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«La fotografía lleva implícita, en su propia naturaleza el concepto de tiempo». Las palabras de Chema Madoz se vuelven luz, pero también deslumbramiento, cuando uno se sitúa frente a sus obras. Fotógrafo, sí, y poeta visual y, sin duda, un fabricante de metáforas, relatos ... mínimos, ironías y formas diferentes de mirar al mundo. El Premio Nacional juega con los objetos, extrae reflexión de la apariencia y da la vuelta a lo profundo para rescatar nuevos sentidos de las cosas y de los lugares. En su regreso a Cantabria, a lo grande, propone 'Una tirada de dados' a través de cien creaciones que recorren de manera selecta y significativa su trayectoria de más de cuatro décadas.
La sede de la Fundación Enaire en las Naves de Gamazo acogerá esta antológica de Madoz desde el próximo viernes a marzo de 2025. La propuesta en torno al artista que ha sabido conectar con la mirada de diferentes generaciones estará acompañada en Santander de diversas actividades.
Fruto de un montaje ad hoc que copará el antiguo espacio portuario, ahora expositivo y cultural, la muestra abrirá al público sus puertas el próximo viernes, aunque será el 14 de diciembre cuando se convoque la inauguración oficial, ya con la presencia del artista. La cita de Enaire es una de las más importantes desde que recalara en Gamazo, tras una rehabilitación integral del espacio inaugurado hace tres años y medio. El Centro de Arte aborda una programación «didáctica, inclusiva y accesible a toda la comunidad, adaptada a las exigencias de un público heterogéneo de todas las edades».
En datos 'Una tirada de dados'. Naves de Gamazo Santander. Del 14 de este mes al 16 de marzo de 2025. Con motivo del 30 aniversario de Fundación Enaire, se concedió el Premio Honorífico de Fotografía a Chema Madoz. Muestra comisariada por Borja Casani.
Proyecto Reunirá en todo el espacio de la sede de Gamazo y con un montaje ad hoc, 100 obras fotográficas y varios objetos escultóricos realizados por el artista durante sus más de 40 años de trayectoria artística.
El origen de la exposición, como ya se avanzó, tiene como punto de partida la gestión de la directora gerente de la Fundación Enaire, Margarita Asuar. El Patronato de la Fundación aprobó en el mes de junio conceder un Premio extraordinario de fotografía con ocasión del 30 Aniversario de la entidad. El Jurado estuvo formado por Enrique Moral, Rafael Canogar, María García-Yelo Claude Bussac, como Vocales, y, por la Fundación, Ángeles Imaña como secretaria y la propia Asuar como presidenta.
La Fundación propuso a Chema Madoz, calificado como «mago de la fotografía contemporánea, que, entre el surrealismo y la poesía visual, ha construido un universo mágico, el único fotógrafo al que la IA no ha sido capaz de replicar en una investigación realizada en la Universidad de Sevilla». La propuesta fue aprobada por unanimidad por el Jurado.
La iniciativa estuvo apoyada en un vídeo documental de RTVE –que podrá verse además en la exposición santanderina– en el que Ana Morente entrevista a Madoz. Una «auténtica joya, que nos acerca al artista y a la persona». La concesión del Premio Honorífico suponía abordar una exposición como reflejo del talento de Chema Madoz. Esta propuesta incluirá también un tour virtual accesible desde cualquier lugar del mundo guiado y comentado por el propio artista.
'Una tirada de dados' es una exposición antológica, que reúne alrededor de cien obras fotográficas y varios objetos escultóricos realizados por Madoz durante sus 40 años de carrera. En ella, «con la originalidad y elegancia singular que le define», crea «un mundo mágico de fotografías surrealistas, que pueden definirse como poesías visuales y que invita a encontrar nuevas perspectivas y posibilidades en los objetos que nos rodean».
Chema Madoz, no obstante, ha recibido ya premios y reconocimientos a nivel nacional e internacional: en el año 2019 obtuvo la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes; en el año 2000 recibió el Premio Nacional de Fotografía; Premio PHotoEspaña y el Higashikawa. El Museo Reina Sofía le dedicó la primera retrospectiva de un fotógrafo español vivo. El artista forma parte de la Colección Enaire desde 2011.
Durante estas próximas semanas de la exposición de Madoz, comisariada por Borja Casani, Enaire mantiene dos propuestas: Maruja Mallo. Homenaje a la Revista de Occidente, obras que forman parte de la Colección Enaire desde 1999. Son litografías realizadas en 1979 por la artista, en las que «desde la libertad del surrealismo figurativo representa frutos y elementos vegetales con un equilibrio y armonía geométricos y un significado mágico». Y 'Plastic Food' de Itzal García, proyecto de investigación y creación sobre la situación medioambiental en la que se encuentra nuestro planeta y que, combinando varias técnicas artísticas y la fotografía como documento transversal de mediación entre los diferentes géneros que emplea, «realiza un proyecto artístico que es una obra de arte expandida, con la que intenta concienciarnos en cómo influye nuestra alimentación en nuestra vida y cómo hacer un consumo responsable».
A la muestra de fotografías de Madoz, entre las que se hallan algunas obras ligadas a la Colección Bragales, del coleccionista santanderino Jaime Sordo, se sumarán una serie de actividades paralelas como talleres para acercar la mirada del artista especialmente entre los jóvenes; y un concurso de microrrelatos, cuyo destino será la edición de un libro digital.
Para la Fundación Enaire la muestra de Chema Madoz es «un punto de inflexión, un antes y después», reflejo de su apoyo a la fotografía contemporánea y plasmado en el tiempo en el Premio Trayectoria y ahora en este Premio Honorífico.
Además, la entidad pretende ir edificando una memoria visual de la obra y los artistas que pasarán por Gamazo. La Fundación, desde que Margarita Asuar se incorporara a la dirección, viene implementando recursos museográficos digitales para impulsar la democratización del arte y hacerlo accesible desde cualquier lugar».
Chema Madoz ha expuesto en diversas ocasiones en Cantabria, ya desde los noventa. Primero, a través de la galería Siboney, en su antigua sede de Castelar. También formó parte de la historia de la Sala Robayera, el proyecto de Miengo bajo la dirección entonces de Juan Manuel Puente.
Tras varias décadas de creación, como demostrará esta antológica de Enaire, puede hablarse de un universo Madoz en el que los objetos se presentan como criaturas animadas, donde el mundo transmite otras miradas y en el que el fotógrafo, libreta en mano, antes que la cámara, explora como un cazador hasta capturar lo que se revela tras los pliegues de la realidad.
Una de su reflexiones significativas alude a la belleza: «Si es que aparece en mi obra, no es un objetivo primordial. Lo que sí persigo es la reflexión que el público puede hacer del entorno en el que vivimos a partir de unas imágenes». Madoz suele contar una anécdota reveladora de su biografía y descubrimiento iniciático de su vida e imaginario.
De origen humilde, su escuela primaria era la cocina de una vecina que daba clases. «El primer día llegué tarde y, como no había sitio en la mesa, la profesora abrió la puerta del horno para que le sirviera de pupitre. Me senté con mi cuaderno sobre la puerta mirando el interior negro. En ese momento entendí que algunas cosas puedan cambiar de uso y de apariencia muy rápidamente».
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