tragos compartidos

Los mejores tragos son siempre los compartidos. Y en el bar itinerante 'Objetos perdidos' se compartieron muchos este fin de semana. Porque Rulo y la Contrabanda no sólo invitaron a la barra a primeras figuras de la música española, que hicieron suyas las canciones del reinosano, sino que también tiraron a patadas la cuarta pared del teatro e hicieron que el público se adentrase en el local y fuera protagonista. La propia elección de la escenografía de esta gira es una reivindicación del bar como punto de encuentro de la cultura mediterránea, de lugar donde compartir, cara a cara y no a través de las redes sociales, momentos, historias, risas, lágrimas, complicidades, promesas, sueños... Y hasta críticas a Angela Merkel. Y eso fue lo que sucedió en Santander. Hubo tragos para todos, copas en forma de canciones en un doble concierto que, sábado y domingo, abarrotó el Palacio de Festivales para cerrar la programación cultural del Año Jubilar Lebaniego. Las 1.670 butacas de la Sala Argenta se quedaron pequeñas ambos días en dos citas que quedarán grabadas en el recuerdo. Como quedara grabada la imagen del público, encendido, apasionado desde la primera estrofa, abandonando la comodidad de los asientos, rompiendo prejuicios, para bailar de pie junto a sus localidades dejándose la voz y el alma.

Después del mayúsculo, sobresaliente, concierto del sábado, al que se sumaron Nina (Morgan), Enrique Villarreal 'El Drogas' y Leiva, ayer llegaba el segundo asalto, una segunda ronda aún con la resaca de la primera vigente, pero sin dolor de cabeza. Porque no había 'garrafón'. De ahí que los tragos del domingo sentaran a las mil maravillas, tanto a los asistentes que repitieron presencia como a los que accedieron por primera vez al bar. Todos vivieron un concierto histórico, porque no se puede calificar de otra manera ver sobre un mismo escenario a Luz Casal, Fito Cabrales, Dani Martín, Pau Donés, Leiva y 'El Drogas'.

La complicidad reinó en el ambiente desde el arranque, desde el momento en el que Rulo, guitarra en mano, accedió al escenario desde el patio de butacas para interpretar 'Objetos perdidos'. Con 'Me gusta' toda La Contrabanda (Fito Garmendia, Pati Baraldés, Quique Mavilla y Txarly Arancegui) fue incorporándose a las tablas, donde demostraron que los siete años que llevan juntos han servido para engrasar una máquina musical «sin hacerse sangre» por el camino.

Hicieron un repaso a composiciones de sus tres discos ( 'Me quedo contigo', 'No sé', 'Divididos', 'M', 'Buscando el mar, 'Descalzos nuestros pies'...) revistiendo las canciones con una veintena de instrumentos (bandolina, acordeón, xilófono, piano o slide guitar, al margen de los 'clásicos') para sacarlas de su zona de confort, buscando sorprender al público en un nuevo giro de tuerca. Es evidente que Rulo se encuentra muy a gusto en este formato, porque la evolución de su música, donde el cantautor va ganando terreno al rockero, donde la versión intimista tiene cada vez más peso, ha hecho que los teatros sean su hábitat natural y pueda presentar las canciones todo lo que quiera, incidiendo en esa complicidad con el público (flores incluidas) que se ha convertido en una de sus principales señas de identidad y en una de las claves de su éxito.

Una complicidad que ha hecho que grandes exponentes de la música española le dijeran 'sí' cuando les invitó a interpretar con él sus canciones, no en Madrid, sino en Santander, en Cantabria, en casa. Y algunos hasta repitieron sábado y domingo –caso de 'El Drogas' y Leiva– en lo que era una de las sorpresas mejor guardadas. Pero es que ayer había ración extra de tragos. Por orden, uno de las más saboreados fue cuando Luz Casal puso su inmensa voz a 'Noviembre'. Era la primera vez que la cantaba y confesó que esperaba «no destrozarla». La ovación aún resuena tras hacerla suya con su personal estilo y dominio escénico. A continuación fue Fito quien le puso el zapato a 'Mi cenicienta' sobre los compases que Rulo sacaba del piano.

La montaña rusa de emociones que presidieron los conciertos tuvo su mejor ejemplo al pasar de la carga intimista de la parte central del mismo al bloque en el que sonaron de forma consecutiva una versión 'freak' de 'Fauna rara' y dos éxitos de La Fuga, 'Buscando en la basura' y 'Por verte sonreír', ese tema que el músico reinosano compuso con 17 años y que, más de 20 después, aún le sigue «rasgando el pecho». La pasión de 'El Drogas', inmenso, sobre 'Tu alambre', cerró esta parte.

Pero no se habían terminado aún las emociones fuertes. Quedaban temas y amigos. Pau Donés fue el siguiente protagonista: mano a mano con Rulo abordaron el tema 'La reina del barrio' que dedicaron a todas aquellas personas que sufren alzhéimer y a sus familias. Emocionante. El directo alcanzó uno de sus puntos máximos cuando Leiva y Rulo desnudaron sus –muchas– 'Heridas del rock&roll'. Y faltaba Dani Martín, amigo con mayúsculas, para quien estaba reservada '32 escaleras'.

El minutero del reloj había superado ya con creces las dos horas, pero nadie quería que se cerrase el bar. Quedaban un par de tragos. De los largos. El primero, 'La cabecita loca', con todo el Palacio patas arriba. Menos mal que no había vecinos. El último de los 22 sorbos fue de tequila, el que impregna cada estrofa de 'El vals del adiós' con el que la Contrabanda y Rulo, en ese orden, fueron abandonando el escenario. A él volvieron para recibir una larga, sincera y emotiva ovación. La foto final, con todos los músicos invitados que han pasado por Santander arropando al cántabro, es el mejor reflejo de lo sucedido. La amistad hecha música. Rulo había anunciado, antes de los conciertos, que iba a ser el mejor fin de semana de su vida. Frase que pueden hacer suya muchos de los más de 3.200 asistentes que estos dos días han saboreado, gota a gota, un licor de primera calidad, hecho con el corazón, y servido en un bar donde nadie se sintió perdido.

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