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Ilustración: Marc González Sala Fotografías: Adobe Stock y Freepik
Tiktokeando que es gerundio
SOTILEZA

Tiktokeando que es gerundio

¿Puede llegar la cultura a los más jóvenes a través de TikTok? El fenómeno es tentador y el reto está abierto

Viernes, 9 de junio 2023

Curiosidades como la utilización de un mismo modelo para representar personajes diferentes en varias obras; un recorrido visual a modo de clasificación de las diez obras maestras del museo, explicaciones didácticas sobre dimensiones y composiciones, o esas palabras escondidas en los cuadros son algunos de los contenidos que destina la cuenta del Museo del Prado al espectador digital de TikTok. Su éxito ha convertido a la histórica pinacoteca en una referencia en el mundo a la hora de valorar ese vínculo entre las redes sociales y el quehacer de la cultura. Pero en realidad es una isla, casi un espejismo. Otros intentos no han sido tan exitosos y, en general, aún el sector cultural se muestra tímido a la hora de adentrarse en un fenómeno ligado a un público joven (con un consumidor que cada vez reduce más la franja de edad) y cuyo lenguaje requiere, pide y casi exige, capacidad de síntesis, respuestas aceleradas y empatía y sintonía adquiridas desde el impacto. ¿Puede llegar la cultura a los más jóvenes a través de Tik Tok? Lo cierto es que el fenómeno es tentador y el reto está abierto.

Cortos, rápidos, contundentes, la música, el baile y el humor son sus armas más recurrentes. La demandada red social, que tiene su origen en Musical.ly, no obstante, fue concebida y programada para ser una red social en donde se pudieran compartir clips musicales. El nombre original de TikTok en China es Douyin, que significa sacudir la música, pero por temas comerciales, se le cambió la denominación para el resto del mundo. Creada por Yiming Zhang, un licenciado en Ingeniería de Software de la Universidad de Nankai, fue artífice de empresas como empresas como Kuxun, motor de búsqueda de viajes y transporte más usado en China o 99fang, un portal de anuncios inmobiliarios. La fecha clave de lo que ahora es una auténtica comunidad global de vídeos cortos es la del 2 de agosto del 2018 cuando estuvo disponible en prácticamente todo el mundo gracias a una fusión con Musical.ly, servicio especialista en el desarrollo de vídeos y transmisiones en directo.

En realidad, TikTok creada por la firma china de tecnología ByteDance, es por definición purista «una app de redes sociales que permite grabar, editar y compartir vídeos cortos en loop, con la posibilidad de añadir fondos musicales, efectos de sonido y filtros o efectos visuales». Desde su exitosa y celérica expansión los especialistas en marketing no han dejado de proponer ideas para publicar contenido en la plataforma con el objetivo de adentrarse en una red social de nicho, rebosante de vídeos graciosos, donde el desafío radica en cómo llegar a su público más predominante. Más allá de las firmas comerciales y, en especial, tras el éxito del Prado, las entidades culturales parecen mostrarse interesadas en interactuar de algún modo con el potencial consumidor desde premisas didácticas, divulgativas y fidelizaciones a una oferta que se postula tan diversa como atractiva. En un barrido por la red social las imágenes que priman refieren vídeos donde confluyen la demostración personal y la exhibición, entre música y baile. Kimberly Loiza, la influencer mexicana con más seguidores comenzó haciendo vídeos en YouTube para después ser exponente de TikTok.

El colombiano Alejandro Nieto supera los 28 millones de seguidores con divertidos vídeos de tipo sketch, Las gemelas vascas Paula y Aitana Etxeberria arrasan gracias a sus coreografías con canciones de grandes artistas y Julia Menu mezcla diversión con confesiones de su vida privada. Pero al margen del fenómeno influencer, el terreno por sembrar se sitúa en los desafíos para programadores culturales, entidades con una oferta regular y con el objetivo de generar contenidos dinámicos, entre el entretenimiento y lo educativo, todo ello reflejado en esos vídeos, en su mayoría de 15 y 30 segundos, que combinan música, efectos, sonidos, filtros e impresiones. La generación Z acapara este instrumento, aunque como en tantos otros terrenos la pandemia con su confinamiento despertó el interés adulto por esta plataforma.

Ilustración: Marc González Sala Fotografías: Adobe Stock y Freepik

Uno de los espacios más abonados ahora es el de usuarios convertidos en fabricantes y creadores de piezas audiovisuales a modo de microcortometrajes de cine. Los museos son quizá las estancias que han visto con más claridad la oportunidad que supone seducir a ese publico joven al mostrar sus señas de identidad mediante un lenguaje rotundo, estrechamente vinculado a la inmediatez, sin por ello caer en la frivolidad y la superficialidad.

La cuenta de TikTok del Museo del Prado cuenta con casi 500 mil seguidores. Y 4,1 millones de 'me gusta'. Llaman la atención estos datos teniendo en cuenta que el público objetivo de TikTok está integrado por usuarios de millennials, entre 18 y 24 años. El problema y el reto a la hora de hacerse un sitio en la red es su mutabilidad, su constante carácter cambiante y en la que el visitante puede deslizarse de un vídeo a otro con mucha facilidad. En principio, se podían grabar sólo vídeos de 15 segundos y ahora pueden durar hasta 10 minutos. Por eso es importante captar la atención del usuario desde el principio. Y precisamente por eso, lo que ha conseguido el Museo del Prado, tiene aún más mérito.

