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En una entrevista para este mismo periódico, Carlos Andradas, rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, reconocía que «el gran reto de esta institución es « ... volver a atraer a un mayor número de jóvenes a los cursos». Lo cierto es que la pasada semana, costaba encontrar alumnos de menos de treinta años en los seminarios o encuentros que se celebraron en La Magdalena. Once de ellos, procedentes de distintos puntos de España, compartieron con El Diario Montañés su experiencia en la UIMP que pasó de la sorpresa inicial al comprobar la media de edad en las aulas, mucho mayor de lo que esperaban, a disfrutar de tres jornadas de aprendizaje y convivencia de las que aseguran sacarán rendimiento tanto en sus estudios como en su más o menos cercano futuro profesional. Todos ellos llegaron porque alguien -profesores, hermanos, compañeros de piso...- que ya habían pasado por esta Universidad en años anteriores les animó a matricularse y aseguran, hasta los que viven en Cantabria, que, en general, la UIMP no se publicita bien entre los jóvenes.
Una de estas es Leire Crespo, una santanderina que cumplirá pronto 22 años, que ha acabado la carrera de Derecho en la UNED y que asistió al 'XVII Encuentro de Policía Científica. La revolución de la Inteligencia Artificial, el gran reto de las ciencias forenses'. «Esperaba que casi todos los asistentes fuesen gente de mi edad, que es la idea que yo tenía de una universidad como esta, así que cuando recogí la acreditación para asistir al seminario me pareció muy raro que yo fuera de las más jóvenes», señala. Eso no la ha impedido disfrutar de un encuentro al que llegó interesada por conocer un poco mejor el trabajo que realiza este cuerpo policial. Por eso lamenta que, «en las universidades, al menos en la mía, no nos informen sobre estos cursos que, de verdad, están muy bien y creo que si se publicitasen más atraerían a más jóvenes. Merece la pena, sin duda, dedicar una parte del verano a asistir a alguno de ellos porque sirven para completar todos los conocimientos que hemos adquirido durante las carreras», afirma. Además, reconoce que a ella le animó a matricularse un hermano mayor que ya había hecho antes cursos en la UIMP».
La madrileña Alba Moya Villar, que también ha concluido ahora Derecho y va a cumplir en breve 22 años, siguió el mismo curso. Este el tercer año que vino a la UIMP y el segundo que se matriculó en el curso de la Policía Científica porque en un futuro le gustaría opositar a fiscal. Por su experiencia en años anteriores no le ha sorprendido tanto, como a su compañera, la edad del resto de asistentes. «Aunque parezca mentira con toda la historia que tiene esta Universidad no se conoce muy bien entre los jóvenes, ni sus cursos ni el programa ni la posibilidad de obtener una beca que te financia matrícula y alojamiento. Es una pena porque si se publicitasen más vendrían muchos más jóvenes. A lo mejor la UIMP debería plantearse ser más activa en Instagram o TikTok, que son plataformas que seguimos mucho», sugiere.
Desde Madrid también llegó con una beca completa Natalia de la Fuente, de 20 años, que estudia el doble grado de Ciencias Políticas en la Complutense, para seguir el seminario 'Mujeres y conflictos internacionales: la perspectiva de género en la gestión y resolución de los conflictos armados' que dirigió Isabel García Sánchez . Este fue uno de los cursos que más jóvenes congregó en La Magdalena, pero aún así a esta estudiante la sorprendió no encontrar un mayor número, y también que entre el alumnado solo hubiera un chico. Aún así, como el resto, se fue convencida de que la experiencia vivida durante esos tres días la compensó el viaje. «Aunque he echado en falta gente joven, creo que esto también tiene su parte positiva, porque para abordar un tema como el de género, es importante que mujeres de todas las edades compartamos experiencias». Ella supo de ese curso y de la UIMP gracias a un profesor de Historia de su universidad «que insistió en que viniésemos y tenía razón porque además de aprender mucho he vivido una gran experiencia que, gracias a la beca me he podido permitir». Esa beca la incluía el alojamiento en el Colegio Mayor de Las Llamas lo que la sirvió, además, para conocer a estudiantes de otros cursos y países.
Junto a ella, Brianda Perea, de Guadalajara, aunque vive en Madrid, no pudo evitar sonreír porque a ella también le habló de ese curso el mismo profesor de Historia. Su padre, que de joven fue otro de los alumnos de la UIMP, acabó de convencerla. Tiene 20 años y también estudia en la Complutense, aunque en este caso Relaciones Internacionales. Le gustaría especializarse en algo relacionado con el género «porque creo que aún hay que avanzar mucho en este tema». Se le pregunta por qué cree que hay pocos alumnos de su edad en La Magdalena y su respuesta coincide que la del resto. «En mi opinión se publicitan poco. A nosotras porque este profesor nos insistió tanto que si no... Y es una pena porque si se conocieran más y también las becas que se conceden estoy segura de que vendrían muchos más universitarios». Y eso que ella, se ha sufragado todos los gastos -matrícula, transporte, alojamiento y manutención- «Al final estar tres días en Santander me ha costado algo menos de 500 euros. Lo más caro ha sido el billete de autobús, pero porque lo dejé para muy tarde. En el alojamiento he tenido suerte y he encontrado un hostal muy apañado por 25 euros la noche. Por ser estudiante he tenido descuento en la matrícula del curso y en el comedor de la UIMP los alumnos pagamos 16 euros, así que para cenar me arreglo con algo que compró en un supermercado. Reconozco que a lo mejor no todo el mundo puede invertir este dinero y que si se redujeran los cursos a dos días igual podría venir más gente, pero sinceramente creo que merece la pena conocer un entorno natural tan espectacular como este y tener la posibilidad de aprender de personas que nos están ofreciendo puntos de vista tan interesantes», concluye.
