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«Dejarse estar un tiempo en un poema, en un conjunto de poemas, nos cambia el chip, quiero decir la velocidad en la que vivimos. Nos aquieta o nos inquieta. Un poema nos habla como nadie más puede hablarnos». Con Olvido García Valdés (Santianes de ... Pravia, Asturias, 1950) la palabra crece, se transforma y persigue los espacios potenciales en permanente construcción. La autora de 'Y todos estábamos vivos', poeta, ensayista y docente, recibe hoy el Premio-Taller de poesía Pedro Salinas. El poeta y editor Carlos Alcorta será el encargado de pronunciar la laudatio en el acto que sirve de preludio de las Veladas Poéticas, a las 19 horas, en el Hall Real del Palacio de la Magdalena.
-Recibe un premio e imparte un taller que están entrelazados por el nombre de Pedro Salinas. ¿Qué representa la voz del autor del 27, ligado además a esta Universidad?
-Agradezco de corazón a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo que haya estimado mi trayectoria merecedora del Premio-Taller de Poesía Pedro Salinas. Además de la gratitud, sentí enorme ilusión y alegría por este reconocimiento que lleva el nombre de un poeta que admiro, autor de títulos fundamentales como La voz a ti debida (1933) y Razón de amor (1936), y que fue también el fundador y secretario general de la Universidad Internacional de Verano -una institución nueva entonces-, proyectada por su impulso y entusiasmo, y que empezó a funcionar aquí, en el Palacio de la Magdalena, durante la República, en junio de 1933, por lo que celebramos el 90 aniversario. Para él ese fue un momento importante, también en lo personal y en su construcción como poeta. Desde el punto de vista de la lengua poética y de lo que él nos aporta, me interesa mucho lo coloquial: la lengua hablada -con un tú concreto, una mujer concreta- como lugar natural para lo afectivo y sensorial, y también para el pensamiento, el análisis y la introspección. Sigue un camino en este sentido que viene de Garcilaso y que pasa por Bécquer y Rosalía.
-¿Dónde reside la gracia de la poesía a la que alude en el epígrafe del taller?
-Citaba ahí el título de mi último libro, confía en la gracia (2020); en él aparece la palabra gracia con distintos sentidos. La gracia es siempre una apertura, algo que se abre de pronto cuando no lo esperamos. En la escritura del poema a veces ocurre. Y en la vida también.
-Ese lugar potencial del poema, ¿está siempre en construcción?
-Sí, lo veo como usted.
-¿Se escribe siempre desde la consciencia de la fragilidad?
-¿Desde dónde, si no?
-¿El poema explora el mundo, o hay que dejar que el mundo muestre todas las geografías?
-Quizá es una disyuntiva engañosa. Tal vez la primera opción no es distinta de la segunda.
-¿Cuál es la amenaza del hecho poético?
- Quizá la mayor amenaza sea la aceleración del ritmo de la vida y el grado de banalidad que las redes sociales y las grandes plataformas han imprimido a nuestro modo de relacionarnos con el mundo, con los demás y con nosotros mismos... Pero por otro lado, si bien lo pensamos, a lo largo de la historia han ido llegando en sucesivas oleadas las hordas de los bárbaros (que además no tienen que llegar de ninguna parte, porque están aquí). Y parece que la poesía, o los poemas, han sabido sobrevivir bastante bien... Si ahora el colapso es de otro orden -y es probable que sí-, los poemas serán lo de menos...
- 'Y todos estábamos vivos'. ¿Ahora la vida, tras la pandemia, ha adquirido otra textura?
-La pandemia ha cambiado muchas cosas en nuestra manera de vivir... Por ejemplo, la velocidad de la carrera tecnológica y el modo en que vamos naturalizándola es muy impresionante... Pero a nosotros no sé si nos ha cambiado de verdad, en el sentido de percibir la vida -eso tan inestable, efímero, impermanente, y a la vez tenaz- con otra textura, como usted dice. Mi libro Y todos estábamos vivos, de 2006, hablaba de una nueva textura, sí, una nueva percepción que la enfermedad, o la cercanía de la muerte, hacen aparecer.
-Cómo ha crecido en su caso la palabra? ¿Qué sigue aportando la poesía en su vida?
-Lo he explicado en otras ocasiones. Para mí escribir poemas ha sido el trabajo de la vida. No me refiero a una dedicación literaria. Todo lo contrario; una profesión que he amado, la de profesora de Instituto, me permitió tener con la escritura un vínculo de absoluta libertad. A lo que aludo es a que la vida, si merece la pena de ser vivida, acaba siendo un trabajo que uno hace sobre sí mismo, y en mi caso escribir poesía ha sido la forma que ha tomado ese trabajo. Me gusta decir que un poema es un lugar raro donde se guarda la vida...
-'Escribir el miedo es escribir'. ¿Cabe toda una poética en este verso suyo?
-Es un verso de 'Caza nocturna', un libro escrito a mediados de los años 90, y sí, sigo viéndolo de ese modo...
-¿La poesía también es ficción?
-No. Nunca lo he sentido de esa manera. Tal vez por eso nunca me ha atraído la escritura de narrativa.
-Los espacios de la poesía en el presente, ¿siguen siendo los mismos?
