Críticos de cine

Este año en el Festival de Venecia la calidad de las películas se mide por la duración de los aplausos en la proyección de gala. 'Variety', la 'biblia' de la industria, dispone de un periodista que, cronómetro en mano, apunta los minutos durante los que el respetable se bate las palmas tras asistir al pase junto al director y las estrellas protagonistas. Sobra decir que, por cortesía, en las 'premieres' se aplaude hasta el mayor bodrio. El director Paul Schrader, que ha recogido el León de Oro honorífico, ha lamentado que ya no puede tomarse una copa en el Lido con críticos de cine veteranos porque no acuden al certamen o, simplemente, han muerto.

Entre nosotros, Carlos Boyero, el único crítico verdaderamente popular, dejará de cubrir el inminente Festival de San Sebastián tras décadas haciéndolo para medios como 'El Mundo' y 'El País'. Estará para presentar un documental sobre su figura.

Acaba una era. Nunca ha habido tanta información sobre cine pero nunca ha sido tan similar y acomodaticia. Si se buscan reseñas sobre una película en internet encontramos, salvo honrosas excepciones, lo mismo en un montón de páginas web. Ya no tiene cabida el 'gurú' en prensa que, como definía el llorado José Luis Guarner, el mejor crítico en lengua castellana, intente acercar al espectador las intenciones del director y le haga ver a éste cómo recibe su obra el público.

La bulimia audiovisual, con un ritmo de estrenos en plataformas inasumible, tampoco ayuda a la reflexión. Lejos quedan los tiempos en los que Vicente Aranda bautizó en 'Celos' una zapatería 'Fernández Santos' y sacó un puesto de 'Melones Boyero'. Eran los nombres de los críticos que habían puesto a parir su anterior largometraje, 'La mirada del otro'.