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En el umbral de la nueva muestra del Centro Botín, primera de la temporada 2023, el visitante se topa con una serie fotográfica de quince pares de imágenes, entre la reiteración y la variación extraídas de archivos personales y familiares de Roni Horn, bajo el ... epígrafe 'a.k.a.', acrónimo de also known as o alias, que hablan de la identidad múltiple y de esa «multitud que habita en cada uno de nosotros». «No quiero belleza, quiero identidad». La frase de la escritora Clarice Lispector, una autora de referencia para la artista neoyorquina, bien podría contener la esencia de las creaciones que configuran su comparecencia en Santander. Una exposición meticulosa que recorre y refleja casi tres décadas de trayectoria, sin ánimo de retrospectiva, donde confluyen y se entrecruzan dibujos, vidrio, palabras, escritura, esculturas, fechas, fotografías, registros, lugares...y una performance sonora. El agua y el tiempo meteorológico. La experiencia y el lenguaje. En y entre ambas ecuaciones de texturas, materiales, grafismos, imágenes, anotaciones, vivencias, recuerdos...asoma el mundo de Horn.
Aunque la creadora ya expuso hace casi una década en la Fundación Joan Miró de Barcelona, su presencia en el calendario expositivo del Centro Botín presenta hasta septiembre obras, piezas y montajes ad hoc con el espacio santanderino, cuando no piezas nuevas y significativas. Todo fruto de un diálogo con las estancias de la gran sala del Centro (que parece transformada en forma y dimensiones), la propia arquitectura de Renzo Piano, la luz y el flujo de visitantes al edificio del arquitecto genovés.
Roni Horn La artista neoyorquina presenta una meticulosa exposición concebida por ella en diálogo con los espacios, la arquitectura, la luz y el flujo de visitantes del Centro Botín. Hasta el 10 de septiembre.
En datos Comisariada por Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de Exposiciones y de la Colección del Centro Botín, integra fotografías, dibujos, esculturas y una performance, que abarcan casi tres décadas incluyendo obras nunca antes expuestas en un centro de arte.
'Me paraliza la esperanza', una sentencia de la cómica estadounidense Maria Bamford, es el epígrafe elegido por Roni Horn (1955) para nombrar este caleidoscopio de su creación cuya puesta en escena se plasma en catorce creaciones, incluyendo una grabación de audio, que se distribuyen en al menos nueve espacios. Horn, que ha dirigido durante una semana el Taller de Arte de la Fundación Botín, 'Being Where You are When You're There', contando con la colaboración de Isabel de Naverán, reflexiona sobre el título escogido: «La esperanza es, entre otras cosas, una táctica de supervivencia. Es una manifestación del impulso innato de seguir viviendo, respirando, moviéndonos, deseando». Comisariada por Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de Exposiciones y de la Colección del Centro Botín, la cita se complementa con una publicación, coeditada con La Fábrica, que incluye artículos y ensayos de la escritora Carmen María Machado y de la propia Isabel de Naverán. La orientación conceptual prima en una exposición que destaca por la nueva serie de sus icónicas piezas de vidrio, -con las que trabaja desde los años noventa- y, además, es la primera vez que exhibe su serie LOG (Registro) en un centro de arte. Dibujos, citas, collages, fotografías, comentarios informales, notas sobre noticias y sucesos meteorológicos y textos originales de la artista. En varias de las 400 láminas de esta obra aparece inscrito compulsivamente el título de la exposición.
Roni Horn, que desde los años setenta lleva recorriendo los paisajes más remotos de Islandia, desarrolla en sus obras una práctica artística «heterogénea» que reflexiona sobre el proceso de devenir en relación con la identidad y el lugar. Bárbara Rodríguez Muñoz subraya que «para Roni Horn el agua y el tiempo meteorológico son sus mentores... por eso es un verdadero placer poder presentar sus obras en un entorno que propicia un diálogo directo con el mundo natural. En la exposición, la luz y el mar de la Bahía se filtran en sus esculturas de vidrio en un cálido abrazo, invitándonos a presenciar como muta su tonalidad frente a nuestros ojos».
El agua es para Horn una «presencia espiritual y misteriosa. Cuando miras el agua, nunca sabes lo que estás mirando en realidad». Asimismo, la comisaria sostiene que las obras expuestas y su diseño distintivo refuerzan la práctica de Horn de estar presente en el momento, atenta a su entorno y a las variaciones atmosféricas. Con este espíritu, la exposición invita, como también refirió Fátima Sánchez, directora ejecutiva del Centro Botín, a recorrerla despacio, «prestando atención a los emparejamientos y oposiciones que descubrimos en cada espacio».
El itinerario natural, desde el acceso hasta los grandes ventanales que dan a la bahía, continúa por la sala Norte que mira a la ciudad donde se exhibe 'Still Water' (The River Thames, for Example) (1999), serie de 15 fotolitografías a gran escala centradas en el tramo del río Támesis que atraviesa Londres. La obra cuenta con anotaciones de Horn sobre anécdotas, hechos, citas, observaciones empíricas y pensamientos personales relacionados con el río londinense, incluidos casos de suicidio, lo que suscita reflexiones sobre «el vínculo indivisible que existe entre todas las masas de agua y la continuidad que se aprecia entre la vida y la muerte».
En este mismo espacio también se exhibe 'Gold Mats, Paired (For Ross and Félix) (1994/2003)', una delicada escultura posada sobre el suelo de la sala compuesta por dos láminas rectangulares de oro puro, una obra que Horn dedica a su difunto y buen amigo, el artista Félix González-Torres, y a su amante, Ross Laycock, y que hace alusión al amor, el duelo y la amistad.
Horn «pone el foco en la identidad como algo que es fluido, cambiable y mutable y que no responde a interpretaciones binarias o cerradas». De ahí, según la comisaria, la importancia de «poner la atención en la naturaleza experiencial de esta exposición, que pide un ejercicio de hiperpresencia, de estar en el lugar y atentos a nuestro entorno». En este sentido, Horn «no está solo respondiendo a lo material, sino también a lo inmaterial, a las atmósferas de la sala y a la luz natural» que baña el espacio. De hecho, las piezas de vidrio expuestas se iluminan solo con luz natural, y según vayan pasando las horas y vayan entrando en penumbra «cambiará su tonalidad y también su personalidad».
La exposición prosigue con 'This Is Me, This Is You' (1997-2000), formada por dos cuadrículas de 48 fotografías de la sobrina de Horn tomadas a lo largo de un periodo de tres años y presentadas en paredes enfrentadas. También 'Portrait of an Image (with Isabelle Huppert) (2005-2006)', una cuadrícula que muestra un centenar de retratos de la actriz francesa donde representa las distintas personalidades de sus personajes de ficción. Hacia la mitad de la muestra asoma 'Th Rose Prblm (2015)' compuesta por 48 dibujos distintos que ofrecen iteraciones de dos frases escritas a mano, recortadas y entrelazadas. En ella, el juego con el lenguaje adoptado por Horn «da sentido al sinsentido, trazando una metáfora sobre la naturaleza cambiante de la identidad».
Finalmente, en la sala sur, frente a la Bahía, cada una de las diez esculturas de vidrio -cilíndrica y con el extremo superior cóncavo, liso y reflectante- se comporta como un ojo que observa el entorno. «Horn juega con la tensión de la materialidad del vidrio, que no es ni sólido ni líquido, sino que sus átomos se encuentran en un perpetuo e imperceptible movimiento. Así, la artista utiliza esa dualidad innata para indagar en los estados del agua, explorando conceptos como la identidad, el significado y la percepción».
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