«La dictadura de la inmediatez y la disponibilidad es el problema más acuciante de la sociedad»

De lectora, «lo que más me gusta en el mundo es leer»,–y empezó a hacerlo a los tres años– a filósofa, poeta, narradora, correctora literaria, profesora de escritura narrativa.... Azahara Alonso (Oviedo, 1988) ha sido protagonista de una nueva sesión de los Martes Literarios de la UIMP en la que se habló de su último libro 'Gozo' (Siruela), «un artefacto narrativo» de difícil catalogación – aunque ella insiste en enmarcarlo en el género de la novela– pero también de poesía, de literatura, de José Hierro y de la vida. Un acto, patrocinado por El Diario Montañés, que tuvo lugar en el Paraninfo de La Magdalena, y en el que la escritora conversó con el periodista Guillermo Balbona.

La autora del libro de aforismos 'Bajas presiones' (2016) y del poemario 'Gestar un tópico' (2020) – «dos obras de las que se habla muy poco, algo que me encanta porque disfruto mucho de los géneros minoritarios»– obtuvo en 2023 un gran éxito con un libro que «sorprendentemente» aún tiene mucho recorrido, señaló. Un libro que no hubiera podido escribir sin los dos anteriores y que nació, según explicó, de algunas de sus obsesiones. «Lo confieso. Me dejo llevar por mis obsesiones a la hora de escribir y eso es algo que tiene que ver con la bellísima mentira que es la literatura. En 'Gozo' he escrito sobre lo que conozco, pero también he mentido mucho porque, sobre todo, he intentado que se perciba lo menos divertido de la escritura».

Centra la obra en Gozo, una isla de Malta en la que vivió durante un tiempo con su pareja y que le sirvió de escenario para reflejar algunas de esas otras obsesiones literarias que tenía por entonces, como la idea de la insularidad. Pero sobre todo, le ha permitido expresar a través de las páginas del libro «que conocer lugares también es vivir sus incomodidades» y de paso recordar, como ya hizo en uno de esos aforismos que había publicado anteriormente, que «el turista es un obrero que ejerce su trabajo en los días libres». 'Gozo', en el que se perciben los ecos de la filosofía de Simone Weil, habla de la posibilidad para ella casi sagrada de no hacer nada, o no hacer tanto, o no por necesidad, y es que, tal y como explicó en La Magdalena «sentía la necesidad de escribir sobre la política del tiempo y también sobre el concepto de tiempo libre, «algo atenazante si se hace por obligación». Y es que, en su opinión, «no es lo mismo tiempo libre que ocio, de la misma forma que quedarse de vacaciones no es lo mismo que irse de vacaciones. Por desgracia parece que tendemos a una sociedad que está más encaminada al ocio, algo que tiene que ver con el consumo más que con el disfrute. En este libro quería que el personaje pensase a través de ese lugar y dar conclusiones sin darlas, de ahí que le sienta más como ficción que como ensayo». Aún así está encantada con esa fusión de géneros con los que se ha catalogado su libro porque defiende que «la novela de hoy ya no es igual que hace un siglo. Debe ser porosa a otros géneros porque en una novela los personajes no solo actúan, también piensan y así debe reflejarse en el lenguaje». Sin embargo, sí confesó que teme que ese tipo de narración, en la que distintos géneros confluyen, se acabe convirtiendo en una moda. «Me preocupa mucho, sobre todo, como lectora porque temo que, como todo lo relacionado con las modas, acabe la literatura convirtiéndose en un producto», señaló.

Otro tema que preocupa a Azahara Alonso es la falta de espontaneidad y frescura que se percibe en muchas obras literarias y eso se debe, según dijo, a que «siempre me ha parecido más importante el verbo que el sustantivo», de tal forma que está más próxima a aquellos que les gusta escribir que a los que prefieren ser escritores. «Esto último siempre me ha parecido muy rancio porque estar en la palestra les hace perder autenticidad. Por eso soy más partidaria de disfrutar leyendo y escribiendo».

La autora reconoce que el gran peligro de la cultura es buscar su utilidad. «Creo que leer a lo mejor no es algo útil, pero hay un placer en ello que es mucho más valioso, porque sirve, entre otras cosas para pensar más y mejor y nos proporciona una mirada crítica que, entre otras cosas, sirve para que no nos engañen». Y desde esa perspectiva aseguró que uno de los grandes males de la sociedad actual es la inmediatez. «Es una dictadura que junto con la disponibilidad se ha interiorizado en nosotros y lo encuentro un problema acuciante en cuanto a la forma de relacionarnos porque una de sus consecuencias nos lleva a pensar que las otras personas tengan que estar siempre de guardia esperando nuestras llamadas». Azahara Alonso, que ha sido coordinadora de la escuela de escritura Hotel Kafka, fue también gestora cultural en la Fundación Centro de Poesía José Hierro, un trabajo que valora mucho porque, tal y como recordó, es una de las dos únicas fundaciones de poesía que hay en Europa y por el mensaje de «familiaridad» que se respira en ella. «En ese trabajo entendí –afirmó– que la poesía no es un cuestión de cumbres sino de valles».

Con respecto a la poesía también señaló que «va mucho más allá del tópico de transmitir emociones» y que, a su juicio, se trata de un «pensamiento muy potente que más que una transmisión de emociones se debe vivir como una forma de ver al mundo». Respecto a sus proyectos, aseguró que está saliendo de ese túnel «que también fue un puente» de la promoción de 'Gozo' y conectando de nuevo con la escritura. «Ahora estoy fascinada con la idea de fragmento y cansancio, aunque no sé si abordarlo como narración breve o como ensayo».

• Temas
• Martes Literarios
• UIMP
• El Diario Montañes
• Palacio de La Magdalena
• Críticas literarias
• Literatura
• Filosofía