-Tal como para mí funciona, la poesía siempre es del presente; lo que por otra parte, no es decir mucho, porque hay muchos tiempos conviviendo en este tiempo que llamamos presente. Aquí mismo, en Santander, no es el mismo presente el de una anciana de 85 años que creció en una aldea de la montaña y ahora está en una residencia, que el de un muchacho que está viviendo un proceso trans, que el presente de una chica que no encuentra muy bien su lugar, dividida entre las tradiciones de la ciudad marroquí en la que se educó y el trabajo en una empresa o una universidad que quiere lograr... Con los espacios de la poesía ocurre lo mismo; son tan demorados o tan vertiginosos como las vidas humanas, con sus carencias y su persistente alegría.
-¿Cuál es su relación con las tendencias poéticas actuales? ¿Intuye nuevas señales y caminos?
-No sé mucho de tendencias. Pero hoy como ayer, creo que los y las poetas jóvenes irán encontrando un camino propio, un camino acorde con las necesidades de su vida interior, no con las de una tendencia. A mí cada vez me gusta más ver cómo se ha desarrollado una obra poética a través del tiempo, de una vida. Cuando nos fijamos solo en el principio, dándole sin embargo una entidad de obra ya hecha, no sabemos cuánto va a durar ese recorrido, si dentro de cinco o de diez años ese joven seguirá escribiendo, y, si sigue, qué entidad tendrá, hacia dónde irá... Pero si de lo que se trata es de convertirse en un influencer y, si es posible, vivir de ello, el asunto es otro.
-Hoy en día nadie escucha y el ruido prima sobre el silencio. ¿Ahí la tarea de la poesía se hace necesaria?
-Creo que sí. Eso lo percibimos muy claramente como lectores. Dejarse estar un tiempo en un poema, en un conjunto de poemas, nos cambia el chip, quiero decir la velocidad en la que vivimos. Nos aquieta o nos inquieta. Un poema nos habla como nadie más puede hablarnos.
-¿Cómo valor años después su paso por la Dirección General del Libro?
-A mí el ministro Guirao (hace pocos días conmemoramos el aniversario de su fallecimiento) me propuso la recuperación de la Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura, que había sido suprimida por el gobierno del PP. Aquel fue un momento ilusionante, en el que parecía que podríamos hacer cosas muy necesarias y que nuestro entorno europeo ya tiene, por ejemplo, crear un Centro Nacional de Traducción o un Centro para preservar los legados de los escritores. No pudo ser, y el problema fue presupuestario. La recuperada Dirección General no tenía presupuesto propio, dentro de los presupuestos que eran, prorrogados, los del gobierno que la había suprimido. Yo siempre digo que la cultura es un incalculable capital simbólico que tiene condiciones y efectos materiales. Sin un presupuesto que les dé soporte, los proyectos se quedan en nada.
-En los últimos años el reconocimiento a su obra se ha reflejado en numerosos premios. ¿Para que se produjera hubo un cambio de perspectiva pública o es fruto de la propia evolución de su escritura?
-Es cierto, el Premio Reina Sofía en 2022 y el Pablo Neruda en 2021 me dieron un gran 'susto'. Uno no puede imaginar nunca cualquiera de esos galardones en primera persona, siempre es algo que les ocurre o les puede ocurrir a los demás. En mi discurso de recepción del Premio Reina Sofía, entre otras cosas, hablé de esto, de cierta esencia «incongruencia»: «¿Qué puede ser más sorprendente -me preguntaba- que un reconocimiento señalado y público para algo que se desarrolló y tuvo todo su sentido en lo personal y en una concepción casi intransitiva de la escritura poética?». Esos momentos, como esta distinción de la UIMP, me producen profunda gratitud, y enorme ilusión y alegría...
-¿Cómo debe ser la actitud del poeta ante los últimos gestos de represión cultural y censura?
- La misma actitud de rechazo frontal que deben tener los ciudadanos y ciudadanas conscientes de la importancia de la cultura y la libertad de expresión. Eso es algo innegociable, con lo que de ningún modo se puede transigir. Pero dicho esto, conviene añadir que hay también formas más sutiles de censura o represión; por ejemplo, las que tienen que ver con la valoración que en términos económicos hacen los distintos gobiernos del presupuesto dedicado a la cultura; o ciertas actitudes de los medios, que cada vez más promueven una cultura que se asemeja a una mera industria del entretenimiento.
-Su taller es de lectura y no de escritura. ¿Leer es el último acto de resistencia y de intimidad auténtica?
-Nunca he impartido talleres ni cursos de escritura, he preferido hacerlos de lectura, de lectura de poesía, y eso conlleva también lectura de filosofía, de ensayo, de textos autobiográficos de otros artistas -pintura, música...- sobre su creación. Me gusta aquello que explicaba Adorno del estilo tardío -y que después ha dado tanto juego-: algo que tiene que ver con la edad y con adónde nos ha conducido el trabajo hecho a lo largo de toda la vida en un área -en mi caso en el ámbito de la poesía-; qué nivel de relación implica con las formas y las convenciones... Esa perspectiva es aplicable tanto a la escritura como a la lectura; y de algún modo las propuestas del Taller, a través de los textos y lo que ellos nos hacen pensar, los participantes podrán aplicarlo a sus dudas e indagaciones en relación con su propio trabajo.
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