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En una sala del ambulatorio, a la espera de que el médico asome la cabeza y le llame, aprovecha la ocasión para hablar deprisa y corriendo con este periódico. Así despacha su tercera entrevista antes de comer, porque más tarde «tengo un lío de cojones», ... se carcajea Antonio Resines (Torrelavega, 1954). Ha vuelto a la vida de siempre, más socarrón que nunca.
Los 36 días que pasó en coma inducido por complicaciones derivadas del covid no le han bajado la moral. «Al contrario. Tengo ganas de retomar las cosas donde las dejé. Quiero recuperarme del todo y seguir con lo mío. Ahora estoy de promoción y satisfecho. Es lo que toca». El pasado viernes se estrenó en Movistar+ la serie 'Sentimos las molestias', una comedia con visos de drama en la que comparte protagonismo con Miguel Rellán.
–Antes que nada, ¿qué tal se encuentra?
–Me falta un pelín de equilibrio, pero bastante bien. Recuperado en un 90%. Voy con muleta pero es un adorno, enseguida me la quitan.
–Algo le habrá ayudado ser deportista.
–Sí, sí. Jugué bastante al rugby. Entre una cosa y otra, me he roto muchos huesos, pero del fondo físico algo queda. Correr, no corro, pero andar, sí, y mucho. Todo eso me ha favorecido.
–¿Y la cabeza? ¿Todo bajo control?
–Igual filtro menos. Ahora doy pavor a mi mujer y a mi hijo.
–Ya será menos.
–En serio, lo injusto y la tontería me cansan cada vez más. Ahora, por razones obvias, peleo por la sanidad pública. Hay que invertir más en ellos. ¡Ya está bien de frivolidades! Nunca me ha dado miedo comprometerme. Me importa un carajo lo que mide el Everest, pero si hay que luchar por una causa, soy muy beligerante.
–Hijo de abogado, educado en el colegio marianista del Pilar en Madrid, se matriculó en Derecho y está claro que no le habría ido mal como letrado, ¿eh?
–Era apañado como estudiante, tenía cierta facilidad. De chaval se me daban bien el latín y griego. Pero las cosas fueron en otra dirección. Al final terminé estudiando Ciencias de la Imagen, algo muy meditado, y no me arrepiento de nada. Acabé rodeado de gente muy buena (Fernando Trueba, Carlos Boyero...), a la que le gustaba el cine tanto como a mí.
–¿Se identifica con el director de orquesta Rafael Müller, su personaje de la serie 'Sentimos las molestias'?
–No. Es un tocapelotas de cuidado, un tipejo repugnante.
–¿El público español respeta a los veteranos como usted?
–A la gente no se la engaña. Si eres bueno, sigues en activo más allá de los 50 años, ya seas hombre o mujer. La edad cada vez tiene menos relevancia, siempre hay proyectos adecuados.
–¿Qué le apetece ahora?
–Pues, mire, le doy una exclusiva mundial. Voy a rodar una comedia patética que se llamará 'Serrines, madera de un actor'.
–¿Perdón?
–Estará protagonizada por Antonio Serrines, un actor que ha triunfado y le quiere todo el mundo. Un tipo estupendo pero sin prestigio. Le faltan los clásicos ingleses y españoles. O sea, que voy a hacer el tonto todo lo que quiera y me reiré todavía más de mí mismo.
–¿Quién la dirigirá?
–No le puedo decir más, solo añadiré que... ¡me apetece mucho!
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