Irene Madrazo y Ana Alonso Rodríguez tienen 22 y 23 años. son alumnas de Derecho en la Universidad de Cantabria y asistieron al 'V Encuentro Interautónomico sobre Protección Jurídica del Paciente: de la innovación en salud a la salud de la innovación' que dirigieron Jorge Tomillo y Joaquín Cayón de las Cuevas, los artífices de que ellas llegasen hasta La Magdalena. Pese a ser cántabras y «haber oído hablar» de la UIMP nunca se hubieran planteado matricularse si no fuera porque sus profesores que eran también los directores del curso les hablaron de su contenido. Y hasta las pareció un reto, señalan, porque al final del encuentro tenían que hacer una exposición pública que, aunque las tenía de los nervios porque no estaban acostumbradas a hablar delante de tanta gente, también les apetecía para poder mostrar sus conocimientos. Ellas coincidieron en que pocos universitarios de su edad conocen bien lo que ofrece de verdad la UIMP y que esta debería de buscar el modo de dirigirse directamente las aulas de las universidades.
La malagueña Paula Adriana Martínez, de 22 años, fue otra de las que vino a Santander para seguir el curso de 'Mujeres y conflictos internacionales'. Estudia Relaciones Internacionales en la Complutense y en este foro se agrupaban los dos temas que más le interesan porque «quería conocer la opinión de las expertas sobre las mujeres justo en este momento de tantos conflictos». A ella le habló de la UIMP su compañera de piso en Madrid, «y la posibilidad de poder asistir becada fue otro de los alicientes». Su conocimiento esta Universidad era bastante limitado al margen de que la sede estaba en Cantabria, «Estoy segura de que mucha gente de mi universidad hubiera venido sin dudar si lo hubiese sabido». ¿Qué se podía haber hecho para que se hubieran enterado? «Yo no me olvidaría de las redes sociales, unas herramientas que los jóvenes usamos mucho», indica.
El madrileño Marcos García es alumno de tercero de Física en la Complutense y uno de los alumnos de la II EUNICE Summer School. Integrated Energy Systems. Challenges for a Sustainable World, que dirigió a Mario Mañana Cateli. Su punto de vista sobre por qué no vienen más jóvenes dista un poco del resto. «Creo que tiene que ver que son cursos avanzados, pero a lo mejor algo complejos para los estudiantes de los primeros cursos de carrera y mucho más interesantes para los de master o doctorado que ya están trabajando en los temas concretos que se abordan». En su caso, supo de la Escuela porque su hermano ya vino en una anterior edición y porque ha podido disfrutar de una de esas becas tan ansiadas. En lo que sí coincide con el resto es en que entre la mayoría de universitarios «ni se sabe que ofrece la UIMP» y que la publicidad debería llegar directamente a las aulas.
La asturiana Sara de la Riva, otra de las alumnas del curso de Mujeres, tiene 23 años, nació en Gijón y estudia en la Complutense donde espera poder especializarse en cooperación o en temas de género dentro de las relaciones internacionales. Reconoce que el primer día de curso le llamó mucho la media de edad y también que entre las asistentes «estuviesen casi todas las ponentes, alguna profesional y muy pocas jóvenes» aunque no cree que eso se debiera a la falta de interés. «Este mismo curso en mi facultad habría triunfado, seguro, pero la UIMP allí ni se conoce. Nos llegan muchos correos electrónicos de otros cursos de verano, pero no de esta universidad, que yo sí conocía porque hace años ya nos habló de ellos una profesora y este verano me dio por mirarlos a ver que había».
Celia Krid ha concluido este año cuarto de Derecho de la UC y también se matriculó en el seminario de Jorge Tomillo porque este curso tuvo una asignatura relacionada con protección jurídica de los consumidores y la llamó mucho la atención la parte orientada a la protección de los pacientes. «Yo vengo de una familia que está en el ámbito sanitario y me pareció muy interesante». Ella no cree que la falta de jóvenes a estos seminarios se deba tanto al desconocimiento de la UIMP como a las fechas en que se imparten los cursos, «en verano todo el mundo quiere vacaciones» y añade «no quiero generalizar, pero también hay muchos jóvenes que se han acostumbrado a vivir con la ley del mínimo esfuerzo».
Una última opinión, la de Josefina Boestsch, una estudiante argentina de 23 años que lleva todo el año de intercambio en la Facultad de Derecho de la UC. También estudió la materia de protección jurídica de los consumidores con Tomillo y Joaquín «y me gustó tanto la motivación que dan en las clases que cuando nos hablaron de este curso no dudé de que sería una oportunidad». Y, por si la experiencia de su país le sirve a la UIMP para atraer jóvenes afirma: «en Argentina son los estudiantes los que nos encargamos de proponer los cursos a las universidades».
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