutir. Obviamente cuando una feria de libros se celebra justo después de otra feria de libros, la segunda padece del cansancio tanto de los medios como del público este tipo de eventos». Y añade un símil: «Ya no hay tanto dinero para ir de rondas por los bares y hay que quedarse sólo en uno. Aquí puede ocurrir lo mismo».

Aún así también conserva el optimismo porque sabe, por otras ediciones, que la Feria del Libro Viejo de Santander goza de mucho prestigio, incluso fuera de nuestras fronteras, y que a los veraneantes que llegan a la ciudad les gusta dar una vuelta por el recinto y hacer sus adquisiciones. Porque de eso se trata precisamente este muestra tal y como reitera Paco Roales: «De pasear entre los puestos y mirar bien entre los volúmenes expuestos entre los que siempre se va a hallar una adquisición, bien sea un libro descatalogado o algún título desconocido». Y es que la Feria, añade, «siempre tiene un público fiel».

El que llegue este año no va a encontrar muchas diferencias con las anteriores, salvo en las medidas sanitarias impuestas para garantizar la seguridad de los que se acerquen. Incluso cuenta con el mismo número de puestos que en 2019 porque si bien es cierto que alguno no ha podido venir, se han sustituido por otros nuevos que sí lo han hecho.

En cuanto al interés por parte del público, el presidente de la asociación cántabra cree que se debe a qué «adquirir libros nuevos es algo que se puede hacer durante todo el año en cualquier librería de España. Mientras que el libro viejo sólo está o en ferias o en las librerías especializadas de cada ciudad y para la gente que le gusta leer, que le gustan los libros, el poder mirarlos físicamente, tocarlos y encontrarse cosas que le sorprenden y que no esperaban, es algo que sólo puede hacer en este tipo de ferias que son una gran oportunidad para los amantes de los libros. Además se nota, porque las disfrutan».

Roales quiere recordar que para que esa experiencia en torno a los libros sea más satisfactoria este año además se han organizados dos exposiciones, una sobre Delibes, que dirige el historiador y escritor Mario Crespo, y otra que lleva por título 'Colecciones para coleccionar' de Alastair Carmichael. A esas muestras se suman una serie de actividades para todas las edades.

Al público que llegue, este librero le recomienda que disfrute de todas estas actividades y, sobre todo de los libros «que lo haga como lo hacemos nosotros con nuestro trabajo» y si es que algo distingue a estos libreros es que «no somos unos simples tenderos. A menudo buscamos los libros que puedan tener mayor interés incluso, como es mi caso, los limpiamos y restauramos».

La asociación que preside se creó hace tres años con el principal objetivo de gestionar la Feria que se inauguró este sábado, pero ya avisa que tiene en mente un buen número de actividades que podrían llevarse a cabo en distintas fechas del año con algún tipo de apoyo institucional. «El libro viejo existirá siempre» y concluye con una cita de Emily Dickinson que define a los libros como los parientes en la estantería. Una máxima que a él, pese haber cerrado su librería tras su jubilación, le mantiene aún ligado al oficio con presencia en este tipo de ferias o por internet. «Necesito el contacto con la gente».