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A. G.
Lunes, 30 de agosto 2021, 13:54
El Aula Ortega y Gasset, encuentro académico que reúne a los mejores 80 expedientes de estudiantes que han terminado este año sus estudios de Formación Profesional Superior o Bachillerato de cara a su primer año en la universidad, regreso este verano al programa de la ... Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) para celebrar su XIX edición con un completo programa que abordó disciplinas tan variadas como la nanotecnología, la astronomía, el derecho, la lengua, las matemáticas o la medicina.
Entre las propuestas de la semana pasada de esta nueva edición de la convocatoria destacó la participación de Rafael Rebolo, astrofísico y profesor de Investigación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y director del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), quien ofreció a los jóvenes participantes la ponencia 'Exploración del Universo: del Big Bang a los agujeros negros y los exoplanetas'. En ella, el experto explicó que la mejor forma de despertar la vocación científica es «con oportunidades como ésta». A su juicio, «poder conversar directamente con profesores es la mejor forma de despertar el interés por la ciencia», a lo que añadió que «este ambiente distendido, sin evaluación, solo disposición de explicar» es una posibilidad para «abrir sus mentes». El encuentro de Rebolo con los jóvenes estudiantes del Aula Ortega giró en torno a algunas de sus investigaciones más destacadas como, por ejemplo, las realizadas en torno a los exoplanetas. Sobre este aspecto, Rebolo afirmó que «necesitamos saber si la Tierra es el único lugar donde se ha desarrollado vida». Para ello, destacó, cabe investigar los exoplanetas análogos al nuestro con la intención de «influir en la forma en que vemos nuestra posición como especie». Y la primera lección que según su punto de vista debemos sacar de ello es la de «cuidar nuestro planeta», dada la «dificultad de encontrar vida en otros lugares», explicó. Otro punto central de su exposición fueron los agujeros negros y su distorsión del espacio-tiempo: «Son una oportunidad extraordinaria para comprender la materia, el tiempo y el espacio».
Otro de los encuentros destacados en el programa del Aula fue el protagonizado por Soledad Murillo, socióloga y exsecretaria de Estado de Igualdad, quien analizó el papel y las perspectivas de las mujeres en el ámbito formativo. En ese sentido, Murillo destacó ante un Aula compuesta mayoritariamente por alumnas, la necesidad de «rebelarse» ante el papel de cuidadoras exclusivas para no renunciar a sus proyectos vitales. «Las denuncias por parte de ingenieras están haciendo posible que nos demos cuenta de que la ciencia no es neutra», explicó la socióloga. «Por eso hay científicas que están hablando de problemas como que los algoritmos los diseñen varones. Resulta llamativo, por ejemplo, la matemática estadounidense Cathy O'Neil, donde se plantea que los algoritmos han privilegiado rostros con trazabilidad masculina frente a la femenina a la hora de conceder ciertos servicios», explicó. En opinión de Murillo, el problema de las empresas es pensar que las mujeres «tienen un conflicto de conciliación entre vida profesional y familiar», siendo éste en la actualidad un país con una baja natalidad. «Esto es un enorme prejuicio que expulsa a las mujeres de acceder a un sueldo que les dé independencia», alertó durante el encuentro. La experta también exhortó a las alumnas a lograr tener una independencia económica gracias a sus exitosas carreras científicas, algo para lo que, apuntó, tendrán que luchar también por la independencia emocional. «Esto es clave para que puedan tener su proyecto de vida sin renunciar. La renuncia es una traición a uno mismo», aseveró.
Otra de las propuestas destacadas de esta edición del Aula tuvo como protagonista a la matemática y divulgadora Clara Grima, quien afirmó que «la gente que domina el mundo controla de matemáticas» y señaló la necesidad de que haya más mujeres en el desarrollo de algoritmos y tecnología relacionada con los altos conocimientos en esta ciencia. Grima hizo referencia a un concepto de las matemáticas que no generen ansiedad ni rechazo en los niños y se centren en la resolución de problemas. También insistió en la idea de que «el 10% del PIB viene de profesiones relacionadas con las matemáticas y 6% de los empleos en España están relacionados con profesiones con altos conocimientos en la ciencia».
La divulgadora explicó cómo el impacto en el empleo de los conocimientos de matemáticas ha cambiado en los últimos quince años, hasta el punto de ser competencias clave para los trabajos que están definiendo el devenir social. Un cambio, que en opinión de Grima, se puede leer también en perspectiva de género. «Cuando yo estudié, alrededor del 60% de las estudiantes eran mujeres», asegura la divulgadora, quien añadió que desde 2006, con la irrupción de las 'big tech' y las redes sociales está tendencia se ha revertido y hoy la gran mayoría de los estudiantes de matemáticas son hombres.
Grima resaltó este cambio de tendencia porque en su opinión, antes las matemáticas «estaban más ligadas a la enseñanza». En ese sentido resaltó que «hay gente que opina que esto se da porque las mujeres, biológicamente tendemos más hacia los cuidados y no tanto hacia el liderazgo y el éxito económico», aunque descartó esta tesis y se decantó más por factores «sociales».
A juicio de la investigadora y divulgadora «es desolador la falta de mujeres en las carreras de informática», una realidad que la llevó a afirmar que «No entiendo como en el siglo XXI pasen estas cosas». Sin embargo, Grima sí admitió que las mujeres «tienen más capacidad de empatía y cuidados», algo que en su opinión hace que las mujeres deban estar presentes en el desarrollo de tecnología.
Para resaltar su visión de esta realidad, la matemática y divulgadora insistió en que «en algunos países se han vetado algoritmos porque tenían sesgos por estar diseñados por hombres blancos heteros». Esta situación hace que sea, según la divulgadora «aún más importante» darle una perspectiva feminista a la enseñanza de las matemáticas, para no «dejarlas en exclusión laboral». A juicio de Clara Grima, «se ha demostrado que la ansiedad que generan las matemáticas en la escuela es mayor en las niñas», señaló.
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