Noche de Reyes
CRÍTICA DE TELEVISIÓN ·
Mi primo tenía un porrón de juegos, pero ya que la noche de los Reyes Magos estaba tan cerca me propuse un imposible: desear muy fuerte que me trajeran 'El lingote' de ErbeSecciones
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Mi primo tenía un porrón de juegos, pero ya que la noche de los Reyes Magos estaba tan cerca me propuse un imposible: desear muy fuerte que me trajeran 'El lingote' de ErbeLo recuerdo casi como si fuera ayer. Quizá no había cumplido ni los seis años. Mi primo nos había regalado su Commodore 64 porque él se había hecho con un Amstrad CPC 6128. Yo ya conocía la máquina, pues solíamos pasar la última semana de ... las fiestas con mis tíos en Zaragoza. Así que cuando el ordenador cayó en mis manos, la alegría fue enorme.
Mi primo tenía un porrón de juegos, pero ya que la noche de los Reyes Magos estaba tan cerca me propuse un imposible: desear muy fuerte que me trajeran 'El lingote' de Erbe, una colección de diez títulos ya un poco añejos para la época, pero con joyas como 'Donkey Kong', 'Arkanoid', 'Winter Games', 'Batman' o 'Gaunglet'. No las tenía todas conmigo, hacía semanas que había enviado la carta a sus majestades, pero yo iba pregonando a todo el mundo que mis prioridades habían cambiado, quizá intuyendo ya que mi hermano, mis padres o alguno de mis tíos tenían contacto con algún paje del Oriente.
Y llegó la noche de Reyes. Tengo flashazos de aquella velada porque normalmente cenábamos en casa un cochinillo asado que preparaba mi tío de mil amores, pero en esta ocasión estábamos todos preparándonos para cenar fuera. Yo caminaba de lado a lado por el pasillo, inquieto, con un abrigo hasta la nariz, esperando impaciente a que el resto de la familia estuviera lista para salir. Ya saben, cuanto antes cenáramos, antes podría comprobar si sus majestades habían escuchado mis plegarias -sí, en mi casa los Reyes dejan los regalos la noche del 5 para no pillarse los dedos con el resto de niños, supongo-. Antes de abandonar el piso, aplasté mi frente contra la puerta acristalada del salón, que estaba oscuras. 'El lingote' estaba allí. Nunca revelé que los Reyes ya habían hecho su trabajo. Al fin y al cabo, un secreto es un secreto.
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