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virginia melchor
Domingo, 20 de julio 2014, 08:59
Es la reina de 'Corazón' y digna merecedora de unas cuantas reverencias por su capacidad para proteger el suyo. Cualquiera diría que Anne Igartiburu lleva dos años de amor con el prestigioso director de orquesta Pablo Heras-Casado (Granada, 1977). Parece que fue ayer cuando se conocieron. No porque el tiempo pase volando cuando una está enamorada, que también, sino porque los paparazzi se han quedado pegados al visor de la cámara de tanto esperar a 'cazarles' juntos.
Su discretísimo romance comenzó en octubre de 2012; el granadino de 36 años, nueve menos que ella, dirigía un par de actuaciones en el Auditorio Nacional de Madrid. Y Anne fue a entrevistarle para 'Más gente', el fugaz espacio que presentó en TVE. Bajo los focos saltaron chispas... y hasta hoy. Por aquel entonces, la comunicadora evitó que trascendiese la relación porque acababa de romper con el empresario Daniel Alcázar tras dos años de noviazgo. Pero ya no se esconden. Se les ha visto caminando abrazados por una calle de Marsella.
Carrera imparable
El músico es hijo de una familia humilde. Cuando era pequeño vivió en Barcelona, donde una de sus profesoras de preescolar observó que tenía una sensibilidad especial para la música. Tomó buena nota su padre, policía nacional, que a los 9 años le compró un piano a plazos y luego se sacrificó para procurarle enseñanza musical. También influyó su madre, que le cantaba las canciones que sonaban en la radio. Cuando aún era pequeño, se trasladó con su familia a Granada, al barrio de Zaidín, donde compatibilizó los estudios en el colegio público de la zona, con las clases de música en el conservatorio. Antes de despuntar con la batuta, se matriculó en Historia del Arte, pero no tardó en dejar la carrera para entregarse incondicionalmente a la música. Una trayectoria de vértigo que culminó este año con su elección como mejor director de Orquesta en Estados Unidos.
Cuenta que aprendió a dirigir "observando y sin idolatrar a nadie". Se estrenó a los 16 años conduciendo formaciones corales y a los 29 recibió su primer reconocimiento internacional en el Festival de Lucerna. Desde entonces su carrera parece imparable: ha liderado las filarmónicas de Los Ángeles, Berlín y Nueva York y ya se sitúa en uno de los podios más codiciados. Hace tres años que es director titular de la neoyorquina Orquesta Saint Lukes, en Manhattan. Él vive en la Setenta con Broadway, a sólo cinco manzanas de la Metropolitan Opera House, donde actuó el pasado noviembre con una nueva producción de Rigolleto en el bicentenario de Verdi. No es extraño verle echando a correr por la zona, comparte con Ane la afición por el 'running'. También caminan juntos en otra faceta de su vida, la de la solidaridad. Él colabora con 'Ayuda en Acción' para combatir la pobreza infatil. Ella pone su popularidad al servicio de buenas causas, desde la defensa de los derechos de las mujeres hasta la lucha contra el cáncer. Eso sí, supera a su chica en seguidores en Twitter (Ane 2571 - Pablo 2781).
Le gusta dirigir sin frac y sin batuta
Quienes le conocen solo tienen elogios para él: educado, simpático, generoso, familiar, cariñoso... y sobre todo muy humilde. Le gusta dirigir sin frac y sin batuta. "El talento es sólo una semilla que hay que cultivar y cuidar durante toda una vida a base de muchísimo trabajo, amor y paciencia. El talento tiene que estar, pero hay que olvidarse de él", confesó en una entrevista reciente. Fue invitado al besamanos de Felipe VI como representación del mundo de la cultura, donde tiene buenos amigos. Se relaciona con Elvira Lindo y Antonio Muñoz Molina. Así lo demuestran algunas de las fotos que ha subido a Twitter con ellos en el 'backstage'. También hizo buenas migas con Plácido Domingo cuando acompañó al tenor en su disco sobre Verdi.
Tiene fama de coqueto. En Nueva York cuenta con un par de personas de confianza en los grandes almacenes de lujo Saks Fifth Avenue, que le asesoran como vestirse. "En España tengo a mi hermana que me aconseja bien", dice. Hace unos años adquirió y rehabilitó una casa en Albaicín, en Granada, donde vuelve siempre que le dejan sus numerosos compromisos. "Me siento orgulloso de vivir aún en mi barrio. Y aún más después de haber viajado tanto", presumió el año pasado por estas fechas. Quizá sea allí donde se escriba este verano la partitura más romántica entre el director de orquesta y la reina de corazones.
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