Trayectos femeninos en el entorno

La nueva edición reúne a cuatro fotógrafas y otras tantas pintoras, fruto de una selección muy variada, pero vehiculada por los trabajos en los que puede advertirse, según Pérez Castaños, «un camino en ocasiones sensorial y en otros interrogativo sobre la presencia del ser y su interrelación con el entorno, ya sea social o psicológico».

El proyecto expositivo se mantiene fiel a los objetivos, trayectoria e identidad configurados en ediciones anteriores y enfocados a «la visibilidad del trabajo artístico femenino y su exhibición en el CNFoto de Torrelavega. Tal iniciativa artística da cabida a ocho mujeres creadoras: Verónica Bueno Arroyo, Teresa Vivas, Ana Sara Soberón, Lorena Bolívar, Susana G. Larrañaga, Cruz Vázquez Rouco, Marina Serrano y Elena Herrera García. La fotografía, la pintura, el dibujo intervenido con objetos y los procedimientos de cianotipia escenifican técnicas y estilos que desarrollan perspectivas de multiplicidad creativa.

Teresa Vivas ya dejó su sello en el programa Comisariado del pasado año con la muestra 'Los ineducados'. La idea de la infancia perdida, el despojo de la inocencia y la confianza traicionada es un tema que aborda de manera recurrente. Antes fueron los grabados y óleos de 'Perversos Polimorfos'. A juicio del comisario, «confecciona una realidad llena de connotaciones irónicas. Suplanta la lógica perceptiva del observador por enfoques comparativos de código surreal y poderoso significante.

Lorena Bolívar de Miguel (Santander, 2004), por su parte, establece «un alfabeto propio de imágenes sobre el cuerpo cuyo fin es afinar una mirada subjetiva para que contemple y explicite la información por la cual detecta su presencia en el mundo». Pérez Castaños destaca «su individualidad en una realidad cargada de conexiones visuales dispuestas para ser interpretadas».

En el caso de la pintura de Ana Sara Oberón (Buenos Aires, 1987), con raíces familiares en Liébana), licenciada en Bellas Artes, centra su obra en la pintura buscando una pincelada suelta y fresca, a veces abstracta, y una paleta de color muy saturada. Destaca el comisario, su «magnífica técnica pictórica, la multiplicidad subjetiva que el hecho artístico puede enfocar cuando es dirigido con agudeza irónica hacia los confines de la representación lúdica. La obra de Marina Serrano (Cádiz, 1984) fotógrafa, diseñadora gráfica, filóloga, docente y poeta, radicada en Cantabria desde el 2011, se desarrolla a través de la cohesión íntima de la imagen y la poesía. Mediante la técnica de la escritura automática, compone un poema que posteriormente sirve de inspiración para sus fotografías.

Verónica Bueno Arroyo presentó el pasado año su exposición 'Sujetos a mudanza' en la sala Mauro Muriedas, reflejo de «un recorrido artístico y personal desde el informalismo al expresionismo abstracto, tras años de trabajo con cambios de técnica, de herramientas, de disciplinas. Viajera incansable y radical en el ensueño indagador de la fotografía, realiza una escritura de luminosa percepción reflexiva». Elena Herrera García, por su parte, registra «la incertidumbre visual que proporciona la fotografía analógica para manifestar su metafórica identificación personal con la presencia materna y la influencia de su recorrido emocional en el desarrollo creativo».

La mujer y los océanos, la pintura y la gráfica priman en la obra de Cruz Vázquez Rouco. En su web confiesa que nació «garabateando, con el alma cogida por formas, colores, acordes y palabras inventadas». Las pinturas plasman amplias pinceladas de color, «refieren una caligrafía de impulsos y gestos abstractos trazados como un expresivo muestrario de paisajes vibrantes».

Finalmente, el trabajo visual de Susi Disorder, Susana G. Larrañaga, a través de instalaciones e imágenes, examina la noción de la ruina. Inspirada por la geografía y las ecologías no humanas, se centra en esta comparecencia en la cianotipia proceso fotográfico (ya existente en el XIX), ahora revitalizado, que da como resultado imágenes fotográficas en color azul.