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Alfonso Guerra repasó este miércoles las políticas educativas y culturales desplegadas en la II República española, sobre todo, en sus primeros gobiernos. El exvicepresidente del ... Gobierno se detuvo en varios hitos: las misiones pedagógicas, la creación de una red de más de 5.200 bibliotecas, el cine itinerante que alumbró las plazas y los sueños en aldeas de media España, o las compañías teatrales, que también recorrieron el país armadas con escenarios portátiles, decorados, trajes y tramoya, y con la misión de llevar más lejos el teatro clásico. Entre estas últimas figura La Barraca de Federico García Lorca y Eduardo Ugarte. Guerra reivindicó específicamente su papel: «La Barraca cambió el rumbo del teatro español».
«La política cultural de la II República encendió una llamarada de esperanza y de ilusión en muchos españoles y depositó la fuerza de su pasión en la tarea educativa y cultural», dijo el político socialista, que este miércoles también recibió en La Magdalena la medalla conmemorativa de la UIMP. Y si bien se trata de una etapa que ya se puede analizar con «perspectiva» suficiente como «para reconocer los aciertos y, sobre todo, los errores que cometieron los políticos y los dirigentes», Guerra aseguró que «existe un aspecto que ha resistido los juicios de la historia de forma incontestable: la política cultural emprendida por algunos gobiernos de la República».
Esa política se desplegó en un país con altas tasas de analfabetismo, sin apenas prestaciones sanitarias, salarios bajos y «cuatro millones de jornaleros» que trabajaban tierras que no eran suyas y se veían obligados a emigrar cada poco. Tampoco el contexto internacional –Guerra mencionó episodios como el Crac de 1929– era del todo propicio. «Las cosas no eran favorables para el proyecto cultural de la República», que, sin embargo, lo abrazó como parte fundamental de la «justicia social». Porque, añadió el exvicepresidente, «la República era para sus protagonistas un gran proyecto cultural», desde la concepción más «elitista» de Ortega y Gasset hasta los Ateneos populares, pasando por las misiones pedagógicas o La Barraca, cuyas representaciones dejaron huella en la UIMP en los veranos de 1933 a 1935. García Lorca, además, escribió en el Palacio de La Magdalena el poema a la muerte de su amigo el torero Sánchez Mejías.
La compañía universitaria, objeto de análisis en el curso de la UIMP en el que ha participado Alfonso Guerra, tenía por misión acercar obras del Siglo de Oro a los pueblos y aldeas cuyo acceso a estos espectáculos era muy limitado. Lorca le imprimió un carácter extraordinario. «La Barraca fue una obra de la República, pero con una creador muy especial: Federico».
El grupo, además de «llevar los clásicos a públicos más amplios», recordó Guerra, practicó una «renovación del criterio moderno de la plástica escénica», encarnado este en nuevas formas de movimiento, de luz o de vestuario. «Lorca concebía el proyecto de La Barraca entre la tradición y la vanguardia».
En su ponencia del curso 'La Barraca en Santander: teatro, cultura y universidad' y en su comparecencia posterior, Guerra incidió en la idea de que el caldo intelectual y creativo de la España de hace casi un siglo fue algo casi inigualable. «En España hay un momento en la década de 1930 en la que se concita una cantidad de intelectuales, creativos, poetas, novelistas y pintores tan extraordinario que solo tiene comparación con lo que ocurrió en el 'quattrocento' y en el 'cinquecento'» italianos, dijo. «Es la única comparación que existe en la historia, y que se repita dos veces en el mismo país será difícil», añadió.
Guerra firmará el escrito de apoyo –que no de solicitud formal– al indulto para el expresidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán, condenado por el 'caso de los ERE'. «En ese documento estará mi firma».Por otro lado, el exvicepresidente señaló que el fin de la guerra en Ucrania le parece lejano, «muy difícil», y teme que las medidas de ahorro energético que se tengan que adoptar en consecuencia sean «mucho más drásticas». Para Guerra, Occidente está dando un «ejemplo extraordinario» acogiendo a los diez millones de ucranianos que han tenido que abandonar su país. Y sobre si España debe incrementar su gasto militar, aseguró que le gustaría que se destinara a otro fin, pero que, en un contexto de guerra y si hay un acuerdo global para su aumento, España no podrá «eludirlo».
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