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Jesús Calleja (Fresno de la Vega, León, 59 años) ha cumplido su sueño desde que era un niño, viajar al espacio. El aventurero y presentador lo ha conseguido este martes, con un vuelo de alrededor de veinte minutos, en el New Shepard, el cohete de la compañía aeronáutica Blue Origin. A su llegada a Tierra y ya convertido en el tercer español en viajar al espacio, el castellanoleonés salía el segundo de la cápsula extendiendo los brazos en señal de victoria y con una sonrisa radiante, que apenas un par de minutos después se tornaba en emoción ante las cámaras.
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«Ha sido un sueño desde que era pequeño», contaba Calleja. «Es algo maravilloso, fantástico... Es difícil de explicar y la atmósfera es una línea tan pequeña», decía gesticulando con los dedos. «Era mi sueño desde que era niño. Perdona porque me entran ganas de llorar... Es muy importante estar muy bien protegido», explicaba quien rompía a llorar en sus primeras declaraciones tras tocar tierra y junto a los otros cinco tripulantes de la cabina.
Con unos veinte minutos de retraso sobre la hora prevista, el New Shepard despegaba desde las instalaciones de Blue Origin en la zona oeste de Texas a eso de las 16:50 horas, ejecutando un vuelo que ha durado alrededor de veinte minutos y que ha rozado la perfección. La cápsula, completamente autónoma, se separó del propulsor a unos 250.000 pies (76 kilómetros de altura) y continuó hacia el espacio hasta alcanzar un apogeo de 350.000 pies (106 km), superando la llamada Línea de Kármán, el límite internacionalmente reconocido del espacio. Los tripulantes tenían entonces varios minutos para disfrutar de unas vistas impresionantes y disfrutar de la ingravidez, desabrochándose las sujeciones, si bien Calleja ya comentó que a él le interesaba sobre todo apreciar el apabullante paisaje.
Mientras tanto, el cohete propulsor comenzaba su descenso, primero en caída libre y después frenándose gracias a los retropropulsores que propiciaban un posado en tierra perfecto y tranquilo en una plataforma a aproximadamente a dos millas (3,22 km) al norte del punto de despegue. Apenas unos minutos después, la cápsula, que había entrado ya en caída libre estable ya era visible desde la Tierra. A unos 2.000 pies de altura, se desplegaban los tres paracaídas de frenado, para posteriormente desplegarse los tres paracaídas principales de la cápsula. Justo antes de tocar tierra, un sistema de retropropulsión expulsaba una nube de aire bajo la cápsula para crear un aterrizaje suave en el desierto de la zona oeste de Texas, levantado una considerable polvareda en el entorno.
Después, varios operarios se acercaban al lugar para colocar una escalerilla que permitía salir a los seis tripulantes tras una experiencia perfecta. Las horas previas al vuelo también habían sido tranquilas. Con un cielo despejado, nada hacía presagiar que el viaje estuviera en peligro. De hecho, la compañía había trasladado a los medios de comunicación algunas de las imágenes de la tripulación tocando una campaña, siguiendo la tradición marinera, antes de acceder a la cápsula que les pondría rumbo a las estrellas.
Hubo, eso sí, cierta tensión cuando la marcha atrás se congeló cuando quedaban diez minutos. Posteriormente, Blue Origin dejó claro que se había paralizado porque se había hecho un chequeo al propulsor principal. La de hoy ha sido la 30ª misión de Blue Origin al espacio y es la décima con tripulación humana. Ha contado en varias ocasiones el montañero que lo de ser astronauta le viene desde pequeño. «Me crié en un molino a las afueras del pueblo, porque mis abuelos eran molineros, pensando que era una estación espacial en mitad del planeta. Mi madre me llevó a un psicólogo, decía que no estaba bien el niño», recordaba recientemente en una entrevista concedida a este periódico el presentador para promocionar esta gran aventura que se inició tras el deseo del anterior consejero delegado de Mediaset España, Paolo Vasile.
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Ana del Castillo
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