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Desde que publicó su primer libro 'Rojo y negro', con apenas 20 años aunque empezó a escribir poemas a los 12, Jon Fosse, Premio Nobel de Literatura de 2023, no ha dejado de sentirse abrumado. Una sensación que, un año después de recibir el considerado ... máximo galardón de las letras, aún siente. «En Haugesund (Noruega), mi ciudad, antes me conocía toda la gente del mundo literario. Ahora me conoce todo el mundo», ha dicho, relatando que incluso cuando sale a hacer la compra se le acercan personas para pedirle 'selfies'. Y esa sensación es algo que, según ha explicado en la UIMP minutos antes de ser nombrado doctor honoris causa, aún le sorprende. «Siempre he sido un escritor solitario y aunque sé que me he convertido en una persona pública, en realidad no me siento así».
Fosse, que cuando no escribe viaja, trabaja como traductor de teatro o imparte clases de escritura creativa, siente que escribe «para llevar al mundo algo que no existía antes como si fuese un regalo» y por eso, también reconoce que necesita «pausas» entre una obra y otra. «Lo que me fascina, sobre todo, es el proceso de escritura e intentar averiguar de dónde surge ese proceso».
En total, según ha explicado, tiene unas 70 obras publicadas, de todos los géneros, poesía, novela, teatro –al que se dedicó durante 15 años– pero no piensa en retirarse, al contrario, se ha propuesto no parar hasta llegar al centenar.
🎤 Jon Fosse, Premio Nobel de Literatura 2023, en la rueda de prensa en la UIMP tras su nombramiento como Doctor Honoris Causa. Hoy clausura los cursos de verano en el Paraninfo de la Magdalena. 📚 #UIMP #JonFosse #PremioNobel2023 #Literatura #CursosDeVerano pic.twitter.com/f5aVfKDTjh
— UIMP (@UIMP) September 5, 2024
Su primer acercamiento a la creación artística le llegó con la música y en su juventud. Como recordó, tocaba la guitarra y componía letras de canciones. Lo hacía porque al escribir «descubría un sitio dentro de mí mismo donde encontraba paz. Cincuenta años más tarde sigo escribiendo desde ese mismo lugar», ha comentado el autor de 'Blancura', su última narración publicada por Random House en 2023.
Y se siente feliz de poder seguir haciéndolo y de que detrás de su primer libro hayan surgido otros. «Uno me ha llevado a otro y luego a más convirtiendo así la literatura en mi medio de vida». Así, a sus 65 años puede decir que ha logrado «salir adelante viviendo de la escritura, algo de lo que me siento orgulloso».
Eso sí, se ha dado cuenta de que sus libros tienen menos extensión ahora que antes y que su forma de escribir ya no es tan «oscura» y «deprimente» como en los inicios y que últimamente sus libros se han quitado esa «negrura» y sus obras han pasado de «trágicas a tragicómicas». Pero cree que «a pesar de esos cambios» sigue siendo el mismo autor de los inicios, aunque «siempre tiene que haber algo nuevo en lo que escribo porque si no, no merece la pena».
En sus palabras de agradecimiento al doctorado honoris causa, el primero que le concede una universidad española según dijo, recordó a Lorca, un autor por el que siempre ha tenido una gran admiración –además de Cervantes– y que comenzó a leer desde muy joven. «Es muy difícil definir a un autor como él», afirmó.
Acompañado por la traductora de sus obras al español, Cristina Gómez Baggethun, quien también leyó la laudatio, el Nobel también ha agradecido a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo el reconocimiento. «De verdad que me ha hecho muy feliz».
El viaje de una vida
Junto a Baggethun, Fosse mantuvo, por la tarde, un diálogo abierto al público, donde hizo un recorrido en el que el pasado, la infancia, fue punto de partida y núcleo de muchas de sus experiencias, personales y creativas.
Como dijo Ibsen, autor con el que le comparan constantemente, «la mayoría siempre está equivocada». Fosse nunca se sintió parte de ese todo social, sino un 'outsider' con alma de artista que trataba de encontrar una personalidad propia. Lectura, pintura y música eran sus vías de expresión. Su objetivo era escribir en ninosk «mi querida lengua», en un periódico local noruego. Pero, con su primera novela, «de repente, era un autor publicado y a partir de ahí ha ido pasando de un libro a otro, de una obra de teatro a otra «y aquí estoy cincuenta años después y sigo siendo escritor, aunque no era mi ambición». Encontró su camino, sin querer y partiendo de una oscuridad que le acompañó durante décadas. «Casi todo el arte tiene su origen en el pesar, en la pena y yo tuve este don de la tristeza y a mí me hizo poeta y escritor».
Fosse odiaba el colegio «y además era muy mal alumnos». Con el bachillerato se inició su experiencia de lectura y la literatura.
Recuerda cómo en Bergen, donde vivía, ir al teatro era propio de la burguesía, para ver y ser visto. Una dinámica «contraria a la cultura» con la que no quería trabajar cuando comenzó su trayectoria como autor de obras teatrales. Como defiende, «Ninguna forma de arte puede ser tan intensa y decirnos tanto como el teatro si consigues que funcione, algo que resulta muy difícil».
Cuando era un niño navegaba en un barco pequeñito que tenía su padre. «Salíamos de noche con las luces del norte y es uno de mis mejores recuerdos de infancia». Ahora, los barcos y las casas antiguas le fascinan. Tanto como la luz y el silencio, muy presentes en su obra. «Sigo creyendo que es posible escuchar la voz de dios y debe ser en silencio». A los 16 se alejó de la iglesia luterana noruega y le acercó al catolicismo. «Acabé en un viaje bastante largo que me hizo cambiar de ser un materialista ateo al misterio de la escritura». Una escritura, un estilo propio, que ayer se vistió de aplausos en la capital cántabra.
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