Cantabria en la red

Pero, ¿cuál es el paisaje tiktokero en Cantabria? Museos como el Mupac, el MAS (está en Instagram con 1.062 seguidores) o el de Altamira no tienen cuenta en esta red social. Tampoco espacios escénicos como el Palacio de Festivales, el Centro Botín o Casyc. Aunque todos ellos están presentes en Instagram. En concreto, el Centro Botín tiene 34.000 seguidores. Parece que esa plataforma es, por ahora, la elegida y más utilizada por este sector. Incluso en otras ciudades, caso del Museo Guggenheim de Bilbao, en Instagram, tiene 820 seguidores, pero no está en TikTok. La Fundación Santander Creativa es muy activa en Instagram, pero ni rastro en Tiktok. Esta es la radiografía aparente y generalizada.

Quienes sí están presentes son los artistas cántabros. A través de este canal enseñan a sus seguidores el proceso de elaboración de una canción, el resultado final (un pequeño clip) y el anuncio de que han sacado un nuevo 'single'. Es el caso de Jagayuano o Manu Cort, dos artistas jóvenes en pleno auge. Aunque, una vez más, sus cifras son mucho menores en TikTok que en Instagram. Un ejemplo: Jaguayano tiene 306 seguidores y acumula 8931 'me gusta' en TikTok. Y en Instagram tiene casi 5.000 seguidores. Con Manu Cort sucede lo mismo. En TikTok tiene 278 seguidores y 784 'me gusta'. Y en Instagram acumula 6843 seguidores. La diferencia es grande, pero lo importante es la presencia. El rapero Herre también tiene cuenta en TikTok. Los datos son similares en cuanto a seguidores. En Instagram tiene casi siete veces más. Es crucial estar presente en esta red social porque un día puede ser que un vídeo se viralice (el algoritmo de TikTok es impredecible) y así uno llega a mucha gente. Se han dado casos de personas totalmente anónimas, desconocidas desde el punto de vista de la difusión creativa, que han alcanzado 200 mil reproducciones en un vídeo. Por eso la importancia de tener un perfil y alimentarlo día a día. De nada sirve crearlo y que se quede estático e inamovible.

Todas las redes sociales experimentaron un crecimiento incesante a consecuencia de la pandemia. Su aumento se cifra en un un 55% en el caso de España. Pero durante el confinamiento lo más llamativo fue el crecimiento exponencial de TikTok. Quienes lo defienden ven clara la querencia y el interés por un lenguaje propio y un nuevo estilo de humor a través de vídeos originales y divertidos. TikTok asoma ya como la aplicación favorita de los adolescentes; «el 20% de sus seguidores se sitúa entre 13 y 18 años y son 'heavy users': cada día pasan en TikTok una media de 31 minutos, por encima de otras redes sociales». Pero el perfil demográfico está madurando: el 27% ya son personas de entre 30 y 40 años, y el 32% tienen entre 20 y 24 años. ¿Y el contenido?: «Música y efectos visuales, como el lipsync –bailar sincronizando los labios con una canción–, comparten sus vídeos e interactúan con otras personas a través de likes y comentarios, y exploran otras cuentas, tendencias o hashtags, desde una broma o un efecto cómico hasta un desafío de baile». TikTok es como una rueda que genera su propia cultura: el foco reside en las temáticas más que en los creadores. Y el objetivo radica en pasar el mayor tiempo posible dentro de la red social. Desde la propia plataforma de hecho se dedica parte de su trabajo a diseñar e implementar retos propios que conviven con los diseñados por los creadores.

Lo que prima es la canción o la coreografía viral. Actores y cantantes han irrumpido para arrastrar seguidores. La incógnita es si en ese bucle tiene sitio la difusión de la cultura más diversa.

«Descubre el día a día del museo y algunas claves»

Frescura y ausencia de solemnidad. Mensajes directos, exentos de sofisticación. Sin elitismos. El perfil del Museo del Prado invita al visitante/usuario de la cuenta de este modo: «Descubre el día a día del museo y algunas claves para comprender mejor sus obras». Curiosidades, detalles, perfiles, aspectos tan lúdicos como singulares, hasta el interés por los procesos de restauración de obras, todo cabe en la combinación de factores a la hora de enganchar al tiktoker. Además, el Prado ha hecho hincapié en potenciar trayectos inversos: escuchar la voz de sus seguidores a partir de preguntas que formulan sobre el museo: «A la hora de restaurar el marco, ¿se limpian los huecos?», «¿son tóxicos los cuadros pintados con blanco de plomo?» o «¿de qué son las huellas en los cuadros?». Según el ranking publicado por The Art Newspaper, el pasado año la cifra alcanzó 20,3% más de seguidores respecto a 2020, lo que se tradujo en que la institución museística subió hasta el noveno puesto en el ranking de los 20 museos más seguidos en redes sociales. Los últimos datos revelan que el 44% de los visitantes tiene entre 18 y 34 años, edades que coinciden con el grupo mayoritario de usuarios de esta red. La regularidad, el tiempo y la calidad constituyen el mantra, más que una serie de reglas fijas, a la hora de que el museo tenga un protagonismo ejemplar en TikTok y todo ello sin banalización ni caer en un supuesta infantilización de los contenidos. De hecho, más que un vídeo aislado, que tiene su valor, el Prado lo que ha conseguido es una especie de catálogo sucesivo de relatos en torno a sus espacios y sus habitantes. Los personajes de sus cuadros, los marcos, el personal de la pinacoteca, las salas que los acogen, los departamentos...siempre con un tono cercano que no está reñido con el rigor. 'Restauraciones, Curiosidades, Obras maestras, El Prado responde y De lejos y de cerca' son los segmentos que estructuran los vídeos sobre el museo y que no superan nunca el minuto de duración. Tomando como reflejo de un folleto o guía interactiva, la propuesta del museo se postula por su comodidad y accesibilidad, depurando cualquier rastro de academicismo solemne.

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